Al terminar de escribir, guardó su celular, ubicándose a mi lado mientras yo seguía de acosador, mirándola hasta que se cansara y me dijera algo; terminó de tomarse el té, y vi que se iba a levantar para llevar la taza a la cocina pero la detuve.

- Yo lo llevo, tú, quédate aquí. - Ella asintió en silencio mientras, yo, me dirigí a la cocina.

Al entrar, dejé la taza sobre el mesón, dándome cuenta de la mirada silenciosa y penetrante de mi abuela; me sonrió con ternura y conocimiento, haciendo que le devolviera el gesto.

- Es hermosa, querido. Puedo darme cuenta de que tiene bellos sentimientos; en su rostro se refleja todo. - La miré sin decir nada. - También sé que te gusta, Christopher. - Tragué saliva en seco y ella sonrió. - No te preocupes, no diré nada. Todavía. - Me guiñó un ojo, sonriendo con picardía. - Ve a atenderla, ya casi está lista la cena.

Asentí y salí de la cocina, dirigiéndome a donde ella estaba pero, al mirar al sofá donde se suponía que estaba, no la encontré allí; dirigí mi vista a los alrededores, encontrándola frente al gran ventanal de mi apartamento, disfrutando la vista.

Me acerqué con cuidado a ella, observando la vista y a ella también; ambas hermosas. Isabelle estaba tan concentrada en lo que veía, que no se percató de mi presencia.

- Es hermosa, ¿no? - Quería decirle que ella era hermosa también pero ví que dió un pequeño salto en su sitio, llevando una de sus manos a su pecho; sonreí para mis adentros. Ella levantó su cabeza para poder verme bien. - Lo siento, no quise asustarte. Debí haber hablado mucho antes pero, te vi tan concentrada disfrutando la vista que no quise distraerte. - Le sonreí.

- Tranquilo, yo no debí perderme tanto en ella. - Me dio una pequeña pero hermosa sonrisa, volviendo su vista al frente. - Perdona por todo esto. No quise incomodar.

Miré al frente, sintiéndome algo contrariado. Ella se estaba disculpando conmigo sin necesidad alguna; no me incomoda haberla salvado o ayudado.

- No incomodas. Fue un gusto haber ayudado. Y por lo de mi abuela, bueno, ella siempre es así.

Sonreí al pensar en mi abuela y sus ocurrencias; ella me miró e, instintivamente, giré mi rostro para verla.

Me perdía en sus bellos ojos, sintiendo que podía ver más allá de lo que, ella, mostraba; quería acercarme a ella y rozar sus bellos labios con los míos; incluso, sentir la suavidad de éstos en mis dedos.

- Y-yo creo que es mejor que me vaya. En mi casa me deben estar esperando. - Estaba nerviosa y cualquiera podía notarlo.

Me dio la espalda con rapidez, intentando alejarse cuando la detuve, colocando mis manos en su cintura; ella se estremeció un poco ante aquel movimiento arriesgado de mi parte.

- Sólo espera a comer algo y te llevo. No nos demoraremos. Mi abuela ya terminó. - Ella giró levemente su rostro mientras, yo, quería tocarla, sentir la suavidad de su piel en mis dedos.

¿Qué me está sucediendo? Ella asintió levemente.

Mi abuela salió de la cocina, justo en ese momento, con la bandeja de la comida en sus manos, dejándola en la mesa; aparté mis manos del cuerpo de Isabelle pero sabía que, Betty, ya se había dado cuenta.

Pude notar que Isabelle dejó de respirar un momento al ver a mi abuela; estaba algo sorprendida pero, honestamente, ¿quién no?

Mi abuela no parece una mujer de 70 años, parece de 45 o 50 años, incluso, menos. Cuando salgo con ella, la gente cree que es mi madre y, no lo niego porque es así.

Ella nos observó en silencio, fijando sus ojos en Isabelle; la miraba con ternura. Limpió sus manos en el delantal que traía, acercándose a Isabelle.

Tú Eres Mi Sueño. (Completa Y Corregida)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz