Capítulo 1: La llamada perdida de Mónica

4.8K 338 80
                                    

Era un sábado por la noche cuando acordamos entre todas las clases de 3º de secundaria hacer una acampada en el colegio. Todas las clases sumaban un total de 64 alumnos, de los cuales 28 no pudieron venir o por asuntos familiares, o porque no tenían permiso, y 6 estaban enfermos.

A las 20:00 ya estábamos todo allí; 30 alumnos con las respectivas tutoras: María, profesora de Matemáticas, Maite, profesora de Lengua y Carolina, profesora de Inglés.

Pasé a través de la oxidada verja azabache que daba entrada al patio del colegio. Atravesé la siguiente puerta que daba paso al polideportivo y vi a lo lejos a Mario, Manuel y Miguel. Dejé apresuradamente la mochila y el saco de dormir a un lado y me reuní con mis amigos.

- ¡Hola Dani! -saludó Manu.

- ¡Hola! -respondí para todos.

Hice un gesto señalando una hoja que colgaba en la pared, pero ya se dirigían hacia allí. Se podía leer desde lejos el titular: "HORARIO DE LA ACAMPADA". Sin rezagarme demasiado, los seguí.

 " 20:00 Acogida y tiempo libre.

21:30 Historias de terror.

22:20 Ducha por turnos.

22:30 Cena y tiempo libre.

00:00 Juegos nocturnos.

01:30 Buenas noches y dormir.

08:30 Desayuno.

10:00 Despedida."

Estábamos decidiendo qué hacer durante el tiempo libre cuando Andrea, Mónica y Celia se acercaron.

- ¿Os apetece echar un partido de voley?  -ideó Andrea.

- No tenemos bola -respondí encogiéndome de hombros.

- Se la pedimos a María -animó Mónica.

Sin esperar respuesta, Andrea y Mónica se encaminaron hacia el Centro Juvenil mientras Celia corría hacia las fuentes para beber un poco de agua. Esperé junto con los demás, escuchando la conversación desde afuera.

- ¿Y esa cámara? -preguntó Andrea a la profesora de Matemáticas, que grababa entusiasmada a un grupo de alumnos.

- Voy a grabarlo todo para colgarlo en la web del colegio -respondió.

- Bueno... ¿nos das un balón de voley? -preguntó Mónica.

Sin soltar la cámara, señaló un rincón donde había una gran caja de cartón. Fueron hacia allí y escogieron el mejor balón que pudieron encontrar. Salían ya del Centro Juvenil cuando comenzó a sonar un extraño tono de llamada en la Blackberry de Mónica: tenía una llamada perdida de un número desconocido.

- Mira, ha dejado un mensaje -indicó Andrea.

Lo escucharon todos en silencio. Sonaba como pequeñas gotas chocando con un ruido constante contra el suelo. El forcejeo de alguien intentando abrir una puerta. Un grito ahogado de una niña que pedía ayuda. Después... silencio.

Y de nuevo, un grito desgarrador con el que finalizaba el mensaje.

Durante unos minutos, todos nos miramos en silencio. Sólo la voz entrecortada de Andrea nos hizo reaccionar, aunque lo que dijo no era nada tranquilizador.

- Mónica... esa voz que pedía ayuda... -dijo, notando un sabor amargo en la boca- Era la tuya.

El no InvitadoWhere stories live. Discover now