Capítulo 7

5.6K 393 22
                                    

—¡He vuelto!–dice Peter a mi lado.

—Shhht, nos descubrirán si gritas–le susurro.

Estaba encima de una nube vigilando el barco pirata de James Garfio, el Jolly Roger, por si acaso hacía algo sospechoso. Sí, esta es la genial idea que se nos ha ocurrido (nótase el sarcasmo). Bueno, más bien que se me ha ocurrido a mí.
Al menos Peter decía que quería ayudar haciendo algo que no me quería decir.

—Bueno... ¿vas a explicarme qué estabas haciendo?–pregunto mientras continúo mirando el barco por el catalejo.

—Mmm... no te interesa–dice tumbándose en la nube.

Dejo de mirar por el catalejo para observarle incrédula. Este chico volador me saca de quicio.

—Ah, así que no me interesa... ¿pues sabes qué? Tampoco me interesa ayudarte ni quedarme aquí más tiempo... así que me voy.

Cuando iba a irme volando, Peter me coge de la muñeca.

—Era broma... te lo tomas todo muy a pecho.

—¿Entonces me lo vas a decir?

—He intentado preguntarle a las sirenas... pero lo más extraño es que no estaban.

—¿No estaban?–pregunto mientras él niega–. Bueno pues tendremos que pensar otro plan que sirva de ayu...

No pude terminar de hablar porque me había puesto su mano en mi boca. Su sucia mano en mi boca, qué asco.
Tampoco es que las mías estén muy limpias por así decirlo... Pero más limpias que las suyas las tengo seguro.

—Shhht, mira–dice susurrando mientras señala el Jolly Roger.

Aparta su mano lentamente mientras observa el barco.
Seguidamente miro por el catalejo.
Garfio está en la cubierta, hablando con el señor Smee.

—Vamos a acercarnos más–comenta Peter.

Yo asiento y voy volando con él.
Nos escondemos en la proa del barco, procurando que no nos enganchen.

—¡Señor Smee! Trae a los estúpidos amiguitos de Pan.

Desvío mi mirada hacia la de Peter que está apretando fuertemente sus manos en forma de puño.
Hasta yo notaba que mi sangre empezaba a hervir.

—Ya está, señor capitán.

—Déjanos solos, señor Smee.

—Por supuesto, capitán.

—Quiero que encontréis a Pan y lo atrapéis. Quiero tener una charla cara a cara con él...

No puedo ver a Garfio, pero de seguro que está sonriendo.
Cojo a Peter de la muñeca para prevenir un enfrentamiento.

—Ni se te ocurra–le susurro.

Él me contesta con una sonrisa mientras se deshace de mi agarre y sale de su escondrijo.

—¡Peter!–chillo de manera que nada más me escuchara él.

Ya era demasiado tarde, ya que estaba volando en dirección a Garfio.

—¡Capitán Garfiooo!–chilla Peter.

—¡Pan! ¡Estúpidos, los cañones!

Ya no aguanto más estando al margen de la situación.
Salgo de mi escondite sigilosamente, sin que nadie me viera.
El único que de momento me ha localizado ha sido Peter que me hace un gesto con la cabeza señalándome una espada que está desplomada en el lado izquierdo.
Asiento y voy a cogerla. La cojo y cuando estoy apunto de darle a Garfio con la espada alguien me detiene. Un niño perdido.
Garfio se da cuenta de ello y gira para ver a quién ha pillado.
Cuando me ve a mí sonríe satisfecho.

—¿En serio, Peter? ¿Ahora tiene que venir tu amiguita para defenderte? No sabía que necesitaras la ayuda de nadie. Nunca pensé que lo diría pero... te estás volviendo débil, niño Pan.

—Primero, me llamo _____ Anderson, hija de Jane, nieta de Wendy. Y segundo, entonces tú toda la vida has sido un débil, ya que siempre la tripulación hace el trabajo sucio por ti. Eres un cobarde, James Garfio.

Al escuchar eso, borra la sonrisa de su cara.

—Te pareces tanto a tu madre... me repugnas.

Tras decir eso nos sumimos en una lucha de espadas.
Yo tengo un poco de ventaja al saber volar, pero él es muchísimo más bueno que yo con la espada.
Es rápido y ágil, aún sin tener una mano, la verdad es que me sorprende. Lo único que le falta es pensar en qué momento defender y en qué otro atacar. Supongo que los años le están pasando factura.

Lo digo como si fuera una experta, ni que hubiera estado lo que llevo de vida luchando con una espada.

En un abrir y cerrar de ojos mi espada sale volando de mi mano hasta caer al lado de Garfio mientras él me apunta con la suya en mi garganta.
Intento quitarme su espada de encima y salir volando, pero estoy acorralada en el mástil del barco.
Para no poder escaparme de sus garras, el capitán incrusta su garfio en mi cuello.
Intento quitármelo, mas me es imposible y lo peor es que me estoy quedando sin oxígeno para poder respirar correctamente.

—¡Garfio! Esta lucha es entre tú y yo–dice Peter volando hacia él con la espada alzada para atacarle.

James Garfio se ve obligado a quitar su garfio de mi cuello, pero no sin antes decirle a los niños perdidos que me aten.

Peter y Garfio empiezan a luchar.
Mientras intento zafarme de las cuerdas me doy cuenta de la expresión de Peter. Es la primera vez que lucha contra Garfio seriamente, sin ninguna burla ni risa.
Peter se cansa o algo le pasa porque puedo notar que cada vez vuela más y más bajo.
Tenemos que salir de aquí como sea.
Podría coger mi espada que está en el suelo, mas me verían los niños perdidos.
Tengo un plan que podría funcionar.
Me río para llamar la atención de los niños.

—¿De qué te ríes?–me pregunta Osezno.

—Oh, de nada. Solo que Garfio acaba de caer en la trampa de Peter–miento.

—¿Qué trampa? ¿De qué estás hablando?

—Peter ha unido a muchos amigos que están de nuestro lado y ahora vendrán a ayudarnos a derrotar a James Garfio.

Los niños perdidos hacen un círculo y empiezan a cuchichear.

—Vale, nosotros ahora volvemos... no te muevas–dice y acto seguido los niños perdidos entran dentro del barco.

—No puedo, ya que me habéis atado–susurro.

Aunque estén hipnotizados siguen siendo igual de inocentes, críos y tontos.
Con mi pie, intento acercar la espada y ponerla de pie para cortar la cuerda.
Algo imposible de hacer, pero si no lo intentas... ¿qué gracia tiene?

No sé cómo pero consigo cortar la cuerda y desatarme. Cuando veo una luz brillar, todo cobra sentido. Aunque sigo sin entender cómo ha podido Campanilla con el peso de la espada.
Me acerco volando a Peter mientras lo ayudo a combatir contra Garfio.

—Peter, tenemos que irnos, ahora.

—¿Otra vez? Ya van dos veces que me quitas la diversión.

Por segunda vez, lo llevo volando hacia el refugio secreto mientras escucho a Garfio llamarle cobarde.
Cuando estamos dentro, empiezo a hablar con Peter caminando de un lado a otro mirando al suelo.

—¿Te piensas que no me he dado cuenta? Peter, estás exhausto, te estás consumiendo. Me he fijado que cada vez volabas menos y dudo que sea porque estabas triste. Así que necesito una expli...

No acabo la frase, ya que veo a Peter derrumbarse en el suelo.
Corro hacia él mientras grito su nombre.

—¡Peter! ¡Despierta!–digo mientras lo zarandeo con cuidado.

Al final, me doy por vencida y lo llevo a su cama mientras le pongo un trozo de ropa mojada en su frente.

¿El País De Nunca Jamás? Menuda Chiquillada (Peter Pan Y Tú) Where stories live. Discover now