Capítulo 6: No hay vuelta atrás

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Alexander abrió suavemente la puerta, que aunque estaba seguro que su mamá ya se había ido a trabajar y posiblemente su hermana estaba en la escuela, algo le decía que no.

-¿En dónde estabas Alexander?- le reprochó su madre cuando finalmente entro a la casa.

-Con unos amigos, te he dicho que no me esperaras-

-Alexander, se suponía que regresarías a casa, no has dormido aquí. Tu hermana esta preocupada. Debiste haber avisado- dijo su madre con firmeza en su voz.

-Lo siento. No volverá a pasar- se limito a responder y comenzó a dirigirse a su habitación. -puedes ir a trabajar mamá, estoy bien. Se te hará más tarde- agrego antes de entrar y cerrar la puerta de su habitación.

-Terminaremos esta charla en la noche- grito su madre tras la puerta. -¡¿Escuchaste Alexander?!- vocifero nuevamente cuando no obtuvo respuesta.

-Como sea- respondió Alexander y su madre abandono la casa. Salió de nuevo de su habitación y comenzó a buscar a su hermana por toda la casa. Ella había ido a la escuela...

Era el receso en el colegio de abogados, Ariadne y Mary platicaban en la azotea como de costumbre.

-Ari- la llamo Mary, ella fijo su mirada en Ariadne.

-¿Qué?- preguntó un poco perdida en sus pensamientos mientras le daba un mordisco a su sándwich.

-Alexander, no ha venido hoy ¿verdad?- Ariadne frunció el ceño.

-No, no lo ha echó. ¿Por qué preguntas, Mary-

-Bueno... -trastabillo pero continuó hablando. -Lo he visto salir con Gina de un... Motel- Ariadne comenzó a atragantarse con el pedazo de sándwich que se había llevado a la boca. Mary le daba palmadas en la espalda a la vez que le daba algo para beber. El trozo de sándwich logro seguir su camino hacía el estomago.

-¿QUÉÉÉÉÉ ? ¿De un motel? ¿Cómo lo has visto, Mary? ¡Eso es imposible!-

-¡Tranquila, Ari! Es normal que tú hermano comience su vida sexual a está edad. Él es muy guapo, el mejor de aquí y sin exagerar. -tras una pausa continuó.
-Lo que me sorprende es verlo con Gina, esa tipa jamás me ha agrado. Además que yo quería una oportunidad con Alex. Ves Ari, no me has ayudado en nada-

-¿Cómo lo has visto, Mary?- Ariadne ignoró todo el reproche de su amiga.

-De camino aquí, acostumbro pasar por ese motel- respondió confusa. -¡venga ya! ¿Eso que importa? ¡Se a cogido a la mal nacida esa!-.

-Imbécil...-murmuró para si misma Ariadne.

-¿Qué? ¿has dicho algo?- Ariadne no volvió a contestar. A pesar de que se tratará de su hermano y que el podía hacer con su vida sexual lo que le plazca algo en su estómago comenzaba a irritarse... No sabía porque, pero estaba enfada, muy enfadada...

De camino a casa no podía sacarse de la mente lo que Mary le había contado, no quería llegar a casa y tener que ver de cerca a su hermano, no quería verlo, no sabía porqué simplemente no quería verlo... Pero ¿a dónde iría entonces?

Alexander escucho el abrir de la puerta, sabía que se trataba de Ariadne. No tardó en abrir la puerta de su habitación. Alexander estaba recostado en su cama. Ninguno de los dos menciono alguna palabra. Ariadne tomó asiento en la orilla de su cama, allí podía observar la espalda de Alexander, quien se proponía no mirarla.
Ella comenzó a quitarse los zapatos, el uniforme quedando únicamente con el sport blanco que llevaba siempre abajo.
Alexander seguía sin decir nada, ni siquiera dedicarle una mirada. De la nada intento salirse del cuarto cuando abandono su cama.

-¿Por qué no me dices nada?- bramo Ariadne lo suficientemente alto para hacerle detener su paso. Alexander se volvió hacia ella.

-porque tendría que decirte algo-

-Tú nunca compartes nada conmigo- sin saber ni ella misma porque hacía esto, las lágrimas comenzaron a apoderarse de su rostro. Alexander la miro con compasión. Sabía que su hermana estaba confundida y aterrada a la vez.

-¡Te lo he contado todo Ariadne, absolutamente todo! ¡Estoy loco por ti! ¿acaso eso no es suficiente?- comenzó a acercarse a su hermana.

