Desastre matinal

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Tendou escuchó sonar su despertador y se incorporó en la cama bostezando, se quedó un buen rato mirando al vacío sin ganas de ir a clases. Tenía sueño, si fuera por él se quedaría durmiendo pero parte de las desventajas de vivir allí era no poder usar la excusa de "quedarse dormido" o fingir dolor de estómago.

Resignado a comenzar el día tomó sus cosas y salió a tomar una ducha. Apenas entró a las duchas vio a los demás del equipo saliendo de ellas, parecía que se había quedado demasiado tiempo mirando a la pared. Para no perder un solo minuto se dio la ducha más rápida de su vida con tal de no tener que desayunar solo sin los demás del equipo.
Apenas volvió a su cuarto se puso su uniforme a toda velocidad y colocó gel en su cabello para que no cayera sobre su frente y se quedara hacia arriba. Ya listo tomó la mochila y por fin fue a desayunar.

Fue mucha su decepción cuando al llegar vio a la mayoría del equipo salir de allí, incluido a Wakatoshi. 

— ¡Buenos días! —  saludó procurando disimular la rabia consigo mismo. 

— Buen día —  le devolvió el saludo mirándolo. En verdad buscaba una ojera que le dijera " Me quedé dormido por quedarme mirando otras cosas", pero no había ninguna marca extra en sus ojos. —  Nos vemos luego. —  Se despidió para dirigirse a su propia aula. —   Date prisa o se comerán todo adentro. 

— Sí. Nos vemos. —  Se despidió para apurar el paso y lanzarse a las últimas cosas que iban quedando, solo pudo hacerse con un par de panes dulces y una caja de leche blanca. Iba a sentarse en la primera mesa que viera vacía pero vio a Semi en una cercana, bastante impresionado fue donde él. —  ¿Qué haces aquí SemiSemi? 

— Asegurándome de que alguien no se ponga a llorar porque está solo. —  comentó con sarcasmo mientras tomaba una caja de leche. —  ¿Alcanzaste pan? 

—  Sí que te has tomado enserio hacer de madre. —  soltó una carcajada antes de comenzar a comer del pan.  — Supongo que comeré más al mediodía para recuperar lo que no comí ahora. — Comenzó a beber de la leche. 

  — ¿Qué clase de deportista eres? 

—  Uno muy raro. —  Terminó su leche y de cuatro mordiscos terminó el último pan. —  Vamos, se hará tarde. 

El cómo se comportaría un buen deportista le quedó dando vuelta toda la clase de inglés, aunque tampoco esa asignatura era su fuerte. Solo disfrutaba de cantar canciones sueltas mas no tenía idea de los tiempos verbales ni los pasados o futuros, siempre terminaba pidiendo ayuda aunque de alguna forma siempre aprobaba para los permisos de las prácticas.
Miraba sus manos, eran callosas por el contacto con el balón y varias veces había tenido que vendarse sus dedos por remates demasiado fuertes. Su cuerpo no era demasiado musculoso sino alto y flaco, quizás su ventaja era su metro con ochenta y siete. 

 Pensaba en Ushijima, él sería la definición de lo que sería alguien preocupado por el deporte. Siempre procuraba comer mucho para mantener su cuerpo en perfectas condiciones, no había nadie que pudiera seguir su ritmo en los calentamientos cuando tocaba la rutina de trote (él mismo lo había intentado y no había disfrutado en lo absoluto la experiencia). A su lado realmente él era solo un monstruo mientras Wakatoshi era alguien perfecto, un verdadero chico milagro. 

. . . ¿¡PERO EN QUÉ MIERDA ESTABA PENSANDO?! 

Se dio leves golpes en sus mejillas, cuando se ponía nervioso tendía a ponerse rojo, sólo era cuando su mente se convertía en un nudo. Para su mala suerte la hora se pasó lento como un caracol y comenzó a rugir su estómago por hambre, definitivamente la peor combinación. 
Apenas tocó el maldito timbre salio corriendo del aula para acudir desesperado a la máquina de bebidas, sacó una leche de chocolate y sintió que volvía a vivir. 

Para seguir con la rutina se dirigió al aula 3, el salón de clases de Ushijima, no iba a romper su rutina por nada del mundo. Entró a la sala y se sentó en un pupitre cercano al suyo que estaba vacío. 

  — ¿Qué tal la mañana? — preguntó ahogando un bostezo. 

— Normal. 

— Ya veo. ¿Sabes qué? Pensaba que queda poco para las vacaciones de verano, no creo que vaya a hacer mucho más que terminar la tarea y estar en casa. ¿Tu tienes planeado hacer algo? 

 — Supongo que lo mismo que tú, no he pensado en algo extra que hacer. 

— Pensaba que tendrías un entrenamiento de verano extra al que realizamos aquí. 

— Mantener mi cuerpo en forma no cuenta como algo extra. 

— ¡Como se esperaría de Wakatoshi!   . . . —  iba a decir algo más pero en vez de ello se quedó callado. 

Pero Ushijima no pasó esa pausa por alto, se había dormido pensando en qué debería tener ojo para darse cuenta de alguna anormalidad en el pelirrojo. Siendo sincero no creía que estuviera pasando un mal momento, se veía animado y no parecía enfermo. 

  — ¿No tienes algo qué decir? 

— ¡No! Digo. . . —  Iba a morirse de vergüenza por la rara idea que se le había ocurrido. Pero por alguna razón nunca podía mentirle o evadir sus preguntas así que decidido preguntó. —  Si yo quisiera salir contigo sin el voleibol de por medio, me refiero a hacer cosas que hacen los amigos ¿Aceptarías?


Nota del autor. 

Aquí el capítulo dos. A pesar que tenía la idea me costó mucho redactarlo:(
¡Muchas gracias a quienes han comentado! Prometo actualizar pronto. <3 

¡Besos! 

PD: Semi la mejor madre(??).


El chico milagro y el monstruo (Ushijima x Tendou) FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora