Capítulo cuatro

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« Marie »

Estaba feliz porque era viernes. Pero también estaba totalmente agotada. Hacía tres semanas ya que estaba en Londres. Había empezado el 22 de agosto con algunos cursos de preparación, y el 1 de septiembre habían empezado las clases, por lo que llevaba solo dos semanas con clases, y sin embargo ya sentía que mi cabeza podría explotar en cualquier momento.

Nunca había destacado por ser inteligente, por lo que seguir las clases se me estaba haciendo muy difícil. Conseguí entrar en la universidad porque mi padre había pagado una buena cantidad por ello, y yo quería realmente sacarme el título, sin embargo cada vez me sentía menos capaz de ello.

Por el otro bando, no todo era malo en aquel momento. La primera cosa buena era que había hecho amigos muy fácilmente. Siempre había sido bastante sociable, por lo que no fue tarea difícil para mí. Al parecer eran etiquetados como los "populares" de la universidad. Casi todos sabían sus nombres, y sabían sobre sus vidas. La gente les juzgaba, llamándoles superficiales, pero a mí me cayeron bien... simplemente para pasar el rato. Me ayudaban a desconectar por un rato de tanto estudio, tareas y clases. La segunda era que había empezado a llevarme mejor con Edward. O bueno... dependiendo del día que tuviera el chico, ya que parecía ser una montaña rusa de emociones. Sin embargo, parecía haberme "ganado su respeto, que no su simpatía", como él dijo. Al menos ya no me insultaba –o no lo hacía tan a menudo–, y se comportaba mejor conmigo.

Mi grupo de amigos habían quedado para salir de fiesta aquella noche, pero yo estaba tan cansada que rechacé la oferta. Sin embargo fui a casa de una de las chicas, para ayudarlas a arreglarse, y decidir qué modelito ponerse.

Al volver a la residencia, nada más abrir la puerta, un intenso olor a palomitas vino a mí. Yo adoraba las palomitas. De pronto vi a Edward saliendo de la cocina con un bol de éstas. Le sonreí y le saludé con la mano, intentando descubrir si tenía un día de simpático, o de antipático. Al ver su reacción, poniendo los ojos en blanco y yéndose al salón sin decir nada pensé: "Oh mierda, día de antipático". A pesar de ello, fui tras él y me senté a su lado en el sofá.

—   ¿Vas a ver una peli? – pregunté, al verle acomodarse sobre el sofá, con las palomitas sobre su regazo y cogiendo el mando de la tele.

—   Sí – respondió él, tan tajante como siempre.

—   ¿Cuál?

—   Insidius 2 – dijo, mirando hacia la televisión, preparando la película.

—   ¿Puedo verla contigo?

—   Si quieres... – se encogió de hombros – mientras no des gritos cada vez que te asustes, puedes.

—   ¿Qué te hace pensar que voy a asustarme? – arqueé una ceja.

—   Solo hay que verte para saberlo – dijo antes de soltar una carcajada irónica.

—   Siempre juzgando sin saber... – murmuré, a la vez que negaba con la cabeza.

—   Ya, ¿vas a callarte?

—   Sí, sí... está bien. Voy a cambiarme y vengo. Ya verás como no me asusto.

—   Seguro – murmuró con sarcasmo.

« Edward »

Observé a Marie mientras ella se alejaba hacia su habitación. Odiaba cuando usaba aquellos sonoros tacones. De verdad que lo odiaba. Y odiaba sus vestidos rosas. ¡Era tan jodidamente cursi! Al menos, cuando salió, llevaba un pijama puesto. Solo usaba unos shorts sencillos negros, y una camiseta de tirantes blanca, bien pegada a su cuerpo. No pude evitar morderme el labio interiormente. Marie estaba muy bien cuando iba de aquella manera. Encima se había recogido el cabello en una cola alta, y se había quitado el maquillaje. Cuando estaba de aquel modo, me caía un poco mejor. Ya no parecía la niñata superficial que era cuando estaba con sus amigos.

Please, don't « Dark Knight 1 » | DISPONIBLE EN DREAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora