1era Parte.

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Historia dedicada a Tsukishima-Is-Bae.

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El invierno había comenzado.

Relamente aquella estación podía ser tan buena como mala para aquel azabache.

Buena, porque cuándo nevaba las clases terminaban antes. Malo, porque las actividades del club muchas veces eran pospuestas.

Las estaciones del año no eran algo que necesariamente le importaran a Tobio. A aquel oji-azul, en realidad no le importaba nadamás que el voleibol, pero había casos, -como éste- en las que las estaciones eran un problema para él.

ーTchー. Chasqueó la lengua molesto al comenzar a oír los gritos de un enano peli-naranja que lo irritaba constantemente.

ー¡Kageyama, Kageyama...!ー. Llamaba imperactivo.

ー¿Qué quieres?ー. Estaba molesto.

Era la hora del almuerzo y él recién comenzaba a dormir después de que anoche no hubiese dormido por quedarse hasta la madrugada viendo partidos de voleibol grabados.

La presencia e interrupción del más bajo era de la mayor molestia que podía sentir en ese momento.

ー¡Daichi-san nos llama en el gimnasio ahora...!ー. Explicó emocionado.

ー¿Ahora...?ー. Kageyama estaba más que confundido, ¿Qué podría ser para lo que los haya citado su capitán a esa hora?

ー¡Tenemos que ir a avisar a Yamaguchi y Tsukishima...!ー. Comenzó a correr fuera del aula.

ー¡Hey, espera idiota...!ー. Tobio comenzó a correr siguiendo al enano, se encaminaban hacia la clase de Tsukishima y Yamaguchi.

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Cómo todo en su vida escolar de convivencia con aquel peli-naranja, habían hecho una carrera para ver quién era él más rápido en llegar a la clase del pecoso y el cuatro-ojos.

Al final, Hinata se perdió de camino causando una gran ventaja para Kageyama, quién finalmente llegó a la clase de ambos chicos ya mencionados con anterioridad.

ーFu...ー. Jadeó cansado por correr el chico amante del voleibol.

De inmediato entró al aula, intentando buscar a Tsukishima y Yamaguchi. Pero sólo pudo visualizar al cara de poker.

No era que aquel rubio le desagradase... Sólo tenía la sensación de querer matarlo cada 2 minutos, no era la "gran cosa", ó al menos, así se dedicaba a llamarle Tobio.

ーOye, malditoー. Llamó al rubio de lentes, quién tenía sus audiculares puestos.

Él rubio lo miró atento, pero con expresión neutra en sus ojos.

ー¿Qué trae por aquí a su majestad?ー. Preguntó cínico.

ーHe venido a buscar a una persona molesta que ha sido condenada a la horcaー. Contestó serio aquel azabache.

ーOh, ¿Y de qué se le acusa?ー. Siguió el juego.

ーDe vivirー.

ー¿No puede contratar a un abogado?

ーNo, idiotaー. Contestó finalmente cerrando aquella molesta actuación el más bajo.

ーEso es injusticia, su altezaー. Fingió tristeza.

ーYa basta con eso malditoー. Dijo secamente Kageyama con tono molesto.

ーEs sorprendente que el Rey venga hasta aquí. ¿Qué ocurre?ー. Cuestionó el rubio recobrando un poco su neutralidad.

EstacionesWhere stories live. Discover now