Al escuchar su nombre, un leve sollozo escapó de mi garganta debido a la impresión. Mi mejor amiga también sabía y nunca me dijo nada. Mi hermano continuó con el relato.

- A ella le dijimos porque ustedes no se despegaban. Le hicimos prometer que no te diría nada y que estaría pendiente de ti, y que si veía algo raro, nos llamara enseguida. Anthony ya nos ha hecho varias amenazas pero nunca te había visto a ti. Hasta hoy. - Pude sentir el veneno en su voz y me miró con preocupación. - Lo lamento, Belle, sé que debimos decirte mucho antes pero no queríamos que vivieras con miedo. - Lo miré con incredulidad.

- ¿Sabes el miedo que sentiré ahora? Ese hombre me conoce, Stephen. No me gustó cómo me miró o me habló. ¿Sabes el terror que siento de saber que puede dañarnos? - Mi hermano tomó mi rostro entre sus manos y me hizo mirarlo.

- No dejaré que nada te pase, Belle. Es una promesa. Primero tendrá que matarme a mí; él no te tocará. - Esa última frase la dijo con tanto enojo que a mí me dolió pensar en que lo podrían lastimar.

- Promete que no dejarás que nada te pase, Stephen. - Él me miró con ternura y asintió. - ¡Promételo!

- Lo prometo, Belle. - Me levanté del asiento y me senté en sus piernas, abrazándolo con fuerza.

Escuché la voz de ese hombre fuera de la sala y me hice pequeña entre los brazos de mi hermano, quien sobaba mi espalda para mantenerme en calma.

- Yo no olvido, Mcclaire y tú lo sabes. Ya no hay nada que pueda hacer por mi hermano pero, espero que ésta vez, me ayudes con mi primo. - Escuché que se detenían en el pasillo, aunque no podía verlos. - Y por cierto, tienen una muy pero muy bella hija, señores Mcclaire. - Podía escuchar la burla en su voz. Mi hermano apenas escuchó eso, se tensó, apretando sus brazos a mi alrededor. - Nos estaremos viendo. Adiós, Mcclaire.

Escuché el timbre del ascensor, las puertas cerrarse y, después de eso, un silencio absoluto. Mis padres entraron a la sala de reuniones y nos vieron a mi hermano y a mí.

- ¡Stephen! ¿En qué momento llegaste? - Mi hermano miró a mi padre, dejándonos ver su preocupación.

- Hace más de una hora. Belle me llamó. - Mis padres me miraron con tristeza.

- ¿Le contaste? - Vi que mi madre se cubría la boca para que no la escucháramos sollozar pero sus lágrimas ya habían salido.

- Yo le pedí que lo hiciera, también merezco saber. - Mi padre se acercó a mí y extendió sus brazos; me levanté de las piernas de mi hermano, acercándome a él; sus brazos me rodearon con ternura.

- Lo siento tanto, pequeña. - Escuché cómo se quebraba su voz. - Debí decirte en aquel momento.

Enterró su rostro en mi cabello mientras sentía pequeñas gotas caer en mi cabeza. Lo apreté más a mí.

- Estaremos bien. No piensen lo malo. Todo estará bien. - Sentí el abrazo de mi madre y mi hermano también. - Todo estará bien.

Seguí repitiéndome, aquellas palabras, sin descanso; quizás para yo creerlo porque sentía un terror vivo y palpable recorrer mi cuerpo.

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Los días pasaban con demasiada rapidez y mi terror continuaba sin descanso. Christopher llegó a unirse mucho más a nosotros, y ¿lo increíble? Él y Marcos se hicieron íntimos amigos al regreso de éste.

Al día siguiente de haberme enterado de lo de Dafoe, hablé con Anahí, Marcos y Christopher, contándoles lo sucedido. Los tres quedaron impactados y prometieron no dejarme sola ni un momento. Christopher cada día se unía más a mí como yo a él. Y como había prometido: no me dejaba sola en lo absoluto.

Tú Eres Mi Sueño. (Completa Y Corregida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora