11: Noviembre.

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Noviembre.

28 de noviembre del 2015.

Ellie.

8:23pm.

¿Me puedo volver adicta a unos labios?

Porque los de él son tan exquisitos, suaves y gruesos... Y me volvían loca de amor... tanto que no podía dejar de besarle, con solo verlo me provocaba unas desesperadas ganas de estar en sus brazos y nunca separarme de él.

Como en ese momento donde íbamos en una camioneta de regreso a Managua, ya que habíamos viajado a León, junto con la mamá de Owen, su hermana y su mejor amiga Alexa, ellas tres iban en la parte delantera que era de doble cabina mientras que yo iba con mi novio en la parte trasera acurrucados y besándonos como idiotas enamorados.

Unos idiotas enamorados muy felices, no podía creer el hecho de fuéramos novios, todo pasó tan rápido, a pesar que lo único que cambio en nuestra relación fue que ya tenía título oficial y que habían besos, muchos besos.

Al besarlo sentía que solo los dos existíamos en nuestra propia burbuja...

— Mi amor—dijo mi querido Owen acariciando mi mejilla dulcemente.

— Mmmm, ¿por qué me dejaste de besar? —le reclamé juguetona con una gran sonrisa que no había tenido en años. Me relamí los labios y le abracé de lado.

— Tenemos público —me susurró al oído y levanté la vista a la ventanilla que tenía el auto, Melissa y Alexa (una nena de cabello rubio cenizo y ojos castaños claros, simpática y parlanchina que de alguna forma me llegó a agradar bastante) nos saludaron mientras se reían de nosotros, las ignoré y me acurruqué más a Owen, necesitaba aprovechar todo el tiempo que me quedaba a su lado, el cual era poco, y suspiré en pensar siquiera en eso, de repente un dolor en mi pecho llegó y fijé mi vista en las estrellas, tan hermosas y relucientes, sentí un beso tierno en mi cabeza por parte de Owen y me acarició mi brazo lentamente, le volví a ver, intentando aprenderme cada detalle de su rostro para llevarlo siempre conmigo aunque suene como una vil tortura... Empecé por su cabello castaño—que amaba acariciar—, pero en ese momento se veía muy negro, sus cejas gruesas que contrastaban con sus oscuros ojos, oscuros pero con un brillo especial como el de las estrellas, sus grandes ojeras que eran parte de él sin quitarle lo atractivo, su adorable nariz con la que me daba los más dulces besos esquimales, sus mejillas, ¡diablos!, sus mejillas eran tan adorables y daban ganas de apretarlas con amor y por eso me llegó el recuerdo de cuando lo hacía y él se enojaba en broma, se veía tan lindo, terminé en sus labios, a los que eran tan adicta...

— ¿Por qué me ves así? —preguntó con una sonrisita.

— ¿Acaso no puedo admirar a mi querido novio? —contesté suspirando como boba enamoradiza.

— No es eso, es que...—dijo pero frunció el ceño y dirigió su vista al cielo estrellado.

— ¿Mi amor? —me encantaba llamarlo así.

— Me viste con aflicción...

— Creo que leer los libros de tu hermana te llenaron de locas ideas, mi tontito —sugerí con un tono cariñoso rogando internamente que no me descubriera.

— Ellie—Suspiró y dejé de verle. Con él no podía usar ninguna mascara, me conocía tan bien...

— No entiendo, a veces actúas como si supieras todo de mí, y yo... no—solté intentando cambiar de tema.

— Deja de cambiar de tema y dime que pasa, por favor.

— Te odio—le susurré en inglés muy enojada.

— Nah, sí hace veinte minutos me estabas diciendo lo mucho que me amabas—replicó sonriendo.

— No te diré nada.

— ¿No confías en mí? —cuestionó apretando los labios.

— Claro que sí, lo sabes.

— ¿Entonces?

— Owen, por favor...

— Está bien—Los dos sabíamos muy bien que no lograría hacerme hablar.

— Tampoco te enojes.

— Es que siento que no confías en mí.

— Sos un exagerado—me burlé abrazándolo más fuerte.

— Un exagerado que te ama.

— Yo igual te quiero, Owen.

Se había vuelto tan importante para mí, tan necesario y nunca había querido a alguien así... Ni siquiera a Kyle, y eso que yo no soy de querer a cualquiera.

Owen tenía "ese algo" que lo hacía especial y único, con su aire divertido e inteligente y su habilidad para hacerme sentir bien con solo unas palabras, esa habilidad extraordinaria para dibujar aunque él no la quería desarrollar, ese amor por una clase que todos odian, porque en serio, ¿acaso a todo el mundo le gustaba la física y la ciencias y al mismo tiempo el arte y la música? Era como si dos mundos chocaran y lo formaban a él, a esa hermosa alma que se tenía, y no me quejo, pero de solo pensar en su noble corazón rompiéndose por mi culpa me dolía profundamente.

No sabía cómo le haría, tenía miedo y al mismo tiempo estaba feliz, eran sentimientos que no combinaban muy bien y me la pasé en una montaña rusa de emociones.

"Yo en serio te quiero, Owen, y no quiero que esto que acaba de empezar termine, perdóname", pensé observando las estrellas y conteniendo las ganas de llorar que tenía en ese instante tan maravilloso.


Me enamoré de una estrella fugaz.Where stories live. Discover now