Capítulo 1: Venganza

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Flora llegó su planeta con una sonrisa en su rostro, hacía tanto que no pisaba el colorido suelo que lo caracteriza. Todo seguía igual, aunque la vegetación era más hermosa y brillante debido a la llegada de la primavera. Sin embargo había algo extraño en el ambiente. Ella supuso que solo era una falsa alarma, así que se dirigió a su casa para encontrarse con su familia.

En la calle, no se escuchaba ningún alma que rondara por los alrededores. Normal, había gente que aprovechaba este día para descansar del trabajo. A pesar de esto, se podían observar todas las decoraciones puestas con anterioridad. Estaba todo listo para la gran celebración que se avecinaba. Bueno, todavía quedaban unas cuantas horas. La celebración oficial era por la tarde, a eso de las cuatro. Por la mañana iba a pasar todo el rato en familia, o eso esperaba.

Minutos más tarde, se encontró, por fin, cara a cara con su casa. No era gran cosa, una simple vivienda de dos pisos con patio trasero y delantero lleno de flores de todos los tipos y colores. Vio como la puerta principal se abría y una niña de unos diez años de edad salió corriendo hacia ella con una gran sonrisa dibujada en su rostro.

—¡Flora!—gritó

Flora abrió los brazos y la abrazó dándole una vuelta por los aires. La puso en el suelo y le sonrió.

—Hola, Miele —dijo Flora poniéndose a su altura—.Te echaba de menos.

Y le dio otro abrazo, menos agitado que el anterior. Estaba medio mareada, pero el abrazo cálido de su hermana fue suficiente para quitárselo.

—Y yo también —contestó Miele. Se veía muy entusiasmada —No, yo te he echado mucho más —dijo y rompió el abrazo—. Me has asustado.

—¿Por qué?

—¿Cómo qué por qué? ¡Has salido en las noticias de todo el universo mágico! —Miele se puso sus pequeños bracitos en su cintura, un poco enfadada—. La próxima vez que intentes salvar el mundo sin decírmelo, no te volveré a hablar en la vida.

Flora se rio, ver a su pequeña hermanita y todo lo que se preocupaba por ella era una delicia.

—Oh, no fue para tanto...

—¡Estuviste genial, vi como machacaste a todos esos horribles monstruos!

Intentó imitar los movimientos de su hermana mayor al luchar. No lo hacía nada mal para su edad. Bueno, hasta que se tropezó y se cayó, pero volvió a estar de pie unos segundos más tarde.

—Lo haces muy bien, llegarás a ser igual de buena que yo. Y hoy...

Su hermana le volvió a cortar la frase, casi nunca deja terminarlas.

—¡Hoy va a ser un día genial! Mat dice que van a poner un montón de puestos de golosinas y que va a ver un montón de atracciones.

Mat era el mejor amigo y vecino de Miele. Iban al mismo colegio, pero Mat no era interno como ella. Se conocen casi desde que nacieron y a veces ella se pone a hablar con Flora sobre él y es imparable. ¡No se cansa nunca. En el futuro llegarán a ser una linda pareja.

—Vamos a poder pasar toda la mañana juntas, tú y yo solas —continuó—¿Sabes qué...?

—¿Tú y yo? Papá y mamá no...

—No vienen —finalizó—. Tenían algo importante que hacer, no me lo dijeron. Se fueron hace unos minutos. Te dejaron una nota en tu habitación.

—Ellos se lo pierden —comentó con una falsa sonrisa.

Miele agarró a su hermana de la mano y dijo:

—Vamos, tengo una sorpresa.

Y juntas, fueron a su casa.

Supervivientes de la GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora