Capítulo 1 "Un estúpido mapache y una petición"

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Tomó el pergamino que había guardado entre sus ropas y lo desenrolló para revisar un par de cosas –valija con instrumentos adecuados- vio de reojo el bolso descansando a su lado en el piso y volvió la vista al papel –listo- y puso una palomita enseguida con un poco de tinta –collar, listo- puso una palomita nuevamente –portal, listo- dijo al ver aquel círculo de colores morados y azules que giraba a tan solo un metro de él, el cual dejaba ver una luz blanca en el centro –verificar la lista de verificación, listo- sonrió poniendo la última palomita y enrolló el pergamino para volver a esconderlo entre sus ropas.

Hace poco los gobernadores del reino habían aprobado que se llevara a cabo una investigación más profunda al mundo descubierto hace algunos años –por no decir siglos- y es que a pesar de que se habían mandado un par de aves, al parecer aquel lugar no se mantenía igual y había cambios, en especial en aquellos siglos donde comenzaron a elaborar unas cosas de metal que se movían solas, así que por fin habían aprobado que alguien pasara al otro lado para descartar o no la posibilidad de que otros viajaran a ese mundo y en este caso el hijo menor a heredar la corona lo haría –de seguro porque su hermana mayor era la primogénita y la que iba a tomar el mando del reino- porque como gobernadores tenían la responsabilidad de cuidar a su reino y en esas responsabilidades se incluía a los habitantes.

Sujetó su valija provista con cosas que podría necesitar y sonrió al recordar a un joven erudito que le había mencionado que podía acompañarlo pero era muy joven como para ir a una misión ultra peligrosa en un mundo que ninguno de los suyos había conocido, así que sus padres declinaron su ofrecimiento, aunque probablemente lo hicieron porque no querían dos muertos si algo malo sucedía.

Miró una última vez el reino a sus espaldas, el cual se extendía en la lejanía y saltó al portal que había creado a las afueras, pero se quedó estático por un momento cuando abrió los ojos y apareció en un lugar donde había gigantes estructuras mucho más altas que el propio castillo de Growellt y había cosas que se movían donde las personas iban adentro de ellas y aunque la idea de que hubieran sido devorados por esas cosas había pasado por su mente, parecían demasiado contentas para que fuera así, excepto por aquella mujer que comenzó a maldecir a otro que iba al frente.

"Parece que el libro sobre el idioma funcionó" pensó al notar que entendía lo que decían y que hubiera podido ser un problema si uno de los eruditos del reino no se hubiera encargado de escribir toda aquella información otorgada por las aves respecto a ese aspecto primordial.

-Bien, solo mézclate- se dijo al salir de su letargo al ver todas aquellas cosas nuevas, aunque él no sabía que sería un poco complicado cuando caminaba con ropas que asimilaban la vestimenta de oriente y que llamaba demasiado la atención con sus cabellos marrones largos y sus joyas encimas o eso fue hasta que recordó que no se había colocado el collar y por eso cuando creyó que nadie lo veía se lo puso y sonrió cuando vio su reflejo en el agua de una fuente que tenía una apariencia similar a las personas que había visto caminar hace unos minutos. El collar estaba diseñado para analizar la información a su alrededor y adaptarse a lo que le rodeaba, por ello sus ropas se veían como las que usaban las personas de ese lugar.

Se colocó aquella valija hecha de tela color opaco en la espalda y comenzó a caminar de buen humor porque en esos minutos que llevaba vagando no se había encontrado con ninguna criatura peligrosa o eso creía hasta que sintió que algo chocaba contra su cuerpo después de escuchar un grito o algo similar.

-¡Au!- se quejó con los ojos cerrados mientras masajeaba su cadera luego de sentarse en el suelo, ese al que había sido arrojado antes de que se diera cuenta al igual que su valija.

-¿Por qué rayos se metió en el camino?- escuchó y frunció el ceño al ver a un sujeto sacudirse la tierra de sus ropas antes de levantar una cosa extraña que tenía ruedas –espero que mi bicicleta no se haya estropeado-

-Disculpe, ¿pero sabe con quién está hablando?- comenzó a decir poniéndose de pie, mirándolo con molestia cuando debería estarse disculpando por haberlo golpeado y hablarle de esa manera al príncipe de Growellt.

El otro solo sonrió con diversión como si lo que le hubiera dicho fuera un juego y se cabreó más -¿un mochilero?- cuestionó y es que solo eso explicaría esa enorme bolso que parecía llevar, aunque ahora que lo veía, todos aquellos frascos con líquidos de colores tirados en el suelo resultaban extraños, ¿acaso era alguna clase de químico encargado de hacer metanfetaminas en un laboratorio clandestino de drogas?

Iba a corregirlo pero luego recordó que no estaba en su mundo y que estaba en el de los mortales, era normal que no conocieran un reino tan espléndido como el suyo y al parecer carecían de modales –no soy un mochilero, ni siquiera sé qué es eso- respondió y aunque estaba molesto, se apresuró a recoger sus cosas tiradas porque ya había notado que ese sujeto se les quedaba viendo y temía que pudiera saber para qué eran o que quisiera robárselas.

-Ajá- ¿cómo no iba a conocer el término? Incluso los ancianos conocían esa palabra en esos tiempos –Por cierto, espero que me pagues por las raspaduras de la bicicleta y la torcedora del manubrio, parece que choqué con una vaca en lugar de un sujeto flacucho- le dijo luego de ver que la pintura se había levantado en algunas partes y que la dirección de la llanta delantera no concordaba con la dirección del manubrio.

-No eres más que un insolente, incluso los ladrones tienen más modales que tú- le respondió y se acercó para arrebatarle un pequeño frasquito con un líquido azul de su mano derecha cuando lo observaba cómo preguntándose qué contenía –supongo que no se puede hacer nada para corregir a una...- lo miró –criatura como tú, pero ¿podrías decirme dónde hay un lugar donde pueda instalarme?-

-¿Acaso me viste cara de GPS o qué?- ese tipo no podía ser más divertido, todavía se quejaba por haberse atravesado en el camino para los bicicletistas en el parque y ahora quería que hiciera de su guía; probablemente inhalar esas cosas raras que llevaba en su bolso le habían dañado el cerebro y comenzaba a preguntarse si debía reportarlo a la policía.

-¿Qué es un GPS?- cuestionó y es que no entendía del todo lo que decía, el libro con el que aprendió el idioma del lugar al que lo transportaba el portal no decía nada de esos términos ni esas extrañas frases, ¿sería alguna clase de código utilizado por las personas de ahí?

-Olvídalo- comenzaba a frustrarse más entre más lo escuchaba así que por esa vez dejaría pasar las cosas con tal de no tener que seguir con esa extraña conversación entre ambos porque el sujeto era irritante y molesto –me largo- dijo tomando su bicicleta y se montó en ella para comenzar a alejarse como pudo, ya encontraría un lugar donde arreglarla más tarde.

-¡Espera, no me dijiste dónde podía instalarme!- gritó, pero el sujeto grandulón ni siquiera volteó, pero le había sorprendido que usara aquella cosa para moverse más a prisa y no se cayera de ella y es que era realmente delgada.

Cuando se quedó a solas, suspiró sin saber a dónde se suponía que debía ir, pero una anciana muy amable le había ayudado con su sabiduría mística para hablarle de algo llamado "departamentos", que era algo así como una casa pequeña donde las personas podían vivir por diferentes períodos de tiempo si pagaban una cuota, algo así como las posadas que había en los reinos para cuando los que no eran de ahí viajaban a otro y debían descansar.

-Este debe ser el departamento- murmuró para si mismo mientras revisaba el mapa que había encontrado en el suelo mientras caminaba y recordaba el nombre de la calle que le mencionó la anciana, aunque creía que era algo extraño que hubiera tantos caminos y cada uno tuviera un nombre más complicado que el anterior, ¿por qué no solo usaban un par de rutas en lugar de cientos de ellas? –"casa compartida"- leyó en el letrerito de afuera que estaba pegado en un papel extraño que brillaba demasiado, nunca había visto un verde tan chillón en su vida y sonrió al pensar que tal vez era una manera de alejar criaturas peligrosas a las que le molestaba la luz brillante.

Había estado caminando por un par de horas según supo por su reloj de sol portátil que uno de los artesanos del reino había elaborado especialmente para su viaje, pero nunca esperó que luego de moverse tanto pudiera llegar a toparse con la misma persona sin modales de más temprano.

"Así que esto es una casa compartida..." pensó mientras observaba desde su asiento en aquel suave sofá, los alrededores y es que el lugar parecía agradable, no era como el palacio pero era acogedor.

-No puede quedarse aquí- alegó el castaño mientras estaban sus otros dos compañeros de casa junto a la encargada del lugar que estaba sentada frente a aquel pelinegro extraño que había conocido en el parque.

-¿Por qué no?- cuestionó la joven de cabellos cortos color negro volteando a mirarlo –se ve como un buen chico- dijo y el susodicho sonrió abiertamente al darse cuenta que esa joven mujer era buena juzgando a los demás.

-Es un mochilero, ni siquiera debe tener dinero para pagar- agregó cruzándose de brazos, aparte de que estaba seguro de que no traía plata encima porque no le quiso pagar lo de su bicicleta, dudaba que pudiera costearse la parte de la renta que le tocaba, sin olvidar que no quería verlo andando por ahí, si se había frustrado y cabreado hablando alrededor de cinco minutos con él, dudaba que pudiera soportarlo más de esa extensión de tiempo sin querer golpearlo.

¿Un mochilero se refiere a una persona que no tiene dinero? Se cuestionó a sí mismo mientras veía a los otros al parecer discutir y fue entonces que comprendió lo que había tratado de decirle ese sujeto raro más temprano, se refería a que no tenía dinero; al parecer comenzaba a entender las palabras extrañas de los humanos.

-Si se refiere a dinero no tiene que preocuparse, tengo mucho- respondió haciendo que los alegatos cesaran y todos voltearan a mirarlo –no sé si sirva como su dinero porque no lo conozco bien, pero esto es lo que usamos en casa- dijo mientras buscaba en el bolsillo de su pantalón de tela extraña y dura, y sacó un pequeño saquito de color verde oscuro -¿con eso es suficiente?- cuestionó luego de ponerlo en la mesita de madera.

-¿De dónde sacaste esto?- cuestionó la mujer con los ojos muy abiertos mientras los demás se hacían la misma pregunta y es que parecía alguna clase de broma, esas monedas parecían hechas de oro puro.

-Lo conseguí por mis servicios de investigación- respondió y los otros se voltearon a mirar -vamos a hablar sobre un par de cosas, ¿te importa si te dejamos solo un momento?-

Negó –tómese su tiempo- respondió amable con una pequeña sonrisa y los demás huyeron atropelladamente a la cocina.

Uno de ellos se asomó para ver si el sujeto no los espiaba y regresó con el resto cuando vio que este parecía entretenido admirando uno de los cojines de la sala como si se tratara de una pieza de un museo.

-¿De dónde salió ese sujeto extraño?- preguntó Sungjae.

-Creo que lo importante aquí es, ¿quién diablos es?, ni siquiera se ve como un viejo para creer que sea un científico o alguna cosa así como para que esté en una investigación importante y aun así dudo que le paguen con monedas como esas... ¿será algo así como uno de esos tipos que investigan ruinas históricas en Egipto u otros lugares arqueológicos?- preguntó la mujer, poniendo en palabras muchas de las posibles dudas o respuestas que tenían algunos para explicar aquello –Youngwoon, tú lo conoces-

-No lo conozco, solo dije que nos topamos antes- respondió –además por su culpa me caí de la bicicleta y quedó mal, si hubiera sabido que llevaba tanto dinero encima no me hubiera ido y habría esperado que me pagara- murmuró con una mueca, debía ser un tacaño si ni siquiera le había querido ayudar con eso cuando parecía que el dinero le sobraba.

-Tal vez solo es un chaebol que ha estado viajando y llegó de paso; solo parece traer una mochila encima- dijo Hyungwon con algo de ingenuidad.

Cuando llegaron a la sala y tomaron asiento, el pelinegro seguía en su lugar y les miró con una sonrisa amable llena de sinceridad –acordamos que puedes quedarte aquí, pero...- sacó unas cuantas monedas del saquito verde porque estaba segura de que incluso sobraría cuando fuera a vender las que iba a tomar a una casa de empeño –solo se necesita esto- le dijo y puso a su alcance el resto.

Estaba segura de que con el dinero que tenía podía quedarse en el mejor hotel de la ciudad por un buen tiempo, pero no era quién para decirle dónde gastar su dinero cuando vivía de la renta que pagaban los inquilinos en la casa compartida que les rentaba.

-Oh, es usted una mujer honesta además de bonita, me encantará quedarme en un lugar donde alguien de su clase esté a cargo- dijo haciéndola sonrojar por el halago.

-¿Mujer bonita?, en realidad esta chica es más bien un chico- apenas dijo Youngwoon y ahogó un quejido cuando la de cabellos cortos le dio un codazo en el estómago y le murmuró un "cállate" luego de mirarlo casi echando fuego por los ojos.

-Será bueno tener un joven educado para variar- comentó Hani, haciendo referencia más que nada a Youngwoon que tendía ser algo tosco con su trato, aunque Sungjae no se quedaba atrás en cuanto a tener desorganizadas sus cosas y Hyungwon era algo olvidadizo y torpe, aunque era bastante lindo por lo que en ocasiones se lo dejaba pasar.

Admitía que había sido nueva esa experiencia de "casa compartida" pero poco a poco lo iba comprendiendo, era similar a lo que se hacía en el palacio de su reino, porque ahí vivían sus padres, su hermana mayor y algunos sirvientes, por lo que era algo relativamente similar solo que en una escala menor.

Todo había estado bien, la joven dama le había mostrado su habitación y aunque no era tan grande como la que tenía, admitía que era bonita e interesante, pero los problemas no comenzaron ahí sino después de que la pelinegra se retirara luego de explicarle el funcionamiento del lugar.

-¿Quién eres tú? ¿Cuál es tu nombre? ¿Acaso eres un acosador?- comenzó a interrogarlo aquel sujeto sin modales apenas y estaba pensando dónde acomodaría las cosas de su valija en la habitación que le habían asignado.

Su espalda había chocado contra la pared mientras el otro le miraba amenazante y aunque podría haber usado sus poderes para que alguna cosa le volara directo a la cabeza para que dejara de intentar intimidarlo y hablarle de esa manera, no podía relevar su identidad.

-Park... soy Park...- decía recordando haber visto esa palabra en el mapa y es que en la presentación de los otros habitantes del lugar se había dado cuenta que usaban diferentes nombres, algo que recordaba se mencionaba en el libro como un "apellido" –aunque no sabía cuál era su funcionamiento- y un par de nombres que se unían –Jungsoo- completó recordando haber visto ese nombre en algún letrero mientras caminaba.

-¿Park Jungsoo?- repitió mientras trataba de recordar si había escuchado ese apellido en algún otro lado porque cabía la posibilidad que el sujeto viniera de una familia acomodada –por estúpido que sonara- si traía todo ese dinero encima -¿por qué viniste a este lugar?- preguntó al final luego de ver que asentía.

-Porque necesitaba un lugar donde quedarme unos días, ¿por qué más?- cuestionó y sonrió al comprender a dónde iba el asunto.

-¿Qué es tan gracioso?-

-Es porque su arrogancia es divertida, ¿acaso piensa que yo vine porque tengo alguna clase de sentimiento por usted? Permítame corregir ese pensamiento, verá, yo no tengo gustos tan malos, además de que no tiene alguna clase de modales ni respeto cuando habla, así que dudo que alguien le vea adecuado- respondió de manera honesta siendo objetivo con sus palabras y es que el pobre sujeto parecía estar desquiciado, además de que tenía esa mirada agresiva y su cuerpo tenía un aura que le decía que era mejor no relacionarse con él.

-¡¿Qué?!- preguntó incrédulo al escuchar tal estupidez.

-No se preocupe, probablemente habrá algún ser humano que se adecue a... usted-

Y con aquella conversación Teuk se dio cuenta que ese ser humano llamado "Youngwoon" era el perfecto espécimen de lo malo de las personas de la sociedad mortal, al menos en cuanto a relacionarse con el resto de ellos y es que este se había encargado de molestarlo cada vez que se encontraban en la casa cuando regresaba de sus investigaciones diarias.

Palabras como "eres un cerebrito", "¿acaso fumas drogas que siempre estás sonriendo?", "eres un hijo de papá", le fueron dichas pero realmente no comprendía y aunque en algunos casos le dijo que era una persona y no un cerebrito porque eso era técnicamente imposible a menos que sufriera de alguna clase de mutación, que no sabía qué eran las drogas y que si era el hijo de su padre, porque este había participado en su creación, eso no había impedido que el otro sujeto corpulento le molestara, lo que le hizo comenzar a cuestionarse si tenía una clase de desorden en su cabeza o estuviera embrujado con alguna maldición de los malos espíritus.

Había tratado de investigar un poco sus hábitos y es que era un hombre de estudio, y se dijo que aquello podría funcionarle para que su relación mejorara porque comenzaba a creer que sospechaba de su naturaleza mágica porque siempre le veía fijamente cuando tomaba un poco de aquello llamado "cereal" en las mañanas y la investigación había estado bien hasta que este le quitó el libro que llevaba cuando se dirigía a su cuarto donde tenía sus anotaciones sobre su persona, uno de esos días.

-¿Acaso me estás acosando?- cuestionó viendo que tenía algunas cosas anotadas sobre que era un ser inestable, gruñón y grosero que no sabía de modales -¿estás son las investigaciones que haces entonces? ¿Acaso vendes información o algo así?- solo faltaba que estuviera metido con sujetos raros que usaban información de personas para sacar tarjetas de crédito, prestamos o cosas así y cometer estafas.

-Por supuesto que no, es solo que no me gusta que me molestes y creí que ayudaría a comprenderte- explicó, sus investigaciones tenían motivos honestos y válidos.

-¿Comprenderme?- sonrió ladino dejándole acorralado con su brazo izquierdo recargado en la pared mientras en su mano derecha sostenía el libro –esto es acoso y podría denunciarte a la policía, pero...- dijo quedándose callado un momento al sentirse repentinamente atrapado por la mirada del mayor -viéndote de cerca no estás tan mal- murmuró antes de unir sus labios a los del pelinegro sin ser plenamente consciente de ello.

Teuk admitía que aquello le había tomado por sorpresa, en especial cuando este comenzó a mover sus labios, pegándose a su cuerpo y por un momento se quedó pasmado hasta que un ligero hormigueo recorrió su vientre y decidió seguirle el juego al castaño porque por extraño que pareciera, le comenzaba a gustar la sensación que le provocaban sus labios.

"¿Qué hace?" se había preguntado cuando sintió algo tocar su trasero, apretujándolo y cuando separó sus labios con la intención de hablar, sintió algo tibio adentrarse a su boca y sin poder evitarlo hizo un sonido raro.

Esa fue la primera vez que desmayó a un humano, que alguien le tocaba el trasero, que lo besaron de esa forma y bueno, que creyó que había asesinado a alguien; fueron muchas primeras veces a decir verdad.

Parecía sencillo salir de esa, pero luego de llevarse a toda prisa al castaño a su habitación porque el collar había dejado de funcionar mostrando su verdadera apariencia y porque el otro estaba en un estado desconocido, tuvo que mentirle a los otros dos chicos que vivían en el lugar y que llegaron unos minutos más tarde luego de una práctica deportiva que llamaban "basquetbol", usando su investigación como una herramienta para hacer su historia creíble.

No era un buen panorama ser la primera criatura de los reinos en el mundo humano y haber dejado a uno de ellos inconsciente o muerto sin conocer el motivo de ello.

Había sido complicado encontrar un remedio para resolver el asunto cuando se dio cuenta que aquel sujeto extraño todavía respiraba, así que fue algo de ensayo y error... y bueno, de mencionar que Youngwoon le había dicho que no iba a estar unos días porque iba a ver a su familia –todos tenían algún familiar, ¿no?- cuando la realidad era que estaba oculto en su habitación.

Increíblemente luego del tercer día había encontrado una solución a su problema y aunque Youngwoon parecía no recordar las cosas, le dio una pequeña poción que hizo pasar por jugo en uno de sus momentos de amabilidad y le lavó el cerebro como decían algunos mortales, aunque eso no había impedido que el castaño volviera a acercársele con motivos ocultos como había hecho una noche cuando los otros se habían retirado a dormir y el castaño le pidió su ayuda para resolver un par de dudas que tenía o bueno, que se había inventado para poder entrar a su habitación que siempre se mantenía cerrada.

-No me beses en los labios, quiero hacer ruido- le había mentido y es que después de que se desmayara por quinta vez, comprendió que sucedía siempre que lo besaba de esa manera extraña donde compartían fluidos, por lo que si quería experimentar ese tipo de cosas que hacía por primera vez era mejor no arruinarlas.

-Mmm... me gusta como suena eso- comentó antes de besar su cuello mientras "Jungsoo" comenzaba a gemir bajito y el mayor se preguntaba si estaba desarrollando un nuevo poder porque su voz parecía hacer que se ensañara más con su persona.

Y en algún momento la diosa Eufyri decidió que era una buena idea unirlo con ese humano idiota y mamarracho después de un mes en el mundo mortal.

Todavía en el presente se preguntaba cómo había sucedido tal cosa.

Caminó por su alcoba con sus ropas reales y cuando se dirigía al salón de experimentación una vez en el pasillo, escuchó una voz bastante conocida –príncipe-

Suspiró -Yesung, ¿cuántas veces te he dicho que me llames solo Teuk?-

-Lo siento-

El mayor solo negó y le pidió que le acompañara -¿y qué es lo que querías decirme?- cuestionó mientras se ponía a revisar sus últimos avances en el desarrollo de posiciones, nunca se sabía en qué momento su suegra iba a acabar con su paciencia y era mejor tener algo para calmarla sin que ella lo supiera claro está.

-Quiero dejar el reino- pronunció y vio que aquel botecito de cristal que se había movido con intenciones de llegar a la mano del mayor, se detenía en el aire –quiero vivir en el mundo humano...- agregó al ver la duda en su rostro.

La verdad era que nunca nadie había vivido en el mundo humano con los mortales, al menos no por un período largo de tiempo y aunque había sido idea suya ayudar a que el menor se ligara con el humano de cabellos castaños que había llevado la primera vez que lo besó y metió la pata, había creído que Yesung se quedaría en el reino y que probablemente aquel jovencito le visitaría o viviría al lado del moreno tal y como hacía su pareja.

Conocía a Yesung de lo que se diría toda su vida, después de todo era un joven de una raza peligrosa y había estado bajo tutela desde pequeño por lo que a su edad había alcanzado el grado de erudito y era un hombre inteligente y bueno en las artes de defensa y ataque, pero era la primera vez que lo escuchaba querer hacer algo descabellado como eso.

-No será sencillo y no hay garantías de que funcione- le dijo y el menor aceptó hacer lo que le pidieran.

Como el príncipe tenía cierto poder, pero no era una decisión que le concerniera únicamente a él cuando se trataba de uno de los ciudadanos de su reino, por lo que tenía que contar con la aprobación de la reina –su hermana mayor- y los viejos reyes los cuales eran sus padres, debido a que no era una petición cualquiera, especialmente si se tomaba en cuenta la naturaleza de Yesung, esa que podría poner en peligro a los mortales.

Se le había cuestionado al pelinegro sus razones para querer tal cosa y este había respondido que se debía a que su pareja era un mortal y que por ello quería estar a su lado en su mundo, además de que era una buena oportunidad para saber un poco más de ese lugar donde habitaban y que no muchos conocían, por lo que podía mandar información al reino si cada tanto si era necesario.

Fue puesto a prueba.

Teuk sabía que los gobernantes no querrían perder a alguien con las capacidades de Yesung tan fácilmente, así que a menos que mostrara su control sobre sí mismo, no le permitirían el privilegio que buscaba.

Se le asignaron misiones fuera del reino y tareas y prácticas dentro de este, las primeras para que los alrededores en los caminos fueran seguros y las otras para poner a prueba sus capacidades y nivel de control, aunque los primeros días no fueron demasiado gratificantes porque había decapitado a los muñecos de prueba hechos de paja luego de que se molestara por las exigencias que le había puesto su entrenador cuando ya no podía resistir seguir las órdenes que le daba porque su cuerpo estaba agotado.

Le había dicho a Yesung que era mejor evitar viajar al mundo humano mientras duraba su entrenamiento y sus asignaciones porque sería peor si estaba viendo al humano, pero el menor le había desobedecido y en algunas ocasiones le vio atravesando un portal cuando creía que nadie lo veía, pero había descubierto con ello que el pelinegro solo miraba de lejos a su pareja como para asegurarse de que estaba bien mientras no se encontraba a su lado.

-¿Tengo que tomarlo de nuevo?-

-Hasta el fondo- le indicó entregándole un vasito con un líquido de color extraño que tenía pinta de ser agua estancada –significa que te lo tomes por completo hasta la última gota- explicó cuando lo vio con una ceja enarcada, a veces las palabras solo salían sin querer y todo porque Kangin tenía la culpa de pegárselas.

-Tan horrible como siempre- murmuró luego de beberlo, sintiendo el sabor todavía en su boca.

-¿No dijiste que querías estar con el humano?- cuestionó –esto es parte de ello, además es la última vez que vas a tomarlo- le recordó y es que después de un mes bajo observación, si pasaba los diagnósticos de ese día podía decirse que no habría problemas en que su magia sufriera inconsistencias que pudieran lastimar a Kyuhyun, otros humanos o a su propia persona cuando dejara el reino para estar entre mortales.

-Entiendo, lo siento por quejarme príncipe- hizo una pequeña inclinación con la cabeza y el mayor suspiró.

-Teuk, dime Teuk- Yesung seguía teniendo la costumbre de llamarle por su título cuando se conocían bien y solo se llevaban cuatrocientos años de diferencia –bien, la poción comienza a funcionar así que levántate y ponte en posición- aquel extraño brebaje que le daba al menor servía para que su aura fuera visible, así era mucho más sencillo interpretar los estados de ánimo del pelinegro para llevar un registro, así como también notar si sería capaz de no controlarse lo suficiente y lastimar a alguien que no debía o usar sus poderes cuando debía mantener una fachada frente a los humanos porque podría causar muchos problemas hacer lo contrario.

-Estoy listo- dijo tomando seriedad.

-Veamos... ¡Kyuhyun está cayendo de un edificio!- gritó de la nada tomando desprevenido al menor.

-¿Qué?- preguntó confundido.

-¡¿Qué vas a hacer?!- gritó.

-Guardar la calma y usar mis poderes de...-

-Pero hay personas en el lugar, cientos y cientos de ellas- le interrumpió.

-Yo...-

-Y si usas tus poderes la policía te va a detener-

-Pero eso...-

-Pero cuando quieres usar tus podres una tormenta se avecina también y comienzan a caer rayos que ponen en peligro a las personas que están ahí, pero eso no es lo único, también cae granizo y una jauría de perros salvajes te quieren atacar, ¿qué harías?- cuestionó -¡reacciona!- gritó y Yesung apenas alcanzó a esquivar un par de frasquitos volando contra él.

-¡Hey!- se quejó y antes de que el mayor le lanzara algo más lo arrojó al suelo con un poco de viento para luego poner fuego a su alrededor para que no se atreviera a moverse ni hacer nada más –¿acaso quieres matarme?- le preguntó, ni siquiera le había dado tiempo de pensar y ya le estaba arrojando cosas y una de ellas casi se estrella en su cabeza.

-Creo que pasaste-

-¿Eh?-

-Que pasaste- le explicó y sonrió cuando el fuego se fue –ya sabes que los tuyos tienen una relación entre sus poderes y sus emociones, pero a pesar de que te estresé y te ataqué, te mantuviste sereno y pudiste reaccionar bien sin explotar o destruir nada a tu alrededor- le explicó.

-Pude haberte matado, ¡¿acaso estás loco?!- por suerte había reaccionado a tiempo y se había controlado para no lastimarlo porque sabía que no debía hacerlo, pero las cosas podrían haber salido mal.

-Solo un poco- bromeó y le palmeó el hombro.

Luego de aquellos días de trabajos y pruebas, por fin se le concedió a Yesung el derecho de mantener su estadía en el otro mundo aunque todavía no sabían si sería capaz de adaptarse completamente a las costumbres de los humanos y sus extraños inventos, pero eso no impedía que pudiera regresar si lo creía conveniente e incluso seguía en pie la idea de que el mortal con el que lo había unido la diosa Eufyri se quedara en el reino para que no tuviera que irse de Growellt.

Teuk había creído que sería una buena idea que su pareja instruyera a Yesung en el mundo humano en lo que respectaba a encontrar un lugar para vivir, vestirse y entender las complicaciones de aquel raro sistema de comunicación que utilizaban algunos y que parecía estarse modificando conforme los años pasaban.

Solo esperaba no haberse equivocado.

Conocía a Youngwoon desde hace algunos años atrás, un par de años humanos y aunque ambos se habían unido en una ceremonia como su raza dictaba, eso no quitaba que se hubieran llevado de la patada al inicio y que hubiera pensado en ahorcarlo, contradiciendo todas las leyes de su existencia misma que decían que tenían prohibido lastimar a otros seres vivos, salvo aquellos que amenazaran o atentaran contra la vida de otras criaturas más frágiles y cosas por el estilo.

Y todo había estado bien hasta que supo que Yesung había cortado sus cabellos y que ocultaba sus ojos tras algo perturbador llamado "lentes de contacto" que las personas usaban por alguna extraña razón desconocida cuando creía que era algo sumamente extraño y perturbador ponerte un plástico en los ojos.

¿Podría un joven erudito dejar su título por culpa de un montón de mortales y un joven que se parecía un poco al tramposo mapache con el que se había unido cuando investigaba por primera vez el mundo humano?

-Cariño ven a la cama, tu dongsaeng quiere mostrarte algo...- dijo insinuante.

"Diablos, Yesung está perdido"

-¡Te dije que ya iba estúpido mapache, te escuché la primera vez!- se escuchó la risa de Kangin al fondo debido a su respuesta y Teuk solo suspiró, si sus progenitores y su gente lo escucharan hablando de esa manera probablemente le hubieran hecho rezar a sus dioses para disculparse por utilizar tales palabras.

"...Humanos"






Nota: Sungjae (BtoB) & Hyungwon (MONSTA X).

En el siguiente capítulo retomaremos las cosas donde se quedaron la última vez que Yesung y Kyuhyun se vieron, así que ahí comenzarán los conflictos ^^

Only One Kiss {KyuSung}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora