Capítulo 15: Sentimientos de un oscurecido

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Capítulo 15: Sentimientos de un oscurecido

Sebastián había terminado su negocio, y se había tele-transportado a su casa, estaba ansioso de ver a su amado novio, sin embargo, lo que vio al llegar, lo dejo pasmado. Su castillo estaba destruido, había cazadores de sombras y oscurecidos muertos por todas partes, y un rio de sangre que abarcaba todo el frente. Enseguida, él corrió dentro de la casa, buscando a su novio, pero a pesar de recorrer todo el castillo, no lo encontró, ni a él, ni a su gato.

-Esos malditos cazadores de sombras se lo deben haber llevado. Voy a hacerlos pagar por todo esto.-Maldijo Sebastián con rabia e ira.

Él salió de la casa, yendo a hacia Amatis, quien lo estaba esperando.

-Mi Señor, falta uno de sus caballeros-Le indico su mano derecha

-¿Quién?-Exigió saber él

-Andrew Blackthorne-Nombro la oscurecida.

-Debieron habérselo llevado junto con Alec-Dedujo Sebastián, y luego ordeno-Vámonos, debemos descubrir donde los tienen para salvarlos.-

~

Todos seguían en la enfermería, habían pasado ya varias horas, el cielo había oscurecido, pero nadie quería salir de la habitación. Había un intranquilo silencio, que aumento cuando el marido de Jía, entro con una jaula y un oscurecido atado.

Todos voltearon al verlo entrar, y se quedaron enseguida, mirando al oscurecido, a quien todos conocían, Andrew Blackthorne.

Jía fue la primera en hablar, se acercó a su esposo y le pregunto:-¿Es él un prisionero? ¿Y qué hay en la jaula?-

-Andrew fue el único de los oscurecidos que sobrevivió, y en la jaula hay un gato negro que, mató a tres cazadores de sombras solo con sus garras.-Le contesto el Señor Penhallow

El oscurecido, por su parte, ni bien entro, se quedó mirando el cuerpo de Alec en la camilla, y no fue hasta que, Magnus quiso tocar al gato y este lo rasguño a través de la jaula, que él volvió en sí. Miro primero al brujo, y luego a Alec, antes de hablar.

-¿Se encuentra bien el señorito Alec?-Fue su pregunta.

Todos se quedaron anonadados ante tal suceso, nadie esperaba que él hablara, pero al hacerlo, Jía le tuvo que responder.

-Está bien, solo esta desmayado.-Le contesto.

El oscurecido la miro un segundo, y luego se volvió hacia Magnus, a quien le advirtió:-No intentes tocar a Cheshire, él odia a los extraños y solo nos permite a mí y al señorito Alec, acariciarlo.-

Andrew miro todo a su alrededor, después se volvió hacia Clary por un minuto, y luego hacia Jía.

-¿Puedo acercarme al señorito Alec?-Le pregunto.

La Cónsul Penhallow estaba muy sorprendida, sin embargo, asintió, y su esposo acompaño al oscurecido hasta la cama donde yacía Alec.

Robert miro con total desconfianza a Andrew, pero este no le presto, ni la más mínima atención, él solo miraba al chico en la cama con cariño, cosa que fue notada por todos. Maryse quiso preguntarle algo, pero antes de que pudiera hacerlo, él empezó a hablar.

-No le hagan daño al señorito Alec, él no ha hecho nada malo.-Fue lo primero que dijo, y luego continuó-Tampoco le hagan daño a Cheshire, el señorito Alec se pondría muy triste y no me gusta, ni verlo triste, ni verlo llorar.-

-¿Por qué te preocupas por él?-Le pregunto Robert. Andrew ni se mosqueo, solo miro por un segundo al hombre con odio en sus ojos.

-El Señor Morgenster me ordeno cuidar al señorito Alec, pero más allá de ello, siempre que el señorito Alec debía ordenarme algo, me lo pedía con educación y me daba las gracias, era muy educado. También cuando me caía, él siempre corría a ayudarme, cosa que no debía hacer, pero igual, hacía, era muy amable, cariñoso y servicial, a veces me preguntaba si podía ayudarme y me acompañaba a todos lados dentro del castillo. Debo decir que quiero mucho al señorito Alec, y más allá de una orden, quiero que no le pase nada, porque una persona tan buena como él, no merece sufrir.-Expreso de manera sincera Andrew

Todos se quedaron impactados, se suponía que los oscurecidos no tenían sentimientos, pero quizás eso no era del todo cierto. Jía se sintió compasiva y le propuso a Andrew:-Si no intentas nada, puedo permitir que te suelten y te quedarías con Alec.-

-Sí me sueltas, los matare a todos y huiré con el señorito-Respondió de forma fría el oscurecido.

Jía se desilusiono, pensaba que había visto un poco del verdadero Andrew Blackthorne, pero eso se había desvanecido de inmediato, por lo que, le ordeno a su marido:-Llévalo a los calabozos del Instituto. Deja al gato aquí y llévatelo.-

El Señor Penhallow dio media vuelta con el oscurecido, ambos empezaron a caminar hacia la puerta, pero a medio camino, se detuvieron al escuchar una voz.

Alec se había despertado de golpe, sin saber dónde estaba, pero al reconocer a Andrew, salió corriendo hacia él, sin prestar atención, a que había pasado junto a su padre. Él corrió desesperadamente, hacia el oscurecido, llamándolo:-¡ANDREW! ¡ANDREW!-

Una vez que llegó hasta él, lo abrazó con fuerza y se largó a llorar. El oscurecido, a pesar de tener grilletes con cadenas en las manos, se agacho y abrazo a Alec fuertemente, como queriendo protegerlo. El menor, lloro murmurando peticiones que él no podía cumplir.

-Quiero volver a casa, quiero volver...con Jonathan. Vámonos...a casa. Tengo miedo.-Decía entre sollozos Alec.

Él pretendía no separarse de su oscurecido, sin embargo, al percatarse de la presencia del Señor Penhallow, le entro pánico, se separó y miro alrededor, vio a todos los demás, reconociéndolos de inmediato y se asustó, volvió a abrazar a Andrew y deseo quedarse así hasta que Jonathan viniese a rescatarlo, pero por desgracia, eso no sucedió.

Robert vio cómo su hijo pasó por su lado y se largó a llorar en los brazos del oscurecido, se sintió terrible, al saber que, él debía separarlo, para que pudieran hablar.

Luke también se percató de lo sucedido, miro a Robert con compasión y acercándose a él, le susurro:-Los separaremos juntos.-Entonces, él le hizo una seña al Señor Penhallow, quien agarro fuerte al oscurecido. Ellos, por su parte, agarraron a Alec por la cintura y lo jalaron, debieron admitir que, para ser un chico de 18 años, Alec tenía fuerza, pues les tardo casi media hora poder separarlo de Andrew, y aun entonces, él seguía peleando para que lo soltaran, pataleando y revolviéndose, diciendo:-¡Suéltenme! ¡Déjenme! ¡Me quiero ir! ¡Déjenme!-

Continuara...

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Ciego, sin recuerdos, atado a tiWhere stories live. Discover now