Un nuevo comienzo

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-¡POR DIOS, TOKEN! *Craig al abrir su celular denuevo luego de despedirse de Tweek, vió los mensajes que su amigo le envió. El primero en el que le rechazó el verse en la tarde y el segundo que fue el peor.

Su amigo del alma se fue, sin decir a donde, a buscar a Clyde.

Por un carajo, jamás se sintió tan mal en toda su vida.

-Craig hijo...¿qué sucede!? *Su madre alarmada se acercó a él*

El azabache no dijo nada. sino que solo se limitó a levantarse de la mesa para irse a su cuarto y golpear lo primero que veía. Pudo haber pasado los mejores momentos junto con Tweek, pero había otra cuestión importante también, y eso lo ponía de pelos de punta. Ahora perdió a sus dos mejores amigos y quien sabe que les pase...

-¡CARAJO! ¡CARAJO! ¡CARAJO! *Maldijo golpeando la pared con furia e impotencia, y tampoco podía delatar a Token ya que se lo pidió, aunque esto amerita que lo haga*

Luego de estar golpeando todo a su alcanze, Craig se dejó caer contra la puerta de su cuarto agotado ,rompiendo en llanto.

Maldita sea Token, donde estarás.

-¿Craig? *Thomas su padre, subió las escaleras para hablar con su hijo acerca de su actitud segundos antes en la mesa*


Eran ya las diez y cuarto de la noche en Colorado, y nuestro querido Tweek Tweak caminaba a toda prisa como podía rumbo a su casa.

Con un demonio que estuvo haciéndolo horas con Craig. El recordar TODAS las cosas que hicieron lo hacía sentirse tan avergonzado que cada rato se chocaba con postes o carteles por la calle. Lo que faltaba, que además de paranoico sea despistado, sin mencionar que dos autos casi lo pisan.

No pudo evitar sentir una molestia "ahi atrás" cosa que era evidente para el que lo viera caminar, ya que un par de personas que lo vieron caminar se le quedaron viendo con una expresión de trauma, signo de un chico al que le dieron duro.

El pobre rubio caminaba a medias por culpa de sus apasionado casi novio de hormonas alteradas. Es que vamos, luego de aguantarse las ganas por tanto tiempo obviamente le iba a dar con todo al pobre.

Cuando cruzó la calle frente a su hogar, se acerco al portón para sacar las llaves y abrir la puerta de entrada de forma lenta, ya que era tarde y el hecho de pensar que sus padres lo descubrirían lo ponía de pelos de punta. De ser así lo castigarían, lo harían trabajar más en la cafetería para entrenarse como esclavo más rápido y así venderlo al mercado de niños esclavo para ponerles luego falditas y otras cosas que mejor no mencionar (según los retorcidos pensamientos de Tweek). Al abrir la puerta lentamente y sin hacer mucho ruido, se encontró con todas las luces apagadas y un silencio en el ambiente. Esto lo tranquilizo bastante.

Luego de cerrar despacio la puerta, dejó su mochila a un lado con cuidado y con la luz de su celular se alumbró el camino a su cuarto, hasta que una voz lo sacó de sus casillas.

-Tweek *Un rostro masculino el cual fue iluminado por una linterna, se dejo ver por el contrario que posteriormente casi se muere del susto*

-¡¡AAAAAAHG!! *El pobre adolescente que ahora estaba temblando como una gelatina de nuevo, se quedó parado estático del miedo* -¡NO TE LLEVES MI ALMA! ¡MALDITO GNOMO SUCIOO!!!

Cuando dicha voz masculina escucho esto, se quedó callado unos segundos para luego estallar de la risa, una muy familiar diría.

-HAHAAHAHAHA, TWEEK, SOY YO, ¡TU PADRE! *Como buen padre que es, Richard Tweek por reírse tanto tuvo que sostenerse el estomago de la risa, estando aún sentado en el sofá cercano al televisor que ahora estaba acomodado frente a la puerta de entrada apropósito, y acto seguido un pequeño gatito blanco salió disparado de sus piernas* -Ahhhh, qué gracioso...aunque no me dejaste hacer mi interpretación de James Bond por la risa...

NOsOTROSWhere stories live. Discover now