Capítulo 10: "Secretos del pasado"

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- Aline tiene muy buen gusto con los complementos. Es hermoso- señalé el sombrero y sonreí con amargura.

- ¿Aline?- se rió a carcajadas por mi expresión. Me estaría notando celosa. Tendría que ocultar mis sentimientos mejor-. ¿Qué tiene que ver ella en todo esto?- dijo.

- Dijiste que el sombrero…- me interrumpió molesto. Se puso serio. No por favor, que no volviera el griego arrogante.

- El sombrero es de mi madre. Creo que es la mujer de mi vida.- me miró directamente a los ojos y me sonrojé.

Me volvía a mirar de esa manera que hacía que me volviera líquido caliente. Totalmente derretida ante sus encantos.

- ¿Creo?- dije para distraerlo y que me dejara de mirar así. No podría resistirlo más. En cualquier momento me lanzaría y posaría mis labios sobre los suyos. Nunca me había comportado de aquella manera. Ese hombre me había cambiado, estaba loca. Pero loca por él.

- Creo que es la mujer de mi vida…hasta que otra me demuestre lo contrario- curvó sus labios en una media sonrisa y dejó de mirarme. Me sentí aliviada.

- Bueno, ¿quieres darte un baño? El agua esta a muy buena temperatura- me ofreció emocionado.

- Sí, me encantaría. ¿Es muy honda?- vaya pregunta tonta que había soltado. Ahora pensaría que no sabía nadar y que le daba miedo el agua. Pero el contestó sin hacer ningún comentario.

- Tiene un metro ochenta aproximadamente- me asusté de verdad. ¿Un metro ochenta? Un poco menos de lo que él mediría. Yo era bajita. Y no sabía nadar muy bien. Al ver mi preocupación continuó.

- Pero esta zona es de escalones, puedes relajarte ahí si no tienes ganas de nadar- movió su brazo y me señaló la parte de la piscina que tenía escalones. Que no se moviera tanto. El viento y la brisa que venían del mar me traían su aroma. Ese aroma viril que olía a misterio, pasión, fuerza y ternura al mismo tiempo. Tenía que meterme en el agua ya, si no quería cometer una locura de la cual me arrepentiría hasta el día de mi muerte.

Me dispuse a meterme en el agua, pero no me percaté de que aún llevaba la toalla sobre mi cuerpo hasta que escuché la voz grave de Lysander a mi espalda.

- ¿Te vas a meter con la toalla?- comenzó a reírse.

Todo lo que yo hacía le parecía gracioso. Eso era para él, un pasatiempo del cual pasar un buen rato y divertirse. Si supiera cuánto me dolía pensar que sólo era eso para él…bueno, si lo supiera tal vez se alegraría ¿No quería venganza? Pues esa sería su mayor venganza: jugar con mis sentimientos.

- No me iba a meter con la toalla. Solo estaba probando el agua con el pie- mentí para evitar el ridículo girando la cabeza para mirarlo desafiante.

- Bueno que disfrutes del baño. Me tenderé a tomar el sol y luego me uniré a ti, si no te importa.

¿A qué venía eso?

- Por supuesto que no me importa, es tu piscina. Muy bonita por cierto- había sido una maleducada al no haberle dicho lo hermosa que era su piscina. Era de ensueño, pero de ensueño para bañarse con el hombre que estuviera enamorado de mi, no que me usara para su conveniencia.

Quisiera poder amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora