08

20.1K 1K 85
                                    

Fijé mis ojos en la chaqueta que se encontraba en el sofá, la tomé entre mis manos, acariciando con extrema delicadeza el cuero negro. No podía describir exactamente el olor que desprendía, pero era inigualablemente magnífico y mis fosas nasales estaban inundadas de ese exquisito aroma.

Me paré de un salto del sillón color crema y mi cuerpo salió disparado al solitario pasillo, miré la puerta continúa a la mía y con la chaqueta entre mis manos, caminé un par de pasos para quedar frente a la puerta de madera. Golpeé insegura y no sabia porqué me sentía tan ansiosa, quizás era el hecho que Tom pronto llegaría a recogerme y no quería una gran lista de preguntas del porqué estoy parada al frente de la puerta de mi vecino.

Conseguí llamar un par de veces y esperé inquieta a ver esa cabellera azabache y encontrarme con esa mirada azulada que quizás en un par de momentos me ponía nerviosa. Pero nadie se dispuso a abrir esa puerta, absolutamente nadie salió de allí, suspire resignada y doble la prenda para meterla casi a la fuerza en mi bolso café.
Después podría devolverle la chaqueta.

Sus ojos ámbar se encontraron con los míos y me miró con el ceño fruncido.

—Haber si he entendido ¿No quieres que vaya contigo?

Suspire despacio volviendo a jugar con mis manos nerviosamente y dejé de caminar para poder tener una mejor visión de su rostro.

—No es eso, sólo no es necesario que vayas. Además comprare cosas de chicas.

No era cierto, no iría al centro comercial y tampoco compraría nada, pero no podía simplemente decirle a Tom que tenia intenciones de ir a ese viejo edificio donde habíamos ido ese viernes pasado. Drew me había comentado que normalmente pasaba el día allí, bueno de las veces que no gritaba, conseguía decirme algo importante acerca de él.

No recordaba mucho donde se encontraba pero tengo un vago recuerdo cuando Tom me llevó obligada, aunque supongo que si conseguía perderme, podría preguntarle a alguien.

—Halle, no me molesta acompañarte.

—Te aburrirás y yo solo quiero comprar tranquila.

Le sonreí casi como el gato de Alicia en el país de las maravillas. Tom a veces podía ser muy testarudo.

Ni yo comprendía porqué quería ir, pero simplemente mi idea había surgido en el transcurso del día y me debatí un montón de veces en sí sería correcto aparecerme allá.
Tenía curiosidad, como dicen la curiosidad mató al gato, en ese caso yo soy el gato y mi curiosidad es Drew.

—De acuerdo, ya entiendo. Si necesitas algo me llamas ¿Vale?—me dijo derrotado y me acercó hasta su pecho para envolverme con sus cálidos brazos, besó tranquilo mis labios y le dí paso a mi cavidad bucal en cuanto sentí su lengua pedir permiso para envolverse con la mía.

Sinceramente le amo, la verdad es que si y estaba tan segura que nunca podría alejarme de su lado, eso lo veía algo casi imposible.

Le di una cálida sonrisa en cuanto le pillé mirándome y volví a besar fugazmente sus labios para ir a tomar el autobús.

En cuanto subí al transporte, mis piernas se movieron hasta un asiento que daba a la ventana, deslicé mis auriculares hasta mis oídos para llenarme de la suave melodía que me hacía relajarme.

Bajé antes de desviarme de mi destino y maldije internamente al tener una mala memoria que daba pena, no recordaba exactamente donde se encontraba el viejo edificio, hasta que le vi, ahí las paredes sucias y viejas estaban frente  a mis ojos.
Entré decidida pero no vi ni siquiera un alma en el lugar, nadie que me dijera que estaba prohibido el ingreso o que quizás podría encontrar a Drew.

Hit Me © | Terminada |Where stories live. Discover now