-¡No te acerques!- grito. Alexander se paro en seco. -¡No me toques cuando le has echó el amor a otra mujer!- Alexander la miro aturdido. Ahora él era el que no entendía.

-No te entiendo Ariadne-

-Tú y Gina... Tuvieron sexo- dijo casi en un susurro. Alexander la miro sorprendido.

-Fue sólo eso... Sexo... -

-¿sólo eso? ¡No seas ridículo, Alexander! -

-¡No lo habría echó si tú no me hubieras rechazado!- se acercó a su hermana, tomó sus mejillas con ambas manos e intento poseer sus labios, su hermana lo evito cuando giro su cara a otra parte. El beso terminó en un inofensivo beso en la mejilla.

-¡Ves no puedo controlarlo! ¡no puedo intentar mirarte y tratar de actuar como un hermano normal! ¡Te deseo Ariadne, no puedo estar junto de ti!-. Apretó sus puños con fuerzas y casi en un murmullo repitió - no puedo... -. Por primera vez, Ariadne vio un expresión que jamás había visto de Alexander, que nadie había visto a excepción de ella... Una expresión de tristeza...

-¡Eres mi hermano! ¡No puedes desearme!-

-¡Pero lo hago!-. Alexander tomo de ambos brazos a Ariadne, colocándose en cuclillas, ya que ella se encontraba sentada al borde de su cama. La miro con sus penetrantes y tristes ojos grises. -Ya no hay vuelta atrás, Ariadne. Ahora lo sabes y ya jamás podré ser el mismo.- Ariadne seguía llorando, Alexander le limpio el rostro con la mano.
-sólo tienes dos opciones Ariadne. Una es aceptarme... Y la otra rechazarme y decirle todo a mamá... Jamás volverás a estar junto a mí. Decide ahora. Si me aceptas besame y si no háblale ahora mismo a nuestra madre- Alexander dejo de acariciar las mejillas de su hermana, sólo la miraba con esos perfectos ojos. El corazón de Ariadne comenzaba a acelerarse, estaba confundida, no sabía que hacer, su mente estaba en blanco, y la mirada de su hermano comenzaba a presionarle...
Comenzó a levantar los brazos casi involuntariamente no sabía si era su corazón o su mente en presión que eran los que actuaban, tomo ligeramente ambas mejillas de su hermano y entrecerrando sus ojos comenzó a acercarse a él, su respiración tocaba los labios de Alexander y cuando estaba a sólo unos milímetros por besarlo...

-No puedo- dijo y salió corriendo de la habitación.

Alexander se echó nuevamente en su cama.
-Lo sabía, jamás dejará de ser mi pequeña hermana... - se dijo para si mismo.

Ariadne no paraba de llorar en la habitación de su madre, Alexander le había dado sólo dos opciones y ella tenía que elegir, pero ¿cuál de ellas era la mejor? Amaba a Alexander, realmente lo amaba como a nadie en el mundo, la idea de verlo lejos de ella no podía soportarlo, pero tampoco podía aceptarlo, él era su hermano, jamás se perdonaría que su madre lo alejará de casa por lo que él sentía, pero ser amante de tu hermano, es completamente imperdonable ¿Qué era lo que debía hacer?...

El sonido del pasar de los minutos en el gran reloj de la habitación era cada vez más fuerte, Alexander no podía pensar en otra cosa que no sea Ariadne, había sido cruel con ella, la había aprisionado...
La puerta de la habitación comenzó a abrirse lentamente y de ella entro Ariadne, y aun con lágrimas en los ojos se acercó a su hermano, sentándose a lado de él en su gran cama.
-He decidido- dijo con su característica dulce voz, mientras asentaba en el pequeño mueble donde una lámpara se hallaba, su teléfono celular, en la pantalla decía "mamá: duración de la llamada 5 segundos" Alexander miro el celular aterrado. El móvil sonó, era una llamada de su madre, quien no entendía porque Ariadne le había colgado cuando sólo dijo "mamá".
Ariadne rechazo la llamada, sus ojos completamente sorprendidos de Alexander se fijaron en los ojos llorosos de su hermana. Ariadne acaricio la mejilla de su hermano con la palma de su mano, quien aún se encontraba recostado y la miraba pasmado y sin poder decir alguna palabra...

-Eres injusto, Alex- susurro y unió lentamente sus labios a los de Alexander, quien no tardó en reaccionar al beso y tomo de los brazos a su hermanita acercandola más a él... Una lágrima recorrió su mejilla y terminó en el pecho de su hermano, expresando simplemente dos únicas palabras
"Te acepto"...

Tabú: Enamorado de mi linda hermana menorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora