[TREINTA Y TRES]

75.1K 6.8K 888
                                    

Solo quería marcharme lejos de ahí y dejar de esperarnos, irme lejos, pensando que lejos es donde no estás, sin darme cuenta que donde realmente estás es en mí, y no te irás hasta que yo lo decida.

ELVIRA SASTRE
...


KEA

Solo un par de días soporto estar en casa de Diego.

No sé por qué, si sus amigos han sido geniales conmigo. Bárbara ha estado ahí también a mi lado, no dejándome sola, incluyéndome en sus actividades; sin embargo... no me siento a gusto. Me imagino a mí misma como una entrometida en sus vidas, queriendo robar solo un poco de su calma, de su atención, de su unidad.

Ellos son una familia ahora y yo no soy parte de ella.

Recuerdo la despedida de Fidel una y otra vez. Recuerdo también haberme arrepentido de inmediato por no haber salido corriendo tras él, pero... ¿qué le habría dicho de todas maneras si lo hubiera hecho? ¿Que lo quería? ¿Qué lo extrañaba y que lo amaba? ¿Que haberlo sacado de mi vida me estaba haciendo más daño que bien?

Si acabé con lo que tuvimos —si es que tuvimos algo alguna vez—, fue por él, no por mí. Por su bien. Porque con el tiempo simplemente iba a darse cuenta de que cuando digo que no estoy bien hablo en serio. Pero ahora... me lo cuestiono todo.

Pienso que tal vez habría sido mejor darle el beneficio de la duda. Creer que no me daría la espalda, que querrá ayudarme, que se quedaría. Él dijo que tenía miedo también.

¿Miedo de lo mismo? ¿Tenía miedo de que yo lo dejara, de que lo nuestro no funcionara? ¿Y aun así estaba dispuesto a intentarlo? ¿Todavía lo estará?

Me he dado cuenta de que estoy enferma —sufro de cobardía— y no sé cómo curarme. Me avergüenzo de mí misma. Lo peor es que sé que voy a arrepentirme el resto de mis días, que voy a estar preguntándome «¿y qué si hubiera...?», soñando con una historia distinta, con un final diferente, y sigo sin estar dispuesta a intentarlo.

Solo estoy aquí, sola, compadeciéndome y viendo cómo todos siguen con sus vidas. Y la verdad es que ya no sé si quiero estar más así. No sé si quiero vivir sola toda mi vida solo por tener miedo de los demás. No sé si quiero vivir fingiendo ser alguien que no soy el resto de mis días... y solo yo puedo cambiar eso a tiempo. No sé si tengo más miedo a quedarme sola o a salir lastimada, pero sé que ya no puedo seguir más así, ni quiero hacerlo.

Naira me llama un día mientras Diego y Barbie van a trabajar. Dice que va a irse pronto a la universidad con su novio y que quiere verme antes de marcharse. Obviamente uso eso como pretexto y le digo a Diego que quiero volver antes a casa. Él acepta sin cuestionar nada. Me lleva de regreso... y se queda conmigo al ver que nuestro padre no está.

—Solo un par de días —dice cansado. Y no sé si es por el viaje o algo más, pero parece en verdad agotado. Mayor. Triste.

—Bien —contesto yo, preguntándome si no debería ir tras él y asegurarme de que esté bien.

Se encierra en la que era su antigua habitación y lo dejo estar. Llamo a mi amiga para avisarle que ya estoy en casa y ella queda en venir a quedarse a dormir, cosa en la que estoy de acuerdo. Hoy no quiero estar sola.

Poco antes de que Nai llegue, mi padre entra a casa y me ve en la cocina. No dice nada. Solo me sonríe con tristeza y se encamina a su habitación. Las cosas entre nosotros son... incómodas. No hay otra palabra para describirlo. No sé qué hacer ni cómo actuar, así que lo evito. No es difícil teniendo en cuenta que casi nunca estoy en casa y él se la pasa trabajando. Lo bueno es que recuperó su trabajo, aunque hace demasiadas horas extras y siempre que lo veo parece cansado. Me pregunto cómo está llevando la sobriedad. Me pregunto cómo está, cómo se siente.

Besos que curan [ADL #2] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora