Capítulo Cuarenta y Cuatro: Cerrar el pasado (Penúltimo)

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Capítulo cuarenta y cuatro: Cerrar el pasado.

Jocker.



10 de abril, 2015.

—Ya quiero que esto despegue—dice con impaciencia Adelaide observando por la ventanilla del avión.

—Impaciente—es todo lo que puedo decir y cuando alzo mi vista sus ojos se estrechan observándome pero luego la naturaleza de su mirada cambia— ¿Qué?

—Eres bello.

— ¿Bello? ¿A qué viene eso?

—Es que eres bello.

—Tiene que ser la primera vez que alguien me llama bello.

—Dame un beso.

— ¿Te despertaste hoy rodeada de azúcar?

—Tonto—se ríe y pasa una mano por mi cuello mientras parpadea continuamente intentando darme una mirada soñadora o al menos eso creo que intenta—. Eres mi bello, mi corazoncito, mi bebé...

—De acuerdo, estás asustándome ¿Quién eres y dónde está mi amada novia?

— ¿Amada novia?

—Sí, te amo.

Sonríe y toma el libro de bolsillo que tengo sobre mi regazo aunque soy consciente de que viajando con Adelaide las probabilidades de necesitar distraerme son nulas. Parece que no le hace mucha gracia encontrar que es una novela de terror.

—No quiero leer en este momento algo que me quite el sueño.

—Miedosa.

Ignora mi acusación mientras de forma distraída toma un mechón de su cabello jugando con la punta de este, luego su mirada regresa a mi.

—Si yo estuviera trabajando no habría podido venir contigo a cerrar esta puerta de tu vida.

—Eso lo pensé— estiro mi mano tomando la suya—. Gracias por estar conmigo.

Alcanza a decirme unas pocas palabras antes que anuncien que en breve minutos iniciaremos despegue. Aun cuando estamos sobre tierra mis pensamientos van a Noel.

Fuiste un buen hombre, espero esto sea al menos la cuarta parte de lo que mereces que las personas hagan en tu honor.

***

11 de abril, 2015.

El auto se detiene frente a una casa de apariencia rustica pero con un precioso jardín. Me encargo de pagar mientras bajamos.

Adelaide se mantiene en silencio, creo que sabe que en este momento no sé muy bien cómo manejarme. Paso las palmas de mis manos sudadas en mi pantalón. Hace calor, no tanto como lo hacía en Siria o Irak, nunca podré olvidar la manera en la que el sol podía ser un total tormento para causar ampollas en mis manos.

Una de las cortinas de las ventanas frontales de corre y supongo que ya saben de nuestra presencia. Mi estomago se revuelve ante la idea de que adentro de esas paredes se encuentran personas que amaron a Noel y que soñaban con verlo volver a casa.

Por un instante me siento culpable de ser yo quien va entrar por esa puerta cuando para ellos sería felicidad que se tratara de Noel.

Tomo respiraciones profundas del modo en el que me ha recomendando el psicólogo. En mi mente yo tenía una serie de palabras que unidas formaban oraciones que pretendían ser las idóneas para la familia de Noel, pero ahora todo parece tan confuso que difícilmente mi lengua puede moverse para generar una de las líneas.

Término Medio ( #1 Saga InfoNews)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora