Capítulo 2

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Me levanto a mi usual hora. Necesito, normalmente, unas dos horas para bañarme, perfumar mi cuerpo, cepillar mi largo y pelirrojo cabello y, por último, escoger el atuendo perfecto para un largo día de trabajo.

Luego del ritual matutino, desayuno y dejo mi casa limpia. No me gusta el desorden y mucho menos, tener personas extrañas metidas en mi casa. Aún cuando estaba casada y trabajaba por gusto, yo misma me encargada de la casa y de mi esposo. Tal y como hace Sarah, pero sin hijos.

Creo que debo dejar de pensar en bebés o volveré a llorar por no poder cumplir ese sueño de mi vida. Odio llorar por las noches y tener que lidiar con los ojos hinchados al día siguiente.

Al bajar del edificio, Héctor me entrega mi periódico, subo a mi Jeta rojo y tomo camino hacia mi trabajo. Sé que no tengo necesidad de trabajar por la mensualidad que recibo por las acciones que me dio mi exesposo de su empresa constructora, al separarnos, pero es muy aburrido estar encerrada en casa todo el día haciendo nada.

Al llegar a mi puesto de trabajo, veo un pequeño revuelo, lo que no es normal. Pregunto qué pasa y me dicen que lea el periódico. Lo llevo en mi mano y no me he tomado la molestia en abrirlo. Gena me pasa el suyo en la página de interés y abro mi boca.

Pero no puedo más que reír. Sabía que algo así iba a pasar algún día.

Mi jefe, el señor Tommy Ashton, es un pequeño y apuesto cerdo que se acuesta con cuanta modelo nueva llega a la agencia, y ellas como buenas niñas estúpidas, creen en lo que él diga. Como si tuviera la última palabra.

—Ambas han demandado a la empresa y a Tommy —dice Gena preocupada.

No me quiero imaginar a Adam Walker en este momento. Ese hombre es mucha sonrisa, pero fuera de la oficina. Aquí dentro, es todo un ogro explotador.

Y hablando del rey de Roma.

—¿Ya llegó? —pregunta Alexander Collins enojado.

Eso no es novedad.

El señor Walker está rojo y parece que su socio prefiere hablar antes de que su amigo estalle.

—Aún no, señor.

—Estaremos esperando adentro. —Asiento y ambos se encierran en la oficina de mi jefe.

Parece que mi día común se ha tornado algo emocionante. Solamente era cuestión de tiempo para que algo así sucediera. Mi prontamente, exjefe, no se librará de esto fácilmente.

El ascensor se abre y sonrío cuando sale, tan tranquilo como siempre. Pavoneándose y creyéndose el hombre más atractivo de la tierra. Este hombre nunca mide sus actos.

—Buenos días, Paula.

—Buenos días, Tommy —contesto con una enorme sonrisa.

Me guiña un ojo, tan coqueto como siempre, y entra en su oficina.

—Ese cerdo no cambia —se queja Leila y río junto a Gena.

Las personas inconscientes que solo piensan en ellas, nunca cambian.

Escucho un grito y luego otro más. Todo aquí afuera se queda en un silencio muy gracioso. Falta que nos crezcan orejas. Veo a un par de chicas entrometidas caminar frente a la puerta, pero dan un respingo cuando se abre de par en par y de manera estruendosa.

—Paula —habla Walker casi echando espuma por la boca—, todo lo que tengas de trabajo me lo subes. Lo manejaré yo mismo hasta la llegada del nuevo Publicista.

—Si, señor.

Le sonrío divertida y rueda los ojos. Collins sale empujando a Ashton y le grita que se largue.

Aventura de Una Mujer Libre #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora