12. Now is your turn.

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—Esto está delicioso —dijo Aaron en cuanto probó el primer bocado de la espectacular pasta Alfredo que había preparado Dawn para él y su cuñado, quien estaba disfrutando de la comida justo frente a él—. Ella cocina genial ¿No? —le preguntó al chico sonriendo.

—Como mi nonna —acordó el chico asintiendo—. No le vayas a decir a Daniela que dije eso, ella odia cuando le digo que su comida no es tan buena.

—Deberías ser un poco más considerado —aconsejó Priscila.

—Acordamos tener una relación sin ninguna clase de mentiras, sé que se enojará cuando se lo diga y ella sabe que voy a decir cuando pregunta, no te preocupes, no es como que no sepa lo que hago —dijo Tate guiñándole un ojo—. Por cierto, me acaba de escribir que le guardemos comida, está hablando con tus padres en este momento.

Priscila suspiró bajando la cabeza, Aaron notó como sus hombros bajaron y de repente quiso tanto consolarla que tuvo que hacer una pregunta que no hubiese hecho en otras circunstancias.

—¿Sucedió algo malo con tus padres luego de lo de tu boda? —interrogó él haciendo una mueca, ella levantó la mirada.

—Antes de explicarles bien, ellos creyeron que yo había escapado contigo y prácticamente vinieron a gritarme, al menos mamá... pero ahora saben lo que pasó, aun así creo que están enojado por como decidí manejar las cosas —ella se encogió de hombros—. No están hablando conmigo demasiado, papá llama para preguntar si estoy bien... ya hablaremos mejor en algún momento.

—Lamento que nuestro encuentro te haya traído tantos problemas —dijo él totalmente apenado—. Es lo malo de este mundo, no puedes mantener en secreto las cosas por mucho tiempo.

—Sí, lo sé —ella sonrió—. Recuerdo cuando se filtraron esas fotos de tu trasero desnudo hace como dos años, todos se volvieron locos respecto a eso.

—¡Yo también recuerdo eso! —intervino Tate—. Mis primas empapelaron sus habitaciones con esa foto —dijo riendo, el agua que estaba tomando casi sale por su nariz, él y Priscila estaba riendo fuertemente ante el recuerdo de ese vergonzoso momento de su vida.

Aaron se cubrió la cara con las manos y sacudió la cabeza.

—En mi defensa, yo realmente pensé que no había nadie y había un pez dentro de mi traje de baño —dijo él levantando un dedo cuando las risas estaban cesando—. Ahí aprendí que porque tu yate esté en una isla privada no significa que no hayan paparazis alrededor —murmuró él negando con la cabeza—. Es tan triste, amo mi yate, quisiera caminar desnudo en él tranquilamente.

—Mira el lado bueno, tus fotos al desnudo les dan de comer a las familias hambrientas de los paparazis —argumentó Tate—. Es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo ¿cómo crees que el pobre John alimentará a su esposa y dos hijas pequeñas que quieren Barbies para navidad? Piensa en eso.

—No digo que no me tomen fotos, estoy bien con eso, pero mi culo es algo privado, quisiera por lo menos tener privacidad allá atrás —se quejó Aaron.

—Claro, pero es que por esas pagan más —dijo Priscila haciendo una mueca—. Además, a tus fanáticas les encantan.

—¿Estás bromeando? A mis fanáticas les encanta todo lo que tenga que ver conmigo, podría vomitar en frente de ellas y les seguiría encantando —él rió y sacudió la cabeza—. Son lindas la mayoría del tiempo, me envían dibujos y regalos, cosas de sus países, hacen covers geniales de mis canciones, se esmeran haciendo carteles para mis conciertos y todo eso... a veces me asustan un poco pero está bien, supongo —él apretó los labios—. Una vez trataron de arrancarme el pelo para hacer brujería con él, no me preguntes como lo sé.

Una canción para Dawn [The Extras #2] (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora