- No me molesta que lo hayas hecho, pequeña. De hecho, me encanta que lo hagas.

Rocé mis dedos por su bello rostro, posicionándo mi mano en su cuello, atrayéndola a mí; necesitaba sus labios sobre los míos. Al tenerla cerca, ella cerró sus ojos y yo la seguí.

Al unir nuestros labios, podía sentir la necesidad de mi cuerpo hacia ella. Mi boca devoraba la suya con necesidad y ella no se quedaba atrás. Colocó una de sus manos en mi pecho y se acomodó de tal manera que, yo, no me levantara.

Nuestras respiraciones comenzaron a ser agitadas entre cada separación mínima que hacíamos para tomar aire; me sentía más vivo que nunca.

Con mi lengua me fui abriendo paso a su boca y ella me concedió el permiso; al chocar muestras lenguas, escuché un leve gemido suave escapar de sus labios, siendo suficiente para ponerme más duro de lo que ya estaba; si quería que fuera especial, debía romper el beso y esperar.

Me separé de a poco, sin querer hacerlo; mis labios dolían pero no me importaba.

Al abrir mis ojos y verla a ella, sus labios se veían rojos e hinchados; con cuidado, pasé uno de mis dedos por sus labios y ella se estremeció; sonreí ante eso. Lentamente abrió sus ojos.

- ¿Está mal querer que me hagas tuya aquí mismo? - Susurró y rozó mis labios con los suyos; cerré mis ojos ante su tacto.

- No, no está mal. Es lo que más deseo, pequeña. - Mi voz salió en el mismo tono que el de ella; abrí mis ojos con lentitud y ella me miraba con deseo, amor, orgullo. - Pero prometo que será pronto. - Su mirada se fijó en mis ojos y sonrió.

- Está bien, amor. - Dejó un pequeño y casto beso en mis labios. - ¿Tienes hambre?

- Un poco, ¿por qué? ¿Piensas hacer algo? - La miré con un movimiento de cejas extraño y ella rió.

- No, pero pediré algo para así no ensuciar nada y dejar que Ela descanse. - Se giró para ver algo y suspiró.

- ¿Qué sucede, pequeña? - Ella me miró y sonrió.

- No es nada. Sólo pienso en dónde rayos acomodar toda la ropa que traje; parece que me fuera a quedar a vivir para siempre. - Rió con suavidad ante su comentario mientras, yo, sonreía.

- No me molestaría que te quedaras para siempre aquí. - Mi voz salió con algo de tentación y deseo; la vi sonrojarse.

- Sí, es una buena idea pero recuerda que vengo a ayudar a Ela a cuidarte. No abuses. - Achicó sus ojos y yo reí. - Iré a llamar para pedir algo de cenar. Te amo.

Se levantó de la cama con mucho ánimo, tarareando mientras movía sus caderas al caminar.

¡Carajo! ¡Se ve demasiado sexy! Calma, Christopher, pronto será tu esposa.

Me levanté con lentitud de la cama y decidí darme un baño bien merecido. Miré la maleta que había traído Belle, viendo que es algo grande, lo cual me hizo sentir emocionado; decidí que acomodaría su ropa en mi armario, el cual es bastante grande; a Betty le encanta regalarme ropa.

Con cuidado levanté la maleta y la coloqué encima de la cama, comenzando a sacar ropa, acomodándola en el closet.

Unos 20 minutos pasaron y, yo, ya había acabado. Una sonrisa maliciosa se dibujo en mi rostro: soy bastante bueno y rápido.

Metí la maleta debajo de la cama y saqué algo de ropa para vestirme; me metí al baño y abrí la ducha, dejando que el agua corriera mientras me desvestía. Sentía ganas de bañarme con agua caliente para relajarme, así que, mientras me desvestía, me miré al espejo, analizando mi herida. La cicatriz se veía mucho mejor; sólo era una raya rosada que se veía en mi costado derecho, debajo de mi pectoral; iría sanando con el tiempo.

Tú Eres Mi Sueño. (Completa Y Corregida)Where stories live. Discover now