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Atención: esta es la segunda parte del fic "Mi querido dios", por favor leer el primer fic para entender algunas cosas

Un templo escondido en el fondo de un tranquilo bosque...cubierto por una especie de barrera la cual divide el mundo mortal de lo celestial...un templo en donde viven los dioses encargados de proteger a los mortales...

La primavera había comenzado, los pétalos de las flores de cerezo bailaban por todo el templo, los grandes dioses estaban en sus altares escuchando cada oración que llegaba pidiendo ayuda.

En el gran patio se encontraban los pequeños niños corriendo, pequeños ángeles sonriendo...era un panorama que Yamaguchi Tadashi no podía dejar pasar. Retrataba aquella hermosa imagen, como si tratara de un baile, movía su pincel de un lado hacia otro...

-Woohh...-Ennoshita observaba aquel cuadro que no estaba terminado-...tu talento es maravilloso, incluso con los niños en movimiento...puedes pintar perfectamente

-No es la gran cosa-sonrió-...podría pintar sin la necesidad de observarlos, pero me siento tranquilo cuando los veo y la inspiración me llega a montones

-Son adorables...tengo que agradecer que estés aquí...-suspiró cansado-...estos niños son un dolor de cabeza, si se les quita la vista siempre se meten en problemas

-Tienes razón...-ambos carcajearon-...es hora de la cena, es mejor regresar a los pequeños al altar, ¿Quieres que te ayude?

-No te preocupes, puedes ir primero

Ennoshita se acercó hasta donde estaban los pequeños y los reunió como si se tratara de un adorable rebaño de esponjosas ovejas. Yamaguchi limpio sus pinceles y guardo sus cosas.

-¡Orion!

El pecoso gritó y levantó la mano, del rebaño de Ennoshita salió un pequeño niño, quien corrió a penas escuchar su nombre.

-¡Papaaaaaá!-el pequeño se aferró a las largas piernas del pecoso

-Vamos, es hora de la cena-acarició su cabeza-...despídete de los demás

-¡Bye, bye chicos!-se giró y agitó su pequeña mano-... ¿Te ayudo a cargar tus cosas Papi?

-Claro...

El pecoso le entregó un pequeño estuche que era en donde se guardaban los pinceles, y el tomó el caballete, de este modo podía tomar perfectamente la mano del pequeño.

Los alteres eran pequeñas casas en donde Vivian los dioses con sus protegidos, todas situadas dentro del gran templo. Todos los dioses debían permanecer en ese lugar, era una regla, las casas eran pequeñas por fuera...por dentro eran lo suficientemente grande como que una familia viviera cómodamente...la magia de los dioses era fascinante.

Yamaguchi observaba al pequeño comer, se veía tan feliz. Observó la hora...al parecer hoy no vendría, no podía hacer nada, el trabajo era importante...

-¡¿Por qué no me esperaste para comer?!-Tsukishima entró furioso, el pecoso y el pequeño se sorprendieron

-Bueno...pensé que no vendrías-sonrió nervioso, el rubio se acercó y pellizco sus mejillas

-¡No me hagas enfadar Tadashi!

-¡Papá!...-el pequeño le gritó-... ¡No lastimes a Papi!

-¿Quién eres tú?-lo miró fijamente para intimidarlo

-¡Por favor no empiecen de nuevo!-el pecoso suspiró agotado-...Tsukki no molestes a Orion...Orion no pelees con tu padre

El rubio besó la frente de Yamaguchi y se dirigió hasta donde el pequeño Orion, lo levantó y se sentó en su lugar, en el espacio que quedaba entre sus piernas acomodó al pequeño.

Mi querido Dios 2: Lazos rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora