× Capítulo 25 ×

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× Narra ____ ×

____:— Solo puedo decir que ahora tengo a alguien mejor —sonrió mostrando su blanca dentadura y dejando a la vista sus bellos hoyuelos.

Jos:— Nunca creí que todo aquello fuera tu pasado. Ahora confirmo que "aquella caída por las escaleras" es falsa —acarició mis labios con la yema de su pulgar.

____:— Sí —sonrió débil—. Al parecer tengo miedo que alguien me toque, sobria, después de lo ocurrió hace años.

Jos:— Permiteme borrar sus manos sobre tu cuerpo, permiteme acariciar lentamente tus labios con los mios, permiteme hacerte mía, hacer el amor contigo.

Sus palabras deleitaban mis oídos, mi piel se erizó al sentir su respiración en mi cuello. "Hacer el amor contigo", esa frase pasó mil veces en mi cabeza en tan solo segundos, tener sexo y hacer el amor era dos cosas muy distintas; el sexo: claramente solo se trataba de una noche y nada más, de lujuria y deseo, de pasión y arrebato; mientras que hacer el amor: es pasar más de una noche juntos, suspirando el uno por el otro, algo lento pero salvaje, algo sexi pero tranquilo, algo que se puede tener solamente con una persona.

Él había podido ver lo que a nadie muestro en la intimidad, en el éxtasis de cada beso podía imaginar más que eso.

Sus manos viajaron por mi cuerpo prácticamente desnudo, sus besos suaves pero excitantes dominaron mis labios más de una vez. Los gemidos en la habitación no se hicieron esperar, su voz ronca y seductora mencionaba mi nombre cada segundo que pasaba. Acaricié su miembro por encima de la tela, un gruñido se escapo de sus labios, con nerviosismo baje la delgada tela de su bóxer hasta deshacerme de el por completo.

Al igual, él hizo lo mismo con mis diminutas bragas color negro. Gemi al sentir su miembro en mi entrada, realmente se sentía tan bien. Aparto delicadamente mis manos de su espalda.

Jos:— Solo disfruta —susurró, haciendo que su fresco aliento chocara contra mi rostro—. Seré el único que te eleve hasta las estrellas, porque soy tuyo y de nadie más.

____:— ¿Eres mío? —pregunte agitada, dudosa. Tenía miedo que se alejara de mi, ahora no podía imaginar un día sin estar a su lado. Era fuerte lo admito, pero él hacia que todo mi ser se volviera de cristal.

Jos:— Cariño, soy tuyo —dijo con voz ronca y acarició mi entrada, la lujuria estaba a punto de consumirme.

Cuidadosamente entró en mi, un grito salió de mis labios pero enseguida fue callado por un beso salvaje, exigiendo que su lengua acariciara la mía, las embestias eran cada vez más rápidas, mi cuerpo exigía más, estaba en el éxtasis en cualquier momento gritaría su nombre anunciando el orgasmo.

Y llegó, un orgasmo compartido, con las respiraciones agitadas cada uno se colocó al lado correspondiente de la cama, su mano entrelazada con la mía, acariciaba mis nudillo con detenimiento, besaba mis cortadas con cautelo y preocupación.

Jos:— Promete que jamás volverás a cortarte —levanto su dedo meñique, solté una carcajada.

____:— Que infantil —negué divertida—. Pero, lo prometo —entrelace su meñique con el mio.

Sin palabras, solo con miradas nos conectabamos de una manera impresionante, se podía apreciar aquel brillo en sus ojos solo con la poca luz que alumbraba la habitación. Imagino que mis ojos están igual que los suyos.

Jos:— ¿Sabes?... Todas las personas estamos destinadas a encontrarnos por una razón.

____:— Pero muy pocas tienen la suerte de estar enamoradas y juntas a la vez.

Mi Chica Suicida (Tonalidades I) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora