Capítulo 4: 5 minutos 48 segundos

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Maite, que era muy maniática -quizá demasiado- insistió en que tendríamos que tardar como máximo 5 minutos y 48 segundos en ducharnos. Fuimos a los vestuarios y esperamos en pequeños grupos a que las duchas estuviesen libres. Yo entré en la segunda empezando por la izquierda. El agua estaba tibia y cambiaba de temperatura sin motivo. Era extraño, pero no quise darle importancia. El agua cada vez salía con menos presión por la cantidad de agua que corría por las tuberías hacia las demás duchas. Notaba el agua cada vez más caliente; empezaba a sentirme mareado. Intenté salir de la ducha, pero el calor había hecho que la puerta se dilatase y no podía abrirla. Probé a cerrar el grifo, pero el agua ya salía tan caliente que al tocar la llave me abrasé la mano. Con un grito de dolor aparté rápidamente la mano y empecé a golpear la puerta con todas mis fuerzas hasta que finalmente cedió. Me sequé con la toalla rápidamente y me vestí antes de salir del vestuario.

El pasillo estaba repleto de gente que esperaba para darse una ducha. Me dirigía ya hacia donde se encontraban las profesoras para contar lo que me había ocurrido cuando de repente Andrea salió a toda prisa del vestuario con cara de haber visto un fantasma y vociferando que Mónica había desaparecido.

- Tranquilízate y explícanoslo -pidió Carolina. Yo escuchaba de cerca.

- Mónica se metió en la ducha al lado de la mía, y cuando salí para vestirme -tragó saliva-, oí que alguien gritaba desde su ducha.

- Puede que fuese por el agua fría -trató de quitarle importancia-.

- No -negó; parecía realmente asustada- Cuando fui a ver qué ocurría, no había nadie en la ducha.

Todos escuchaban la conversación, alterados.

- Llamaré a sus padres, puede que se haya ido sin avisar. -la tranquilizó Maite.

No terminaba de convencerme y por la expresión de Andrea, tampoco ella se sentía más tranquila. Al parecer, los demás no le daban tanta importancia, pues siguieron en sus conversaciones como si no hubiese pasado nada. María seguía grabándolo todo con la cámara, me empezaba a poner de los nervios. Intentando ignorarlo, salí del pasillo repleto de gente.

El no InvitadoWhere stories live. Discover now