Capitulo 6

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Capitulo 6

Constanza

— ¡Lo bese, Valentina! — exclame entrando al departamento.

Estaba feliz, eufórica, estaba que la felicidad no cabía en mi pecho.

Valentina salió de la cocina con su delantal blanco con estampados de flores. Su pelo lo llevaba recogido hacia atrás y me miró enarcando su ceja.

— Por eso la felicidad.  Pensé que lo odiabas — dice secando sus manos en el delantal.

Asentí—. Y lo odio, pero eso no quita que este feliz porque ya logre un avance— Murmuré mientras dejaba mi bolso en el mueble—. Tenías que ver su cara, Valen.  Él me deseaba.  Su expresión me lo dijo todo — añadí acompañandola a la cocina.

Levante la cacerola que Valentina tenía en la estufa y me cubro la nariz por el olor a quemado.

— ¿Pizza?

Valentina lanza el delantal al suelo y corre en busca de su móvil. 

Ya habíamos comido y estábamos por la tercera copa de vino.  No podía parar de reír de las cosas de mi mejor amiga.  Le dio una bofetada a un fiscal solo porque la invito a cenar.

— ¿Cómo besa tu enemigo? — soltó derepente observándome con una sonrisa pícara.

Mientras sostenía mi copa me quedé pensando en aquél beso y en la forma tan pasional y exigente en que intentaba convertirlo.

— No besa nada mal — susurre soltando un risita divertida.

Podrá ser el ser más despreciable, pero de que besa bien, besa bien.  No puedo tapar el sol con un dedo, ¿no?

— No creés que tal vez se haya arrepentido del daño que te hizo.  Él era muy jóven — acotó mí amiga poniendose en pie.

— No ha cambiado.  Su actitud lo confirma.  Además...

Mi móvil interrumpió mi importante discurso.  Busqué con la mirada el dichoso aparato y lo encontre en la pequeña mesa.  Me estiré para alcanzarlo y me fije que era un número que no estaba en mis contactos. 

— Bueno.

Hubo un profundo silencio que me saco de quicio.

— ¡Hello!  Si llama es para hablar — farfullo a punto de colgar.

— Constanza.

El corazón, la sangre y el cuerpo se me detuvo. ¡No podía ser! ¡Él me esta llamando!  ¡No!

— Señor Smith, me ha tomado por sorpresa su llamada, ¿Qué desea? — dije intentando no reírme por mi tremenda actuación.

— Era para notificarle que mañana salimos de viaje usted, el señor Sullivan y yo — anuncio con voz profunda que me erizo los vellos de la nuca.

— ¿A dónde iremos?

— Pennsylvania.  Su proyecto se hará allí.  Así que espero que no sea ningún problema el que tenga que vivir haya un tiempo.

¡Cabrón!

¿Acaso me está alejando?

— Claro que no será un problema, pero dígame, ¿A qué se debe su cambio tan repentino?  Hasta ayer se negaba a darme la oportunidad — digo intentando controlar mi mal humor.  Había pensado que todo ya empezaba a correr sobre ruedas y viene éste a cambiarlo todo. 

— Eso es mi problema.  Mañana a las ocho en el aeropuerto — dijo muy hosco y colgo.

¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio!

¿Enamorado de la hippie? ¡No puede ser! - SNSRTE 4 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora