Un extraño lugar.

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Lana despertó en un lugar muy extraño, estaba en un camino de tierra, el cielo era de un tono oscuro, como si no hubiera felicidad en ese lugar. Las plantas no eran como las típicas que Lana veía en la ciudad, sino que eran de tela suave, como de peluche. — Plantas... ¿de peluche? — Dijo Lana. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que Fred se perdió. — No otra vez... — Lana se levantó del suelo y se limpió el vestido. Vio que cerca había un pueblo, y no tuvo más opción que ir a este, así que partió directo hacia el peculiar pueblo que había cerca.

Después de una caminata, Lana llega al "peculiar" pueblo con su sonrisa de alegría. Lana al ver a los habitantes del lugar puso los ojos como platos, no se lo podía creer, eran sus juguetes moviéndose, hablando, bailando, etcétera. Eran de tamaño más grande, incluso más grande que Lana. La chica caminaba en medio del pueblo con mucha emoción, a cada habitante de juguete que veía, lo saludaba y estos la saludaban de vuelta con una grande sonrisa. En un acto, Lana chocó con alguien, era Closty el payaso sin piernas, quien se giró para ver a Lana y al verla le sonrío. — ¡Vaya! — Gritó el payaso. — ¿Te han dicho que te pareces a la diosa Lana? — Lana se sorprendió un poco al escuchar esto, pero movió la cabeza lado a lado diciendo que no. — Pues te pareces mucho. — Dijo sonriendo tiernamente.

— Tú eres Closty. — Dijo Lana sonriendo ante el payaso. Closty asintió.

— ¿Cómo lo supiste?

— Fue una corazonada. —Mintió Lana, creyó que sabía lo que estaba pasando por ese lugar. Era otro mundo, donde ella era la diosa por más estúpido que sonara.

— ¿Y tú eres...? — Preguntaba Closty mirando a Lana con curiosidad.

— Solo llámame Katy. — Dijo Lana. Katy era su segundo nombre y nadie lo mencionaba, solo su mamá cuando le gritaba.

— Mucho gusto, Katy. — En ese momento, aparecieron dos muñecos tomados de la mano que se acercaron a Closty y a Lana: Eran Bob y Linda, Lana sentía cómo la felicidad recorría su cuerpo, todos sus juguetes se movían, era algo aterrador pero a Lana le encantaba porque eran bastante amigables todos. — ¡Bob, Linda! Les presento a Katy, se parece a la diosa Lana ¿No creen? — Bob y Linda miraron a Lana. Lana se dio cuenta de que a Linda le faltaba un ojo como en su versión pequeña.

— Tienes razón, Closty — Dijo Bob. — Un gusto, Katy. Me llamo Bob y ella es Linda. — Dijo apuntando a la muñeca que tenía tomada de la mano.

— Es un gusto. — Dijo Lana sonriendo.

— ¿De dónde vienes? — Preguntó Linda corriéndose el pelo de la cara.

— Yo vengo de... — Lana se lo pensó un momento, no sabía que responder. — El pueblo vecino.

— ¿De verdad? Eso es bastante lejos... — Dijo Bob.

— Y es caro el viaje. — Dijo Linda.

— Si, pero tengo dinero. — Dijo Lana.

— Oh, interesante... — Dijo Bob. — Como sea, oye Closty, vamos a ver a Fred. — Lana al escuchar eso, puso los ojos como platos. — Ha vuelto por fin.

— Si, después de tanto tiempo fuera. — Dijo Linda con mucha emoción. Lana escuchaba con atención.

— ¿De verdad ha vuelto? Vamos a verlo entonces ¡Tengo tantas preguntas que hacerle! — Dijo Closty. — ¿Quieres venir, Katy? — Lana asintió lentamente, sus ganas de ver y abrazar a Fred eran tremendas.

Como habían dicho, fueron a ver a Fred, y Lana los acompañó con toda su felicidad bajo la manga. Al cabo de unos veinte minutos, llegaron a la segunda entrada del pueblo, ya que Lana había llegado por la primera. Lana miró a todos lados pero no vio a Fred por ningún lado, solo vio a un gran oso de peluche, es decir, Teddy; La pequeña sonrió al oso y se lanzó a él dándole un gran abrazo, causándole confusión a Teddy. Closty tomó a Lana y la alejó de Teddy. — ¡Eh! Tranquila, Katy. — Dijo Closty riendo. — Tal vez Teddy se vea tierno y suave, pero...

Muñecos [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora