La vida le ha jugado una muy mala pasada a Claire.
Le quitaron lo que más amaba y lo único que tenía, su familia.
Los secretos de su sangre y la ambición de un hombre llevaron a los cazadores a asesinar a su padre, un poderoso Dragón que renunció al...
Observó atentamente, a través de los cristales de la gran ventana como las hojas de los árboles se mecían con la fuerza del viento. Todo estaba intranquilo. Algo se aproximaba, el cielo se lo decía, lo podía notar. Acarició lo que sería el crecimiento de una barba de aproximadamente tres días, pensando. De pronto un débil golpe de nudillos se escuchó por la puerta. Suspiró y con voz ronca pronunció un "Pase" e inmediatamente la puerta se abrió revelando a un joven flacucho de pelo negro y ojos de un color ámbar. Detrás de él se encontraban dos hombres de aspecto lúgubre, con los rostros cubiertos por una capucha negra.
- S-se-señor, l-lo lamento pero dijeron que si no p-podían pasar, derrumbarían el edificio.- Al borde de que le diera un paro cardíaco, el débil joven logró pronunciar, las que creyó, serían las últimas palabras de su vida, pues creía que no saldría vivo de esa. Había interrumpido a su señor, lo cual era un incumplimiento a su deber y había permitido ingresar a dos desconocidos. Incumplir, era desobedecer. Desobedecer, igual castigo. Todo era de ese modo con los Dragones Oscuros. Y más teniendo un jefe tan sádico y sin corazón, quien no tenía compasión ni si quiera por su propio hijo.
- Los estuve esperando, ya era hora de que llegaran.- Habló el jefe de los Dragones Oscuros frunciendo el ceño y cruzándose de brazos.- Tomen asiento.- La tensión que se formó en la sala podría ser cortada con un simple toque de un cuchillo.- Retírate.- Hizo un gesto con la mano y el joven dragón oscuro asintió aún nervioso y con pasos torpes se dirigió hacia la salida con la cabeza gacha, para cerrar la puerta tras él.- Muy bien.- Tomó asiento frente a esos seres escalofriantes conocidos como espectros.- Mis amigos, contactos infiltrados entre los cazadores afirmaron que ella está viva. Todos los cazadores lo creen. Uno de mis contactos más cercanos logró verla. Ocultaba sus ojos, pero aún así pudo comprobar quién era.
- ¿Cómo sabemos que lo que dices es cierto?- El Espectro de la derecha habló como en un susurro ronco.
- Para eso están ustedes, tienen que averiguar si realmente es ella. El problema es que unos malditos entrometidos lograron llevársela y ahora está en esa estúpida Academia.- Cerró sus manos en puños hasta que podían notarse sus nudillos blancos.- La quiero muerta. Antes de que los Dragones sepan de su existencia. Eso pondría en peligro nuestros planes.- Se giró, mirando una vez más a través de las ventanas el cielo gris.- Así que, ¿Qué dicen?-
- Considéralo hecho.- Anunció el otro espectro sonriendo bajo la capucha que ahora le cubría mitad del rostro, mostrando su piel grisácea.- Pero como sabes, todo tiene un precio.- Ensanchó su sonrisa, convirtiéndola en una macabra.
-¿Qué quieren?- Los miró con molestia. El precio que ponían nunca era algo bueno.
- La Espada de Fuego.- El hombre asintió, apretando con fuerza los dientes.
- Bien.
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- Queridos alumnos de la Academia de Seres Sobrenaturales, se les informa que la ceremonia de iniciación en la cual los nuevos estudiantes serán asignados a sus respectivos grupos comenzará en 15 minutos, se les pide que por favor todos se dirijan en este momento al salón principal. Muchas gracias.
