1 - Un motivo

1.5K 98 20
                                    

-Lo que no entiendo _ Dije inclinándome más cerca de la mujer como para hacer más confidenciales mis palabras _ Es la finalidad de todo esto. Gustavo ya no está. Eso no va a cambiar... _ Dije en voz alta como para afirmar al menos un punto.

Sus ojos negros llenos de rimel se achinaron y asintió: "Correcto"

-Pero sigo soñando hace meses las mismas secuencias, los mismos tres escenarios, los mismos diálogos pero con distintos resultados. Como si algo tuviera que cambiar. No sé que exactamente.

Nos quedamos calladas dos minutos. No sé si estaba pensando o si estaba haciendo tiempo para cobrarme más.

-Pero los diálogos son diferentes... _ Repitió mis palabras masajeandose la sien con los dedos.

Puse los ojos en blanco.

-Sí, de alguna forma lo único que puedo controlar es lo que digo. _ Le expliqué.

-¿Y lo que hacés? ¿Tenés poder sobre las cosas que hacés? Tus acciones... _ Interrogó la mujer con una pizca más de interés.

Pensé unos segundos.

-Sí controlo lo que hago. O eso creo. Es como eso... ¿Cómo se llaman esos sueños lúcidos donde sabés que estás soñando...? _ Le pregunté.

-¿Viaje astral?

-¡Eso! _ Exclamé.

La mujer tenía la duda o la confusión impresa en la cara. Pero en este punto me importaba poco que me tomaran por loca.
Hacía meses que soñaba con Gustavo Cerati. Con tres momentos específicos. Y empezaba a interferir en mi salud emocional. Me tenía devastada. Empezaba a tener miedo de ir a dormir y pasaba hasta tres días sin hacerlo. Me terminaba afectando en varios niveles. Desde los estudios hasta la relación con mis amigos. Tenía que parar todo esto. Solo que no tenía la más mínima idea de como.

-Lo que creo que te ocurre... _ Comenzó la mujer luego de dos minutos. _ Es que tenés que hacer algo con todo eso. Si vos tenés el poder de actuar en tu sueño, significa que para avanzar hay que cambiar algo hasta dar con el resultado correcto. ¿Entendés? Si no hubiese algo que está mal, no seguiría ocurriendo esto.

-¿Cambiar qué? _ Pregunté temerosa echándome atrás. La silla rechinó un poco.

-No sé. Lo que quieras cambiar...

Nos miramos intensamente. Ibamos a entrar en un campo en el que yo me mantenía totalmente escéptica. Un campo que si cuestionaba ahora,sentía que iba a terminar enloqueciéndo.

Tomé aire.
-Yo no puedo... digo... vos entendés... _ Se me cortó la voz.

-No. Gustavo Cerati se fue y no va a volver. No es tu trabajo salvarlo sino salvarte._ Dijo alzando sus cejas ultrafinas. _ Pero efectivamente algo tenés que cambiar en esas secuencias. Intervenir. Ya que tenés el poder de hacerlo. Y dejar de evitar la situación. O nunca se va terminar.

-¿Eso es todo? _ Mi tono cargado de decepción era inmensamente difícil de disimular.

-Bueno... te puedo recetar unas pastillas para dormir. _ Concluyó.

* * *

Me lavé los dientes en una especie de cámara lenta. Mis ojos tenían unas aureolas negras alrededor como marca de mi mal dormir de los últimos días. Me dolía el pecho de pensar en Gustavo Cerati. Eso era algo que no compartía con casi nadie. La gente podía llegar a tratarte de loca, de fanática estúpida.
Pero todo iba más allá. Siempre iba más allá cuando el arte dejaba de ser solo material y se metía dentro de vos. Te interpretaba más de lo que la interpretabas. El arte tenía esa cosa retroalimentativa que te daba más de lo que esperabas y en el momento adecuado. Acomodé las almohadas y miré el celular por última vez.

"Mañana pasá por casa a buscar esas remeras"
Mensaje de Marianela.

Me puse un recordatorio y me acomodé.
<<Bueno, Saya, otra vez...>> Me dije antes de sumirme en un sueño temeroso pero profundo.

(Buenos Aires 1986)

Gustavo punteaba la guitarra y los ojos se le perdían en una especie de trance.

Yo lo observaba anónimamente desde la puerta. Estaba preparada para la situación, la había vivido unas cuantas veces ya.
Salieron algunos acordes a algo que sonaba a "El rito". La acústica era impresionante. Y bueno, debía serlo en un estudio ¿No?

Tenía el pelo rizado y todo revuelto, era encantador. Y era mucho más alto y flaco de lo que siempre me había parecido.
La imágen de ese hombre no solo me alborotaba las hormonas, me hacía doler en un punto del pecho. Como una trsiteza aguda...

Faltaban unos treinta segundos para que me viera y me dijera "¿Vos quien sos?" con ese tonito desdeñoso de rockstar.

Decidí no esperar a que lo hiciera, porque siempre me quedaba titubeando o muda. Y recordé que la mujer me había incitado a actuar.
Me adelanté, abrí la puerta y me mandé.

Los ojos claros de Gustavo subieron hacia mi un poco molestos.

-¿Sí? _ Preguntó aflojando las manos alrededor de la guitarra para mirarme mejor...

Salvando a CeratiWhere stories live. Discover now