Kattie Johns

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Capítulo 3

Kattie Johns

Subo los tres escalones de la entrada de mi casa. Mi ceño no deja de estar fruncido, sigo pensando en el “teatrito” con la chica drogada, Nasku o quien fuera esa loca, fue realmente raro; el profesor Mathew ni siquiera la recuerda incluso cuando se la describí unas diez veces. Y entonces decidí que era mejor cerrar la boca, ya que este me miraba preocupado. Según él, lo que decía no tenía sentido. ¿Quizás esté volviéndome loca, y la tal Nasku solo ha sido un producto de mi imaginación? Sin embargo, eso se contradice con el diamante verde que sigue en el bolsillo de mi mochila y la marca en la palma de mi mano. Antes de abrir la puerta, toco levemente con los dedos la marca en forma de una V al revés.  La cabeza me duele muchísimo, y ruego: “Por favor, que no esté volviéndome loca”, mientras abro la puerta de un empujón.

- ¡Mamá, ya llegué! – grito mirando las escaleras que conducen al segundo piso. De seguro estará metida en su cuarto, llena de pintura, con un pincel en la mano y su cabello alborotado. Típico.

- Alyssa ¿Dónde estabas? Llegas tarde. – mamá sale sorpresivamente de la cocina vestida con unos tacos blancos de ocho centímetros, una pollera negra de vestir hasta las rodillas, una camisa blanca con los tres primeros botones abiertos, y un perfecto rodete peinado en medio de la cabeza. El olor a un perfume dulzón me hace torcer una mueca. Mamá lucha frente a un espejo por colocarse un pequeño blanco y perlado aro. – Te dije que hoy es mi viaje a Italia y ¿llegas tarde? ¿En serio? – termina de colocarse el aro y se alisa la falda, dejándola sin arrugas.

- ¿Qué… que viaje, mamá? – estoy en shock, miro a la izquierda y encuentro una gran maleta azul oscuro apoyada contra la pared. ¡¿Italia?! ¡Si ella ni siquiera puede salir de casa, aun traumada por el divorcio (según su psicólogo)! - ¡¿Te vas a Italia?! ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Con quién? ¡Mamá!

Ella frunce el ceño, ladea la cabeza y se acerca a mí. Me toca la frente con su cálida mano.

- No estás enferma… - susurra más para sí misma que para mí. – Te dejé dinero debajo del cisne de la cocina.

Ese cisne me lo dio papá en mi cumpleaños, sin embargo, mamá ama más a esa criatura que yo. Esto debe de ser una broma, así que la miro esperando una respuesta lógica.

- Ya déjate de tonterías, Alyssa, no tengo tiempo para tus cosas. Llegas tarde, niña. - afuera suena una bocina, mamá da un respingo y luego sonríe. – Ese debe ser el señor Links. – toma su bolso y su chaqueta, la cual combina con su falda. – Adiós, cariño, nos vemos en unos días. – besa mi frente, toma su maleta y se va.

Ella realmente se va, me deja allí parada con la boca abierta y una expresión de shock en el rostro que perdura unos segundos.

- De acuerdo, ya saquen las cámaras. ¡Esto bebe ser una maldita broma! – abro la puerta bruscamente para detener a mamá y decirle que esto no me hace ninguna gracias, pero un rostro aparece frente a mí, haciéndome caer en mi trasero.

- Alyssa ¿estás bien? – levanto la mirada hacia la chica que tiene unos grandes ojos verdes que envían ondas de envidia en mi interior. También tiene cabello castaño liso que cae por su espalda hasta la cintura, y, aunque es delgada, tiene cuervas. ¿Por qué miro las curvas de unas chica? Porque si y punto.

Su rostro me es extrañamente familiar, sin embargo no la reconozco.

- Sí, estoy bien. – miro detrás de la chica para ver el lujoso VMW negro dar un chirrido y arrancar de prisa, llevándose a mi madre. Me pongo de pie y sacudo mi trasero. - ¿Quién eres tú?

Un Deseo EquivocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora