Esta historia será contada en primera persona y desde el punto de vista de nuestra protagonista Evelyn, una linda y distraída chica que en la gran mayoría de las ocasiones se deja llevar por su maldita inseguridad. Ella se muda de ciudad con la inte...
- No ningún problema -me responde vacilón - y que tal si le presentas a Demonio...estoy seguro que se llevaran muy bien, perros y gatos se llevan genial desde siempre -dice con un notable sarcasmo-.
- Por supuesto que se lo voy a presentar -le respondo totalmente convencida-.
Demonio esta sentado a nuestros pies así que decido acercarle a Gizmo poco a poco.
Estoy segura de que Demonio no le hará absolutamente nada, pero Castiel me ha puesto de los nerviosa.
No pasará nada, es solo que Demonio tan grande y Gizmo tan pequeño...
Demonio comienza a olerlo y derrepente abre la boca..
¡NOOOOOOOOOOOO!...lo lame dulcemente.
Demonio empieza a menear la cola, así que decido soltar suavemente a Gizmo en el suelo, este se refriega al rededor de sus patas y ronronea sin parar.
Miro a Castiel de reojo el cual observa la escena totalmente asombrado.
- Te lo dije -le digo con una sonrisa triunfadora-.
- Si bueno, tengo que admitir que se te dan bien los animales -reconoce con pesar-.
Aunque Castiel tenga en estos momentos la cara de haber chupado un limón, estoy segura de que en realidad se alegra de que todo haya salido bien.
Uff...vaya me hago pis...será mejor que vaya al baño.
Al salir del baño veo como Gizmo empieza a ronronear a los pies de Castiel y el lo observa detenidamente.
Me esconderé detrás del marco de la puerta... a ver si es tan duro como intenta hacerme pensar.
Puedo ver como tras unos momento mirando a Gizmo, Castiel, no puede impedir que se le dibuje una pequeña sonrisa, la cual intenta ocultar instantáneamente.
El gatito pega un pequeño salto y se coloca sobre sus rodillas, Castiel en principio parece reacio, pero finalmente le permite que se quede.
Gizmo lo mira y ronronea con dulzura...creo que sabe que tiene que ganarse su amor.
- ¿Que quieres enano? -le pregunta Castiel-.
- Miauu... -le responde la pequeña bola de pelo-.
- Pareces un peluche -dice a la vez que con un dedo le toca la punta de la nariz-.
Gizmo se acerca al cuerpo de Castiel, se hace una bolita y se acurruca intentado dormir.
- N-No esperaa...no te duermas...h-hay -dice algo apurado-.
Castiel finalmente parece darse por vencido y lanza una última mirada a la la pequeña bola de pelo que duerme sobre sus piernas.
-Suspira- bueno tal vez...no estés tal mal... -toca al gatito suavemente por el hocico-.
Yo salgo de mi escondite.
- Creí que no te gustaban los gatos... -digo orgullosa-.
- ¡¿Pero que haces?! ¡¿me estabas espiando?!, ¡no me gustan, es solo que...! -me responde totalmente apurado-.
- ¡Oh venga ya, no seas bobo!, ni siquiera te has movido...no quieres despertarlo, que mono eres -le sonrió dulce-.
- ¡Dejate de tonterías! -responde ofuscado y con un notable sonrojo en las mejillas-.
- Si claro...en realidad no eres tan duro ¿verdad? -le digo algo desafiante y con una morisqueta-.
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- ...Bahh... -dice con desgana-.
- No te enfades tonto... -digo guasona-.
Por una vez en mi vida he dejado a Castiel sin argumento...¡ES UN MILAGRO!
Unos segundos después Castiel se levanta, deja a Gizmo suavemente en el sofá y se coloca su chaqueta de cuero.
- ¿Donde vas? -pegunto sorprendida-.
- Te recuerdo que mis favores no son gratis.
- ¿Emm?.
- Vas a invitarme a comer...boba.
- Mmm...¡vale!.
- Vamos.
Antes de que me allá dado cuenta Castiel me ha agarrado del brazo y me ha sacado del apartamento.
Aún parece algo molesto...no lo entiendo, ¿que tiene de malo que tener una parte tierna?... aunque tengo que reconocer que es muy gracioso verlo así...parece un niño pequeño.
