Prólogo

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-Creo que tenemos que dejarlo.

El chico no titubeó, aunque por dentro deseaba abrazarla y decirle que todo estaba bien.

El chico no titubeó, aunque por dentro deseaba abrazarla y decirle que todo estaba bien

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Santi y Noa llevaban juntos desde el primer año de instituto. Se habían conocido en Vigo, su ciudad de origen.

Él jugaba en el Celta y ella estudiaba en Madrid. A principios de la temporada pasada, cuando Santi había sido fichado por el Valencia, Noa había cambiado de universidad para irse junto con su novio. Había decidido dejarlo todo para seguir a Santi y él, tras casi un año en Valencia, había decidido que no podían seguir juntos.

-Santi...

-No lo empeores Noa... Sabes que puedes quedarte aquí lo que haga falta hasta que decidas qué hacer pero... Creo que no va a seguir funcionando. Este mes ha sido horrible, casi no hablamos, te pasas las tardes encerrada en el despacho y...

-¡Estoy estudiando! Sé que es septiembre y que acabamos de volver de las vacaciones pero son mis últimos exámenes... Tú no lo entiendes... Claro que no lo entiendes... Tú no has necesitado estudiar una carrera, tienes suerte de ser bueno en algo y tener el futuro ganado... Claro, como ahora tienes a miles de chicas detrás ya no necesitas a la chica que te lleva animando desde que te conoció...

-¡No es eso!-el grito del chico paralizó a la chica- Tú también eres buena en muchas cosas. ¡Nadie escribe tan bien como tú! No voy a querer a nadie como te he querido a ti pero... Para mi eres una hermana, una amiga. No puedo imaginarte viviendo conmigo en una casa enorme con niños correteando a nuestro alrededor... Simplemente no puedo y... Lo siento de verdad... Lo he intentado, solo Dios sabe cuánto lo he intentado...

Con rabia, Noa dio un portazo al cerrar la puerta de la habitación que compartía con Santi. Cogió su maleta del armario, la abrió y comenzó a meter cosas.

Volvería a Madrid, con sus notas al rector no le importaría trasladarla a su universidad de antes. Además el curso acababa de empezar. Volvería con sus amigas y volvería a empezar.

-Noa, ábreme, podemos charlar...

Noa echó un último vistazo a su habitación, cogió la foto que tenían enmarcada en la cómoda y la tiró al suelo. Con ella se rompieron todas las promesas que Santi le había hecho. Sus promesas e ilusiones.

Salió de la habitación con la cabeza alta

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Salió de la habitación con la cabeza alta.

-Puedes quedarte esta noche si quieres... Dormiré en el sofá...

-Me vuelvo a Madrid. No vuelvas a llamarme.

Se secó las lágrimas de los ojos, le tiró las llaves a Santi y se fue.

Fue directamente a la universidad, eran las once de la mañana. Habló con el rector y este le dijo que, al parecer, su plaza en Madrid no había sido ocupada y que el traslado se haría la semana siguiente.

Mandó un mensaje al grupo que tenía con sus amigas.

Chicas, me vuelvo a Madrid. Ya os contaré, despego mañana.

---Al mismo tiempo, en Madrid---

-¿Cómo que quieres dejarlo conmigo?

Antoine Griezmann, jugador del Atlético de Madrid, tenía los ojos como platos ante la frase que Érika, su novia, acababa de pronunciar.

-Anto, lo siento mucho de verdad... Fue la noche que tú no estabas... Fui de fiesta y... y nos enamoramos y...

-¡No quiero saberlo! ¡Coge tus cosas y a Mía y vete! ¡No quiero volver a saber nada de ti! ¡Ni de ti ni de Mía!

-Pero Anto yo.... ¡Mía es tu hija!

-¡Fuera!

La chica, asustada ante la reacción del francés, subió a por sus cosas y bajó con una maleta. Cogió a su hija en brazos.

El francés estaba con los puños cerrados mirando por la ventana.

-Anto...

-Vete-dijo con voz más calmada pero con los ojos llenos de lágrimas-. Vete y no vuelvas por aquí, sé feliz con Mía y el hombre del que estés enamorada. Tienes razón, es mi hija. Ya hablaremos sobre la custodia.

-Anto...

-¡Vete!

Y Érika se fue. Antoine se quedó solo. Se secó las lágrimas y se prometió a si mismo que, algún día, encontraría a la chica perfecta. Y, el día que lo hiciera, no la dejaría escapar.

Por Verte Sonreír #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora