Capítulo 3

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Llego a mi trabajo a la hora común. Siempre temprano, aunque no tenga jefe por hoy, Ashton dejó bastante trabajo que debo organizar para que el nuevo jefe tenga con qué entretenerse por una larga temporada.

—Paula. —Me giro al escuchar la voz de mi desaliñada rubia.

Ruedo los ojos al verla con esa vieja americana negra que solo le deja ver los dedos con uñas sin gracia. Parece que no tiene nada que no sea negro o gris. Hace un par de años que dejó de ser gorda y aún no entiendo ¿por qué no luce su nueva figura? Tiene tanta suerte de que no le quedaran estrías luego de dos tortuosos embarazos.

—Hola, fea.

—¿Qué sucede? —La miro extrañada y rueda los ojos—. Tuve que llamarte varias veces y no has sonreído. Dímelo.

—No sucede nada. Solo tuve una mala noche.

Entro al edificio y ella me sigue resoplando, haciéndome saber que no me dejará en paz hasta que no le diga lo que está sucediendo.

—Sabes que no te creo. Hemos sido amigas desde hace ocho años y no te he visto así desde que decidiste olvidar todo referente a Ethan.

Y vaya que conoce mi vida.  Después de todo, ella fue mi pañuelo de lágrimas cuando me separé, cuando apenas nos conocíamos.

—Anoche estuvo en el apartamento.

—¿Estás bromeando? —Niego y entramos al ascensor seguidos por otros compañeros a los que saludamos—. ¿Qué quería?

—Volver.

—Y por tu cara, debo asumir que lo rechazaste.

—¿Te parece si seguimos en el almuerzo?

—Está bien.

Me abraza justo antes de que se abran las puertas en su piso y sigo hasta el mío sintiéndome un poco más tranquila. Esa mujer sí que sabe cómo alegrar el día de una persona. Es demasiado dulce.

Aún no hay nadie en mi piso, pero en menos de cinco minutos empezarán a llegar, a menos que no le tomen importancia a la hora ya que no tenemos jefe. Quito mi saco y mis guantes antes de ponerme manos a la obra agradeciendo la calefacción. Empiezo a contestar correos y enviar algunos otros que no son urgentes, a la bandeja del jefe. Ya se ocupará él de eso mañana cuando llegue.

Recojo algunos documentos y los archivo rápidamente. Al pasar frente a la puerta del jefe escucho un ruido y me asusto un poco, aunque no creo que sea posible que a éste edificio haya entrado alguien sin autorización. Collins es bastante meticuloso con la seguridad. Aun así, se supone que soy la única en el piso.

Camino con extremo cuidado y abro la puerta que está entreabierta. La abro con cuidado y veo a alguien sentado revolviendo carpetas en el escritorio.

—¿Quién es usted? —pregunto abriendo la puerta en su totalidad.

El hombre está sentado en el escritorio, lleva puesto un traje azul oscuro y tiene su cabello rubio, un poco oscuro, perfectamente peinado hacia atrás. Levanta la mirada al escucharme haciendo que nuestras miradas queden ancladas y retengo un suspiro repentino cuando sus lindos ojos azules como el cielo, me escrutan recorriéndome de pies a cabeza de una manera calientemente descarada.

—El nuevo jefe.

Jodidas voces sexys.

Se levanta dejando ver su gran estatura y camina con parsimonia hasta mí exhibiendo su bien formado cuerpo. Se detiene a un par de metros de mí y levanto levemente mi cabeza para mirar esos lindos y atrayentes ojos. Aún con mis tacones de diez centímetros, me saca media cabeza.

Aventura de Una Mujer Libre #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora