"Me conoceras ahora"

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-Katya, voy a tratarte como te gusta, -dijo girándome fuertemente, abrí los ojos asustada y me lo encontré de frente.

-Que haces?, -déjame Jean Daniel, estas ebrio.

-Ven aca mi reina, -dijo aguantando mis manos muy fuertes sobre la cama, acomodándose sobre mi cuerpo.

-Ven aca mi reina, -dijo aguantando mis manos muy fuertes sobre la cama, acomodándose sobre mi cuerpo

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-Suéltame, Jean, suéltame.

-Eres mi esposa, mi mujer, y vas a complacerme en todo lo que te pida, -dijo dejándome mareada con su aliento.

-Déjame, pordios, suéltame -dije asustada.

-Que pasa?, ya no me quieres?, que pasa maldita zorra?, es que ya no te sirvo como hombre?, eres una cualquiera.

Empezó a insultarme dejándome boquiabierta.   Me incorporé en la cama echándome hacia atrás, pero el me halo por una pierna, acostándome debajo de el otravez. Me sostuvo por la cintura, y a pesar de su borrachera yo no podia con el, Jean Daniel era muy fuerte, se ejercitaba y estaba muy bien formado.  Subió una mano agarrándome por mi pelo, me apretó la cara contra la almohada.
Me sostenia fuerte el cabello y me pegó sus labios a mi oido, pensé que me besaría, pero no fue un beso lo que recibí.  Me halaba por el pelo pegando mi cara de su cara y me empezó a hablar muy fuerte.

-Pensabas que era un estúpido verdad, te creias que no me iba a dar cuenta, eres una cualquiera, te revolcastes con el hombre que queria ver tras las rejas,-  dijo mordiéndome un labio como si fuera a arráncarmelo.

Estaba ciego de coraje, tenia una ira que pensé que seria el final.
Me quedé muda al escucharlo.
Empezé a gritar, a quejarme de dolor.  Me estaba sacudiendo la cabeza con halones de pelo.

-Cálmate, cálmate, -fue lo único que se me ocurrio en ese momento.
-No es como tu piensas, cálmate.

-Zorra, -dijo pegándome fuerte en la cara

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-Zorra, -dijo pegándome fuerte en la cara.

Como estaba ebrio se cayó al tratar de levantarse de la cama y tuve tiempo de echarme hacia atras, tapándome con una almohada.

Como estaba ebrio se cayó al tratar de levantarse de la cama y tuve tiempo de echarme hacia atras, tapándome con una almohada

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-Ya basta pordios, me vas a provocar dolores, -dije pensando en el embarazo.

-No vas a salir del cuarto mas te juro, te juro por mi vida, que me conoceras ahora, voy a meter preso a ese infeliz, vas a tener que ir a verlo tras las rejas Katya Lizardi, -dijo riendose.

-Tu y yo sabemos que las pruebas no lo culpan, no puedes meterlo preso, Ian es inocente, tu lo sabes, lo sabes bien, -dije llorando sin darme cuenta el efecto de mis palabras en Jean Daniel.

-Vas a defenderlo, lo vas a defender?, tienes la descarates de defenderlo en mi cara?,  estas a favor de ese asesino, estas enamorada de ese asesino?, -dijo con los ojos desorbitados del coraje y el licor.

Lo ví acercarse cojiéndome por el pelo nuevamente, me  azotó la cara contra la pared.
El golpe fue fuerte, no pude recuperarme bien de el ya que volvia a pegar mi cara del seto.  Me ejercía presión, yo trataba de quitar sus manos, pero no podía.
Me estaba haciendo daño. 

Empezé a gritar, me estaba rayando mis mejillas, el no se daba cuenta, estaba ciego de coraje.

-Voy a enseñarte a respetar un hombre, vas a gritar piedad Katya Lizardi, - me decia casi arráncandome la cabellera, dandome golpes contra la pared.

Me sentía mareada, aún así pedía a gritos que me soltara.
Juré que iba a desmayarme, fue cuando escuché la puerta abrirse de golpe, eran Josefa y el jardinero.

-Sr. pordios, -dijo gritando ella corriendo a ayudarme.

-Josefina no te metas, Jean la llamaba por su verdadero nombre cuando sentia mucho coraje.

-Esto es entre esta adultera y yo, -dijo sin soltar mis cabellos.

-No Sr. despidame si quiere, pero no puedo permitir este abuso, la Sra. esta embarazada, -dijo llorando

Jean Daniel miro a su alrededor, el jardinero estaba mudo, asustado, me soltó de golpe dirigiéndose a la mesa de noche, quitándo sus cajones tirándolos contra el suelo. La lampara se movió cayendo en mil pedazos.

-Estás despedida Josefa, tu también maldito espectador, que demonios hacen en mi cuarto?- empezó a gritarle a Josefa y al jardinero.

Yo no dejaba de llorar, Josefa no dejaba de abrazarme. El jardinero estaba paralizado y Jean rompía todo lo que estaba a su alrededor. De pronto habian subido dos trabajadores, estaban asorados con la furia de Jean.

-Escuchénme bien los cuatro,  Tomás, Miguel, Josefa y tu -dijo al jardinero-  por ningún motivo, -volvió a hablar roncamente casi sin voz, no quiero que la Sra salga de su cuarto.

-Me escucharonnnnn, -grito fuerte, al mismo tiempo que todos decían que sí.

-Si, si Sr., dijeron ambos nerviosos.

-Se lo dicen a los demás, nadie en esta casa, nadie está autorizado a otra cosa que no sea su trabajo.  Me entendieron?

Todos afirmaron muy asustados.

Josefa me abrazaba, me miraba muy asustada, no mas asustada que yo. 

-Josefa, sal del cuarto, -dijo Jean mirándonos.

Josefa me miró

-No te preocupes niña, estaré al pendiente. -me dijo muy bajo al oido.

Jean Daniel miró a los otros y tambien les ordenó que salieran.

Tiró fuerte de la puerta seguido de un jarron que habia al otro lado del cuarto. Los pedazos volaron.

Me quedé en la cama, llorando, el buscó ropa tirada por el suelo de los cajones que abía tirado y se metió al baño.

Sin darme cuenta, me dormi.

AMOR DE DOSWhere stories live. Discover now