¿Quieres ser mi novio?

Comenzar desde el principio
                                    

-Respeto tu decisión –Dijo después de que nos separáramos- Lo intentaré ¿Sí? Trataré de adaptarme mejor a ti y...

-Está bien –Dije interrumpiéndolo, lo acerqué hasta mi para abrazarlo.

Mingyu estaba haciendo un esfuerzo.

¿Eso querrá decir que en verdad le gusto?

-Mingyu –Lo llamé y él hizo un sonido sin abrir la boca, casi como un ronroneo- ¿Te gusto?

Me separé del peli-azul para poder ver con claridad su reacción. Él me tomó de la mano y se dejó caer en la cama.

-Claro que me gustas –Dijo tirando un poco de mi muñeca para que me quedara acostado a un lado de él.

-¿Desde cuándo que te gusto? –Pregunté acomodando mi cabeza sobre su hombro mientras que sentía como Mingyu pasaba suavemente su mano por sobre mi cabeza.

-No creo estar seguro –Esperé unos cuantos segundos para después volver a escucharlo hablar- Quizás hace mucho.

-¿Hace mucho? –Pregunté levantando un poco la cabeza para mirarlo.

-Siempre me llamaste la atención –Dijo sonriéndome un poco.

-¿Te refieres a estos últimos días? –Interrogué aun sin comprender por completo lo que me intentaba decir.

-Creo que me interesaste desde mucho antes en que te empecé a golpear –Dijo haciendo un mueca de desagrado.

-¿¡Cómo!? –Dije levantándome un poco del colchón para verlo directamente.

-Siempre me pareciste atrayente –Se encogió de hombros- Pero nunca tuve el valor de poder acercarme a ti, así que...

-¿Así que hace mucho te gusto? –Cuestioné con asombro.

-En realidad no sabría decirte si fue ahí cuando me empezaste a gustar, o cuando nos vimos en el club gay, o poco después –Se encogió de hombros con una sonrisa- O tal vez me empezaste a gustar ayer o hace unos días, aun no estoy muy seguro.

Asentí con la cabeza mientras se me escapaba una pequeña sonrisa. Escondí mi cara entre el brazo de Mingyu y su pecho para que amortiguara mi diminuta risa.

-¿Y tú? –Levanté un poco la cabeza para mirar al chico que estaba prácticamente debajo de mí.

-¿Qué?

-¿Te gusto? –Interrogó Mingyu dándome una sonrisa.

Fruncí un poco el ceño y mire hacia la pared que estaba detrás del peli-azul.

¿Me gustaba Mingyu?

-No lo sé –Murmuré y ahora fue el momento de que él frunciera el ceño.

-¿No lo sabes? –Preguntó levantándose un poco de la cama, como si fuera a encararme.

-Me lo he preguntado pero no creo tener una respuesta concreta –Dije mirándolo a los ojos, el agachó ligeramente la cabeza- Aunque creo que ahora último es cuando empecé a sentir cosas por ti, me has tratado bastante distinto.

-¿Eso es bueno? –Preguntó jugando con el dobles de mi camiseta de pijama.

-Claro que si –Murmuré sonriéndome- Si comparamos al Mingyu de antes con el de ahora, definitivamente me quedaría con el tú de ahora.

-¿Era muy malo contigo? –Preguntó introduciendo sus dedos sutilmente por debajo de mi camiseta y rosando sus dedos con suavidad sobre mi piel, causándome leves cosquillas.

-Lo eras, y mucho –Dije suspirando mientras miraba el techo.

-Wonwoo –Me llamo Mingyu en un murmullo- ¿Por qué estás aquí?

-¿A qué te refieres? –Reí un poco ante su manera de expresarse.

-¿Qué sucedió con tus padres? –Preguntó poniéndose un poco impaciente- A tu padre no le he visto en la oficina y mi padre no me quiere decir nada.

Suspiré fuertemente y miré hacia nuestros pies, los cuales estaban tocándose los unos a los otros sin vergüenza alguna.

-Mi padre nos golpeaba –Dije fuerte y claro, lo suficiente para que Mingyu no me tuviera que repetir la pregunta- A mi madre y a mí.

Esperé pacientemente la reacción de Mingyu mientras miraba nuestros pies; pero pasaron unos segundos y esos segundos se me hicieron eternos.

-Tus... -Fijé mi mirada en Mingyu, este mi miraba directo a los ojos; se veía extraño, como... si quisiera llorar- Tus moretones... no son solo culpa mía...

-¿Mingyu estás llorando? –Pregunté moviendo un poco la cabeza para verlo de distintos ángulos.

-No tienes ni idea de lo mal que me siento –Dijo sentado en la cama cubriéndose el rostro con las manos- Yo te hacía daño en el instituto y tú ya tenías más que suficientes problemas en tu casa, en verdad lo siento.

-No es tu culpa –Dije pasando uno de mis brazos por sus hombros para atraerlo hacia mí.

Su llanto no fue exagerado, para nada; simplemente se quedó unos cuantos minutos en silencio, con las manos en el rostro.

Después, sin decir nada, se dejó caer en la cama con mis brazos envueltos en él mientras que una de mis manos acariciaba sus mejillas sonrojadas por el llanto.



Too Late – Co-Ed

From what to what? [Meanie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora