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Mirella nació en California, y la razón de que viva en éste otro Estado se la debe a sus padres cuando la enviaron a la Universidad de Colorado en Denver para sus estudios de arquitectura, los cuales le aburrían y terminó abandonando. Su sueño verosímil era convertirse en estrella de televisión, sea actuando en una sitcom o siendo anfitriona de un programa de variedades, pero solo eran sueños, deseos truncados que en la actualidad difícilmente podrá acceder a verlos cumplirse.

En el tiempo que Mirella pasaba en la computadora se había creado un blog de cuidado femenino, así tipo "Soy chica y me dirijo exclusivamente a otras chicas", y en los comentarios pude apreciar opiniones buenas sobre la página, sin embargo peyorativas hacia el género masculino. Mirella alcanzó miles de visitas registradas por el contador de direcciones IP que implementó en su sitio web y el pequeño éxito la sacudía de emoción, por fin se veía a ella misma como alguien influyente y con la capacidad de intervenir en los pensamientos de los demás, pero su fama no duraría mucho, pues su blog concluyó citado en un video de un famoso bloguero, quien lo catalogó como un Templo feminazi narcisista online y fue saturado por comentarios agresivos y hasta macabros, eso hizo que la sensación de mi esposa acabara y que decidiese cerrar el espacio virtual.

Internet es una dimensión real/ficticia. Una vida intangible llena de amarillismo y misterio. Es como el Yin Yang hecho plataforma y sobre tal, una variedad de lugares por asaltar. Mirella conoció a Patrick Torino en twitter y a Marina Salamanca, Dree Atkins y Shawna Gonzales en Facebook. El hombre y las tres mujeres viven en Colorado u al menos solían vivir aquí.

Una mañana de marzo, Mirella lucía ansiosa, intentaba usar faja para engañar su pansa y se estaba preparando mejor que de costumbre para salir. Yo, por otro lado, me encontraba dubitativo, desde que la conozco sé que es un poco autónoma y aunque la hubiera detenido de ir a donde iba, seguramente se habría escabullido. Al rato llegó con gente al apartamento, con Dree la castaña joven acicalada y con Marina, una mujer treintona de acento español o colombiano, no recuerdo. Bebieron café, comieron donas y hablaron de la casa, que la decoración podía ser mejor, que los muebles estaban viejos, que yo hacía todo lo que podía para sacar a flote el piso. Más tarde tocaron la puerta y otra mujer entró, Phillip me llamó por teléfono para desearme suerte. La última era una señora negra, Shawna, con el pelo echando humos y muy lacio, indicando que se lo habían planchado hace poco, se sentó con una libreta entre las manos y empezó a tomar apuntes.

Al día siguiente Mirella me hizo ver a su lado una página web sobre viviendas que aspiraban una remodelación. La verdad es que no terminé de escuchar todo lo que decían aquel día y no tenía idea de la razón. Finalmente la supe, sin embargo el apartamento no calificó para la remodelación y mi esposa hizo polémica en las redes, terminando bloqueada por las mujeres.

Después de un tiempo de ese asunto, me obligó a asistir a una cafetería hindú con ella, esperamos por una media hora hasta que se acercó un hombre con sombrero, unos vaqueros y una camisa de botones, así con bigotes, muy a lo texano. << Soy Patrick >> fueron palabras suficientes para que Mirella se levantara de la mesa y caminara consternada hasta la salida, su amigo le había mentido, me enseñó fotos de su perfil de twiter y era totalmente diferente a la imagen que admiramos en persona, aunque me pareció exagerado que no le haya dado la oportunidad de expresarse, le seguí el ritmo y nos marchamos. Esa vez Mirella se dio el lujo de bloquear al hombre.

Mirella está tristeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora