Dudas eternas

745 184 68
                                    

Después de la magnífica noche de pasión con Kyd, me sentía más cerca que nunca de él. Nuestro vínculo se había fortalecido muchisimo más, y la idea de estar separados se volvía cada vez más difícil de aceptar.

Rosanelda, no quiero que te vayas, sé que todavía aún faltan algunos días, pero me da miedo estar lejos tuyo de nuevo —dijo Kyd con la voz temblorosa, mientras me abrazaba en la cama.

Me conmovió profundamente su declaración de amor, pero sabía que no podía tomar una decisión tan importante sin pensar en las implicaciones a largo plazo. No podía quedarme más tiempo que el estipulado porque ya tenía pagado el boleto de vuelta.

Kyd, entiendo como te sientes, pero tengo responsabilidades en Estados Unidos —,le recordé, sintiendo el peso de la distancia entre nosotros.

Él asintió, pero su mirada reflejaba una determinación feroz.

—Lo sé, pero ¿realmente quieres volver? ¿No podrías quedarte aquí conmigo en Argentina? —propuso lleno de esperanza.

Me tomó por sorpresa su sugerencia, y aunque la idea de vivir en Argentina me emocionaba, sabía que no podía tomar una decisión tan importante sin pensar en todas las implicaciones.

Es una idea tentadora, Kyd, pero necesito tiempo para pensarlo —admití, sintiendo la incertidumbre pesando sobre mí.

—Sé muy bien que en Estados unidos está tu hija Lavanda y tiene un empleo fijo, pero es tiempo de que ella tenga la oportunidad de vivir sola —dijo Kyd.

—Ella es mi hija, si ella no está de acuerdo no la abandonaré nunca —respondí sin vacilar.

—Yo no tengo hijos, pero entiendo que tu hija tiene que hacer su propia familia y no ayudará que tú estes haciéndole la comidita y limpiando su habitación —explicó su punto de vista.

—No te olvides que si te casas conmigo nunca tendrás hijos... —aproveché para meter ese bocado y para ver si decía algo al respecto.

—Nena, apenas puedo conmigo mismo, no pienso en los hijos y cuando menos te des cuenta vas a tener un bebé entre tus brazos —dijo él.

—¿A qué te refieres?

—Digo, que en cualquier momento tu hija Lavanda te convertirá en abuela...

—Lo sé, te juro que no lo había pensado. Mi hija solo piensa en su trabajo y no creo que piense en esas posibilidades —le dije calmadamente.

—En conclusión, un bebé va a llegar, solo que no vendrá de tu propio vientre, a menos que... —inquirió Kyd.

—¿Qué insinúas? ¡Tengo más de sesenta años! —exclamé muy confundida.

—Pues, se puede comprar un óvulo y alquilar un vientre cuando vivas aquí conmigo en Buenos aires, ¿qué opinas? —explicó él.

—El costo seguramente será inmenso, no lo sé, son cosas que después tendremos que ver. Solo te pido que no te pongas a leer sobre fertilidad en la internet —le dije un poco enojada.

—Esta bien, nena. Apenas pude conseguir los papeles para trabajar en blanco aquí. Yo dejé mi país y a mi familia, y nada fue fácil desde entonces —inquirió Kyd.

Mientras continuábamos discutiendo nuestro futuro juntos, noté un destello de miedo en los ojos de Kyd. Sabía que él también tenía sus preocupaciones y temores, y me pregunté qué estaba pasando por su mente.

Kyd, ¿hay algo más que quieras decirme?
—pregunté, notando su reticencia.

Kyd vaciló por un momento antes de hablar.

—Rosanelda, tengo miedo de que, si vuelves a Estados Unidos, puedas volver a relacionarte con Jaime —,confesó y su voz estaba llena de preocupación.

Su honestidad me conmovió, y su temor era comprensible dada nuestra historia con Jaime. Pero sabía que no podía dejar que ese miedo dictara nuestras vidas.

Kyd, entiendo tu preocupación, pero confía en mí cuando digo que mi relación con Jaime ha llegado a su fin. No permitiré que eso interfiera en nuestro futuro juntos —prometí, buscando calmar sus ansias.

Él me miró con el rostro lleno de gratitud, y supe que había tomado la decisión correcta al estar con él. Juntos, enfrentaríamos cualquier desafío que se interpusiera en nuestro camino y construiríamos un futuro lleno de amor y felicidad.

...........

Después de mi conversación con Kyd, sentí la necesidad de hablar con mi hija Lavanda sobre las preocupaciones que me estaban pesando.

—Hija, necesito hablar contigo sobre algo importante —, le escribí en un mensaje, esperando su respuesta muy ansiosa.

Pocos minutos después, recibí su respuesta, y comenzamos a chatear sobre mis inquietudes con respecto a la idea de vivir en Argentina.

—Lavanda, ¿alguna vez has considerado la posibilidad de vivir en Argentina? — pregunté, esperando su opinión sobre el asunto.

Ella respondió rápidamente, expresando sus preocupaciones sobre dejar su vida establecida en Estados Unidos.

—Mamá, sinceramente no creo que sea una buena idea. Tenemos nuestra casa, nuestro vehículo, y yo tengo mi trabajo como policía aquí. En Argentina, la situación económica es muy inestable, y no tendríamos la misma seguridad y estabilidad que tenemos aquí —,explicó ella transmitiendo su preocupación por nuestro bienestar.

Sus palabras resonaron en mi mente, y aunque entendía su punto de vista, una parte de mí seguía tentada por la idea de estar con Kyd en Argentina.

—Lavanda, entiendo tus preocupaciones, y aprecio tu honestidad. Tomaré en cuenta tus puntos antes de tomar una decisión final —, respondí, reconociendo la importancia de considerar todas las perspectivas antes de tomar una decisión tan importante.

A medida que continuábamos nuestra conversación, me di cuenta de que no sería fácil encontrar una solución a mis dilemas. Pero sabía que, con el amor y el apoyo de mi familia, encontraríamos la mejor manera de seguir adelante juntos, sin importar cuál fuera la decisión final.

 Pero sabía que, con el amor y el apoyo de mi familia, encontraríamos la mejor manera de seguir adelante juntos, sin importar cuál fuera la decisión final

Ups! Tento obrázek porušuje naše pokyny k obsahu. Před publikováním ho, prosím, buď odstraň, nebo nahraď jiným.
Estúpido Poeta (NOVELA TRASH) Kde žijí příběhy. Začni objevovat