Parte 2

100 10 5
                                    

El panorama no cambia en absoluto y la neblina se vuelve más abrumadora, pues lo único que parece seguir su curso es el indicador de combustible, que con cada metro nos acerca más y más a un incierto destino.

Patricia no parece estar en nada alarmada, y mi parte irracional lucha por convencerme de que ella también es parte de esta maquiavélica trama, no sería nada descabellado puesto que conocía muchas historias de camioneros que ven espectros durante sus viajes.

-Ya solo queda una hora, para año nuevo y comienzo a creer que estoy dando vueltas en círculos, me encuentro con una atractiva chica en medio de la ruta que me dice que estamos rumbo a Jujuy, ¿Quién eres realmente? -Pregunte indiscretamente, ya estaba por comenzar a alterarme.

Patricia toma mi mano izquierda y la coloca sobre su pecho.

-¿Ves?, estoy calentita, no soy ningún espectro y no tienes porque temer, lo que digo es verdad. No soy dueña de las circunstancias, pero si ves que el panorama sigue igual no tengo problemas en continuar a pie, ya lo he hecho y a ti se te está por terminar el combustible.

-No quise ofenderte, solo que ya he recorrido esta ruta y jamás he visto nada parecido, es como si estuviéramos en un bucle interminable.

-Tengo una idea, detén el auto unos minutos y permíteme quitar algo del maletero. - Dice con entusiasmo.

-¿En que estas pensando? -Pregunto inocentemente, aunque ya me hice una idea del siguiente acto.

-¡Solo detén el auto!.

Detengo el auto y abro el maletero desde el comando, ella desciende y se dirige hacia la parte posterior, se demora unos minutos y también desciendo para asegurarme de que todo esté bien. Antes de llegar ella cierra el maletero con fuerza.

-A esto me refería. -Mientras se recuesta por el borde izquierdo del auto, en su mano tenía una botella de ginebra. Me acerco a ella, le da un trago largo y me pasa la botella, no logro terminar de beber un sorbo hasta que se trepa encima de mí.

Lía sus brazos sobre mis hombros alrededor de mi garganta, y por unos breves segundos mantiene sus ojos fijos en los míos, me hace una mirada que no había visto hace mucho tiempo, la luz de la luna se ve reflejada por completa en sus oscuros ojos en una mirada que contenía unas grandes cucharadas de odio combinada con lascivia, totalmente dispuesta al deseo.

Puedo saborear sus carnosos labios, que mezclados con la ginebra le daban un único sabor a miel. Me tomo mi tiempo deleitando ese manjar, mientras me dirijo a su cuello para continuar el recorrido en la noche desértica de su morena piel adornada en tatuajes tribales, mientras su exquisita fragancia de flores de menta con un leve toque enmaderado me hace compañía.

Lentamente, me va desabotonando la camisa mientras intenta rodearme la espalda con sus brazos dándome suaves rasguños en ella y dejando la huella de sus incisivos en el característico lunar con forma de "J" alargada debajo de mi barbilla. Tratando de no perder la pasión con la que me estaba tratando, continúo mi camino hacia las dunas de sus armónicos senos chocolate, desvistiendo pausadamente su vestido caribeño. Una vez allí los comprimo una y otra vez con mis labios, y los estrujo con mis manos para saciarme de la mayor cantidad posible del néctar de la lujuria.

La pausa en su agitada respiración me da la señal de que el preludio estaba llegando a su fin. Me detengo para observarla unos segundos más, y tratando de no perder el rumbo en sus impenetrables ojos negros, la comprimo fuertemente contra mi pecho, y la levanto por las piernas.

Entretanto mantiene regalándome el sabor de sus labios, la situó sobre el capó que se encontraba convenientemente a la temperatura ideal, masajeando suavemente sus pechos continuo con el último trayecto de mi recorrido hasta llegar a la vulva de la gran bifurcación.

Paseo FortuitoWhere stories live. Discover now