KYUHYUN

351 38 7
                                    

La doctora me recomendó escribir todo, pero realmente no sé cómo hacerlo, o si esto ayudará en algo.

Lo único que sé es que ya no quiero estar aquí, siento que todas las fuerzas se han ido de mi cuerpo, las mismas que he usado para sobrevivir y soportar tantas cosas sin quebrarme. Ahora quiero hacerlo, quiero quebrarme, quiero alejarme de todo, de todas las personas, porque ellas solo lastiman.

La doctora también dice que hay muchas cosas por las que vale la pena vivir, dice que me queda toda una vida por delante para alcanzar mis sueños; pero ella no sabe que a mí nunca me dieron la oportunidad para soñar, por ello tampoco hay nada que alcanzar. Mi único sueño era la música, siempre he amado tocar mi piano y cantar, pero no quiero llegar a ningún lugar con ello, me basta hacerlo y ya, justo donde estoy, sin llegar más lejos: entonces eso no cuenta como sueño.

Si tengo que escribir mi maldita historia lo haré, y lo haré sin llorar, porque ya tuve suficiente de esa mierda, mis ojos están secos de tanto hacerlo.

Crecí en un orfanato con mi hermana Arha, mis padres murieron en un accidente automovilístico. Ningún familiar quiso hacerse cargo de nosotros, por ello nos dejaron en ese apestoso lugar religioso, lleno de falsa moral. Mi sueño era que una familia amorosa nos adoptara a ambos, y nos llevara fuera de ahí y, así también, fuera de tanta represión.

Recuerdo que lo único bueno ahí fue la clase de música, donde me enseñaron a cantar y a tocar varios instrumentos, pero mi favorito siempre fue el piano. Desde entonces la música se convirtió en mi oasis, en mi refugio y en mi salvación.

Cuando tenía diez años, una familia adoptó a Arha: si, solo a ella, y nunca más la volvía a ver. Después de eso todo se volvió más gris: me sentía solo, nunca fui bueno hablando con los demás niños, así que ellos me excluían y me maltrataban. Los profesores siempre me decían que no me adoptaría nadie porque era un niño extraño y retraído que se encerraba en su propio mundo.

Una familia me adoptó a los trece, después de que creí que nunca nadie lo haría. Fui muy feliz, pensé que por fin dejaría de estar solo, que mi historia feliz comenzaría después de tanto esperar por eso. Ellos siempre fueron amables conmigo, parecía que de verdad me querían. Enserio lamento haber sido tan iluso para creer tantas tonterías, porque de verdad nunca pensé que las cosas acabarían así.

No pasó mucho tiempo para darme cuenta que la vida no es un cuento de hadas. Mis nuevos padres siempre estaban ocupados trabajando, a mí solo me dejaban con la servidumbre, y cuando estaban en casa, igual estaban trabajando. Aun así, ellos me trataban con cariño cuando me veían, y me daban todo lo que yo necesitaba (materialmente, por supuesto).

Entré a un instituto bastante caro, pero nunca conseguí un solo amigo, al contrario, todos me veían como basura y me trataban como tal: golpes, insultos, humillaciones, etc, etc. Otra vez estaba solo, pero ahora por lo menos tenía una "familia".

Y todo empeoro: mis papás adoptivos fueron a un viaje de negocios, pero solo regresó mi madre. Tuvieron un accidente, en donde mi padre no volvió con vida. Ella entró en una depresión terrible, hasta que conoció a alguien más, un hombre que parecía ser exactamente igual a su esposo muerto, pero solo era apariencia, porque eso fue lo peor que pudo pasarme.

Mi mamá adoptiva contrajo matrimonio con su nuevo amor. Este repugnante ser dejó descubierta su verdadera personalidad a tan solo dos meses de haberse casado: llegaba borracho a casa y golpeaba a la pobre mujer, pero yo no salía librado, porque el maldito se ensañaba aún peor conmigo.

Sentía que ya no aguantaba más, estaba viviendo un maldito infierno. Lo peor, es que ya no había refugio para mí, porque el desgraciado destrozo mi piano en mil pedazos, diciéndome que esas cosas eran para nenas.

No pasó mucho tiempo para que el dinero comenzara a faltar, la empresa de mi familia adoptiva estaba en bancarrota.

Lo único bueno es que por fin había conseguido un amigo: un chico llamado Siwon, el único que me trató amablemente, el único que me mostró un poco de cariño y él único que se preocupaba por mí y me defendía de todos los demás chicos del colegio. Entonces comencé a sentir cosas diferentes por él. No pasó mucho para darme cuenta de que Siwon me gustaba, entonces descubrí que era homosexual.

Un día que Siwon fue a hacer la tarea a mi casa decidí decirle lo que sentía por él, aunque obviamente me rechazó. Eso fue muy doloroso, pero no me quede conforme y lo bese a la fuerza, él trató de alejarme, y lo iba a conseguir, pero mi maldito "padrastro" vio todo. Lo echó a la calle, y a mí me golpeo dejándome casi inconsciente mientras me gritaba "marica" y "enfermo", luego se largó. La señora que se suponía era ahora mi madre, solo se limitó a decirme que la había decepcionado; desde que murió su esposo, ella ya no me tomaba en cuenta, era como un fantasma a sus ojos, al que ni siquiera le dirigía la palabra o una simple mirada. Cuando su nuevo esposo nos golpeaba a ambos, en lugar de apoyarnos mutuamente, ella se encerraba a llorar y me dejaba a mí solo para recibir la mayor parte de la ira de ese mounstro.

Esa noche, el maldito llegó borracho y se dirigió hasta mí recamara: cerró con seguro la puerta y me golpeo nuevamente. Pensé que solo sería una golpiza, pero el desgraciado no se quedó conforme y, tras sacarme la ropa, me violó el muy hijo de puta. Aún recuerdo su asqueroso cuerpo sobre él mío, su voz diciéndome que eso les pasaba a las maricas como yo. Pero no fue la última vez, al día siguiente volvió a hacerlo, prometiéndome que lo haría cada vez que pudiera porque ahora yo era su "perra".

No podía pensar en volver a vivirlo, así que me escabullí por la noche y me alejé lo más que pude de esa asquerosa casa. Estaba hirviendo en fiebre y apenas podía caminar, pero lo que realmente quería era morirme en ese mismo instante. Lo último que recuerdo fue que me senté afuera de una casa. Al día siguiente desperté en una casa extraña, me dolía todo el cuerpo.

Las personas que me recogieron fueron muy amables, era un chico y sus padres. Me cuidaron durante unos días, pero yo no quería seguir viviendo. Por las noches soñaba una y otra vez con ese hijo de puta violándome, me causaba asco y coraje.

Un día me escape de esa casa, dispuesto a acabar de una buena vez con todo, me dirigí a una calle transitada y me puse frente a un camión. Lamentablemente nunca he tenido suerte, porque desperté en el maldito hospital, y ahora estoy aquí, todavía vendado, sin poder levantarme de esta cama, y siendo obligado a hablar sobre todo esto con una psicóloga.

 Lamentablemente nunca he tenido suerte, porque desperté en el maldito hospital, y ahora estoy aquí, todavía vendado, sin poder levantarme de esta cama, y siendo obligado a hablar sobre todo esto con una psicóloga

Oops! Questa immagine non segue le nostre linee guida sui contenuti. Per continuare la pubblicazione, provare a rimuoverlo o caricare un altro.


Te convertiste en mi brillante melodía. (Yehyun) Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora