—Bueno ahora sé que tenés dos hermanos y el motivo de tu apodo.

—Ajá, ¿y vos, tenés hermanos?

—Una, Aldana y es más chica que yo por cinco años, tiene diecisiete.

— ¿Vivís con tus papás?

—Con mi papá, mi hermana y la mujer de mi papá, mi mamá falleció de cáncer cuando nosotros éramos chicos.

—Uh, qué mal, lo siento mucho.

—Gracias, pero aunque Bety no ocupó su lugar, la queremos mucho y fue una buena imagen...maternal. ¿Vos vivís con tus papás?

—Sí, con mi hermana menor y mi sobrino, porque mi hermano ya se fue.

— ¿Tu hermana cuántos años tiene?

—Diecisiete, sí, tuvo un bebé a los dieciséis y es lindo para mí, para ella no sé. —le dije, y en verdad no lo sabía, cada vez de hecho lo dudaba más. — ¿Pensás irte a vivir solo?

—En algún futuro sí, por ahora tengo muchos chicos que controlar cuando vienen a buscar a mi hermana.

—Me parece bien. —me reí y salí del agua como él para caminar en la arena. — ¿Tuviste muchas novias?

—Serias sólo dos, y ambas fueron relaciones largas. ¿Vos?

—Sólo una seria, y duró lo suficiente como para no querer por mucho tiempo una relación tan larga.

— ¿No querés ponerte de novia?

—Mmm, no huyo de eso, pero por el momento disfruto de otro tipo de cosas.

—Yo también, no voy a oponerme a tener una relación si creo que puedo tenerla, pero prefiero disfrutar.

—Genial.

Dos puntos más iban sumándose en mi cabeza para él, porque siempre era difícil explicar que no quería más que un buen momento, dependía mucho de cómo lo tomen las personas pero Dante parecía entenderlo a la perfección y eso me aliviaba.

Las pizzas y la cerveza eran parte de la mejor combinación junto a los chistes tontos y anécdotas graciosas que empezaron a contar sus amigos, Thiago para incluirme contó una anécdota nuestra de cuando habíamos empezado a ser amigos y yo lo llamaba por el nombre de su hermano mellizo, quien no estaba pero su hermano se encargaba de hacerlo notar todo el tiempo. Ellos se rieron de la anécdota que contó más allá de la confusión que tenía y me dieron lugar a que contara algo yo, y así les conté cuando mis amigos jugaron por un mes entero con una chica confundiéndola a más no poder, siendo que esa chica era mi amiga.

Dante y yo estábamos sentados uno al lado del otro y nuestras piernas se rozaban, notaba que lo hacía a propósito así cómo pasar su mano por detrás de mi espalda apoyándose en la arena, muy cerca de mí para ser evidente, pero no tan notorio aunque yo me daba cuenta y me hacía sonreír porque me parecía tierno. Todo iba bien, como primera cita el hecho de pasarlo con amigos había sido más relajante para ambos, y pude obtener lo que quería, más información de él y tiempo para seguir convencida que no sólo era lindo por naturaleza, tenía una simpatía capaz de hacerte sentir bien todo el tiempo sin incomodidad.

Escuché atenta a Tatu cantar al compás de su guitarra, sin darle atención a las indirectas que Dante me daba cada vez que se removía incómodo a mi lado para levantarse, no es que no quería ir con él a un lugar solos pero me gustaba la música que estaba cantando su amigo y no desconcentré mi vista de él, hasta que vi a alguien acercarse a uno de los chicos y cuando lo miré bien, era Lautaro agachándose para hablarle a Miguel. Me tensé sin dejar de observarlo, esperaba algo porque el chico empezó a buscar en sus bolsillos dándole tiempo a él para mirar a su alrededor.

¡Va a ser mío!Where stories live. Discover now