La Misión

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John era un pequeño de 8 años. Tenía un hermano mayor llamado Angus, el tenía 12 años; también tenía una madre, Rose Mary, y un padre, Jason. Ellos 4 conformaban a la familia Matthews, la familia feliz que uno siempre ve en las películas. Pero nadie les había avisado que esta película Disney que era su vida se convertiría en una de las mayores películas de terror jamás imaginables.

Todo comenzaría a cambiar un día cualquiera, no importa el año, no importa el día. John era un pequeño que solía preguntar todo tipo de cosas. Decidió ir a preguntarle ese día a su hermano mayor y dijo, con una sonrisa inocente en los labios: "Angus, ¿Eres un niño?". El susodicho no pudo menos que contestarle a su pequeño hermano: "Supongo que si, John, cualquiera menor de 18 años no es adulto y supongo que a eso te refieres ¿no?". El pequeño John se limitó a asentir y sonreír de una manera más bien inquietante.

John corrió hacia el cuarto de su hermano. Vio el blanco de las paredes y se dijo para sus adentros "Tranquilo hermano, yo te ayudaré a pintar tu cuarto". Luego, fue a la cocina; el lugar favorito de Rose Mary, pero eran las 5 de la tarde y tenía hora con el obstetra, dentro de un mes llegaría un nuevo niño a la familia. John tomó el cuchillo más afilado que encontró, era grande, tal vez demasiado para sus pequeñas manos, pero a él ya no le preocupaban esas cosas, solo debía cumplir con la misión.

Fue a dejar el cuchillo a la habitación de su hermano. "Tranquilo hermano, con esto abriremos la pintura". Lo dejó encima de una mesita. Después fue a buscar al jardín la cuerda de saltar, era lo suficientemente larga como para servirle a la misión. Fue a guardar la soga en la habitación de su hermano, bajo la cama. "Tranquilo hermano, esto es para darle un toque especial a tu habitación. Nadie podrá olvidarlo".

Se dirigió al garaje, a por el hacha para leña. La encontró clavada al tronco del árbol más cercano al garaje. Estaba muy enterrada en el tronco, puesto que Jason no quería que sus hijos se cortarán con ella. Sin inmutarse, el joven John tomó el mango del hacha con la mano derecha y, sin esfuerzo alguno, la sacó del tronco. La fue a dejar detrás de la puerta de la habitación. "Tranquilo hermano, esto es para que tengamos más pintura para las paredes".

Jhon ya tenía todo listo para la misión. Se dirigió hacia la sala multiuso, donde se encontraba su hermano escuchando "That's all right" por la radio. John llegó con una sonrisa que decía a gritos "por favor". Su hermano al darse cuenta que John quería algo, se apresuró a decir: 

-¿Qué quiere el pequeño Johnny?- John, al escuchar ese apodo que usaba su hermano, se comenzó a dar cuenta que estaba a punto de hacer. Pero, tan pronto como se percató de eso, volvió a escuchar las voces. John continuó con su atuación:

-¿Podemos jugar ajedrez? Hace tiempo que no jugamos.- Dijo con la mayor naturalidad. Las voces continuaban gobernando la mente del pobre e ingenuo John.

Angus le dijo que lo acompañara a su cuarto. Las voces contaban con eso. Angus llevó una silla para alcanzar el juego que se encontraba en la repisa más alta de su habitación, mientras tarareaba su canción favorita. Angus se subió a la silla y dejó algunos juegos en la repisa de abajo. Le pasó el ajedrez a su hermano mientras guardaba los demás juegos. John, aprovechando que el chico se encontraba de espaldas a él, lo golpeo con una fuerza sobrehumana, matándolo al instante. "Es hora de dejar el mensaje".

John tomó el cuchillo y comenzó a cortar la piel del niño desnucado. La sangre corría por las manos del pequeño niño de tan solo 8 años, pintando las sábanas de la cama, la alfombra, los muebles. De último dejó la pared, las pintó todas, excepto por un recuadro que dejo en blanco. En este escribió: "LA ENFERMEDAD SE PROPAGA, LA MATANZA TAMBIÉN".

Después de ayudar a su hermano a pintar la habitación, sacó el hacha de su escondite. Muy, muy meticulosamente llevó a cabo la amputación. Miró a su hermano muerto a los ojos, estaban abiertos, no pudo percatarse de que moría. Su estómago estaba cortado, con las tripas asomándose. "Sería más fácil llevarse el cuerpo entero, pero el Maestro sabe como debe ser". Lo primero que necesitaba el Maestro era la mano del 1° niño. John procedió a poner en la muñeca el hacha, de a poco fue cortándola, más bien el hacha se deslizaba lentamente, cortando carne y hueso. Dejó la mano en la mesita de noche mientras terminaba de adornar la horrible habitación. 

Sacó la soga de debajo de la cama y la amarró al cuello del pobre Angus. Una vez bien atada la cuerda, John lanzó la cuerda, con tal agilidad que logró hacerla pasar por una de las vigas del techo. Colgó a su hermano y dejó la cuerda bien amarrada. 

Ahora solo debía esperar. Esperar a que alguien, posiblemente Rose Mary, llegara y viera el cuerpo de Angus y el mensaje. Así se propagaría la enfermedad.

Minutos después llegó, la madre de los dos niños. Llamó a Angus. No contesto, estaba muerto. Llamó a John. No contesto, estaba loco. Rose Mary, preocupada por sus hijos, comenzó a buscarlos por la casa. Dentro de poco había encontrado el lugar del crimen. Vio a su primogénito colgar de la viga con una soga al cuello, vio las manchas de sangre, vio el mensaje, y vio a su hijo menor lleno de sangre, quien le sonreía.

-Mamá, ten.- Le ofreció el cuchillo.- Es tu turno.

Rose Mary no podía asimilar todo aquello tan rápido. Su hijo estaba muerto, el otro le decía que lo matara y, para peor, las voces le decían que lo hiciera, ella tenía que hacerlo. Lo único que pudo hacer fue preguntarle a John sobre quien había hecho eso. El, poniendo el cuchillo entre sus blancas manos, las cuales quedaron manchadas de sangre, le dijo: "Yo, mamá. Angus debía morir y me encargué de él. Ahora es mi turno de morir. No debes resistirte a las voces, ellas nos ayudarán, solo tenemos que poner un poco de nosotros. Ten, esta es la mano derecha de Angus; tu deberás cortarme la izquierda y, pase lo que pase, debe llegar con el Maestro. El mensaje deben verlo todos, mamá."

Rose Mary, cedió todo el control de su mente a las voces. Tomó con más fuerza el cuchillo y lo insertó directo en el corazón de su hijo menor. John murió con una sonrisa, no era una sonrisa cínica, si no una real, una de felicidad. Rose Mary le cortó la mano izquierda a John, tal cual como debía hacerlo. Usó el resto de la cuerda para colgar a su hijo al lado de su hermano. La misión de John había acabado.

Rose Mary guardó las manos de sus hijos debajo del mensaje, rodeadas de velas rojas. Llamó al 911, cuando contestaron dijo: "Buenas tardes, soy Rose Mary Matthews. Llamo para informar dos asesinatos y un suicidio. Yo he matado ha mis hijos y ahora me suicido. La enfermedad se propaga, pero la matanza solo esta comenzando." Rose se clavó el hacha en el vientre, de esta forma se aseguraba de que morían el bebé y ella.

Minutos más tarde, la policía y la ambulancia habían llegado a casa de los Matthews.


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En multimedia esta la última canción que escuchó Angus.

Cuando mueren los niños|#BigWinners|#FFA16|#CWEEE3|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora