紹介

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−Mami, mami. –El pequeño castaño había estirado débilmente el largo y rosa vestido de su madre quien movía lentamente el cucharón en aquel sartén.

− ¿Qué pasa pequeño? –Tyler sonrió tímidamente y mordió sus labios, mirando a las baldosas blancas. –Dime, Ty.

− ¿Cu-cuando crezca puedo ser como tú, mami? –Dijo bajito, sintiendo sus mejillas rosas.

La señora levanto al pequeño entre sus brazos, aun teniendo 8 años era algo pequeño para su edad y muy fácil de levantar. Le sonrió ampliamente y asintió, mirando los ojos brillosos de su pequeño.

−Claro que sí bebé, puedes ser lo que quieras tú ser. –Le dio un beso tronado en las mejillas y miro como el menor sonreía, feliz.

− ¿Pue-puedo llevar vestidos rosas como los tuyos? –Preguntó su voz derrochaba felicidad.

−Por supuesto, tal vez puedan ser más bonitos. –El menor soltó un chillido de felicidad.

− ¿También puedo tener muñecas y mi cuarto rosa? –La mujer no lo pensó, asintiendo a las preguntas del menor sin quitar aquella sonrisa.

−Por mí no habría problema, tal vez lo del cuarto pueda esperar un poco. –Tyler bajó su mirada lentamente, borrando su sonrisa. –Tendríamos que comprar los muebles que combinen y la cama. –La mujer vio como el menor sonreía y asentía a todo. –Las sabanas tienen que ser rosas también, ¿no es así? –El menor volvió a asentir abrazando a su madre por el cuello.

−Gracias mami, gracias. –Le susurraba, sintiendo sus lágrimas de felicidad comenzar ya a salir.

Y cuando el tiempo estuvo de su lado la familia de dos comenzó la remodelación. La madre del pequeño había comprado toda la ropa que el menor veía, la mujer no le podía decir que no a su único rayo de sol. La señora dudo un poco, al ver como el castaño tomaba pequeñas bragas de niña (no sé cómo se dicen mátenme) pero al final las compró.

La madre de Tyler era soltera, había criado al menor ella sola al ver que su pareja huía cuando le había dicho que estaba embarazada del castaño. A ella no le afecto la ida de aquel hombre, la había hecho más fuerte y se juró que el bebé que llevaba no pasara por lo que ella estaba pasando.

El pequeño cuarto del menor era pintado por los dos de un rosa pastel, cómodo para los ojos del menor, su madre había comprado muñecas de trapo, esas habían sido las que Tyler había escogido, eran lindas y rosadas. Y el closet había sido llenado por vestidos rosas, faldas rosas y blancas junto con algunos pares de zapatos que combinaban con cualquier prenda ahí.

−Serás el más hermoso, pequeño. –Le aseguró su madre al menor, mientras le ayudaba a ponerse un pequeño vestido blanco con brillos rosas y al final una corona de flores dejando un beso en su frente antes de ponérsela.

El menor asintió, sus mejillas rosadas hacían su conjunto mejor.

− ¿Soy hermosa para ti, mami? –La señora no tuvo que pensarlo y asintió, abrazando al menor y dejar pequeños besos en el cabello del castaño.

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mama saidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora