Capítulo 10.

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—Lo siento —dijo entre dientes, bloqueando el balón e intentando de una manera mucho más controlada pasármelo bien—. Ashley me preguntó si tú y yo éramos una pareja.

Mi zapato de fútbol se enganchó en el césped y casi me caí. —¿Qué? —Recobré mi equilibrio y driblé un par de yardas mientras justin corrió hacia el arco—. ¿Tú yo? ¡Sí, claro! —Empujé el balón hacia arriba, en dirección a la cara de justin—. ¿La besaste?

Él frunció el seño y cabeceó el balón hacia la parte superior derecha de la red. Luego se dio la vuelta hacia mí, con las manos en las caderas. —¿Acabas de preguntarme si la besé?

Bajé el ritmo y me detuve en frente de él. —¿Lo hiciste?

Sus mejillas enrojecieron y mi estómago se tensó de consternación. ¿Fue esa una mirada culpable? —¡justin! ¿Por qué no me constaste que estabas saliendo con ella? Pensé que a nosotros nos unía el asunto de‖“no estamos en el mundo de la citas”,‖¿y luego me entero que estas saliendo con ella?

—No te mentí —protestó él—. Dije que no estaba saliendo con ella, y no lo estoy. No estoy saliendo con nadie.

—¿Pero la besaste?

—¿Por qué te importa?

—Por qué pensé que eras mi amigo, y los amigos nos se mienten los unos a los otros. Yo creí en ti porque pensé que eres como yo. No en citas. Nos reímos de la gente que se vuelve estúpida alrededor del sexo opuesto. ¿Todo eso era una mentira también?

—¡No! ¡No estoy saliendo con ella!

Crucé mis brazos sobre mi pecho, bien consciente de que él estaba evitando la cuestión más grande. —¿La besaste?

Él dio la vuelta lejos para ir a recuperar el balón de fútbol que aún estaba detrás del arco. —Ella me besó cuando nos íbamos —masculló—. No fue nada. Sólo de amigos. No le regresé el beso.

—¿Amigos? —¡Oh, Dios! Mi estomago estaba matándome y sentía un extraño zumbido en mis oídos—. ¡Tú no besas a alguien que sólo es tú amigo! ¿Qué clase de estúpido comentario es ese?

Agarró el balón y se volvió hacia mí, con el ceño fruncido en su rostro. —No es la misma clase de beso, confía en mí.

—¿Fue en los labios?

Sus mejillas se hicieron aún más rojas. —Ese no es el punto.

—Ese es el punto. —Marché hasta él y lo empujé en el pecho—. Si besas a una chica en los labios, eso no es un beso de amigos. Es un beso de coqueteo.

—No tiene porque serlo.

—¡Por supuesto que lo es!

Sus ojos se entrecerraron, y me di cuenta de que había ido demasiado lejos, montándolo sobre Ashley. ¡Vamos, Trsiha! ¡Cálmate!

Entonces de repente dejó caer el balón, puso sus manos sobre mis hombros, y me tiró hacia él. Antes de que supiera lo él hacía, dobló su cabeza y me besó.

En los labios.

Oh. Mi. Dios.

Sus labios eran suaves y calientes y él sabía como a pasta de dientes de menta, y mi estómago saltó como a una milla. Sus dedos estaban apretados sobre mis hombros y yo instintivamente agarré sus muñecas cuando él me besó otra vez, tan cuidadoso, tan suave, tan perfecto.

Él inclinó su cabeza, con su aliento caliente sobre mis labios. Un escalofrío bajo por mi espina y le regresé el beso. Así era como un beso se suponía que era. Fue increíble, perfecto e imponente y yo nunca, nunca, nunca olvidaré este momento.

Entonces de repente él se congeló y sus labios dejaron de moverse. Así que yo me congelé también.

Él terminó el beso y miró abajo hacia mí, sus manos todavía agarraban mis hombros, y sus ojos eran completamente intensos.

Aclaró su garganta. —¿Ves?

Mojé mis labios, intentando que mi cerebro comenzara a trabajar otra vez.—¿Ver qué? —¿Qué si me gustó? ¿Qué si este fue el mejor beso de la historia del mundo?

Tomó un aliento. Luego otro más. —Un chico y una chica pueden besarse en los labios y puede ser un beso de amigos. 

Parpadeé mientras sus palabras se clavaban dentro de mí. —¿Un beso de amigos?

—Sí. —Dejó caer sus manos de mis hombros y calmó el temblor de sus hombros—. ¿Ves? Nos besamos. No significa nada, porque nosotros solo somos amigos. —Me envió una mirada de soslayo—. ¿Verdad?

La depresión se instaló como una nube negra en mi mente cuando me di cuenta de lo que él quiso decir. Él me había besado para demostrar un punto. Para ganar un argumento.

¡Pero había sido tan perfecto! ¿Cómo pudo no haber significado nada? ¡Este había sido mi primer beso! ¡Se supone que los primeros besos son perfectos! ¡No se supone que ellos no signifiquen nada!

—¿Y? —Su voz sonaba un poco irregular—. ¿Puedes retirar tu comentario acerca de Ashley ahora?

Me distancie de él, luchando para traer mi mente otra vez. ¿Debería darle patadas en las espinillas? ¿Llorar? ¿Marcharme? —¡Tú no tienes ningún derecho para besarme!

Él frunció el ceño. —Este no fue esa clase de beso. Fue sólo un beso.

Sólo un beso. ¡Eso era horrible! Así que él no estuvo en mí cuando me besó, quiero decir realmente me besó, y obviamente él no había sentido ni la más leve chispa de nada.

Él no estuvo en mí.

Él no estuvo en mí. …

Mi garganta se apretó y repente mis ojos se volvieron completamente llorosos. ¡Ack! ¡No voy a permitir que me haga llorar! Bruscamente me liberé de él y giré lejos, parpadeando tan fuerte como pude. —Así que, si…‖así que‖ si‖Sara‖va‖a‖intentar‖superarme‖en‖el‖equipo‖universitario…yo‖tengo‖que,‖um…‖practicar…‖ realmente duro esta semana…‖porque, ya sabes, yo no quiero, que…‖ lo‖ haga‖¿sabes?- El balón era borroso, pero lo agarré y comencé a regresar al campo—. Así que, um…‖yo creo,‖ que, bueno, quizás, ¿podríamos comenzar a realizar ese

ejercicio otra vez?

Cuando él no contestó, me di vuelta. Él estaba de pie donde lo había dejado, con la expresión más extraña en su rostro mientras me miraba fijamente desde atrás. 

—¿Qué? —Dije bruscamente

—Asunto de amigos —dijo—. ¿Lo compras ahora?

—Oh, sí, claro. El beso lo aclara todo. Nada de magia. Lo que sea. ¿Podemos practicar ahora?

Durante un largo momento, pensé que no iba a contestar, luego él asintió y pareció ponerse en marcha otra vez. —Claro. Vamos a hacerlo —corrió delante de mí, golpeando rápidamente mi cola de caballo, y siguió corriendo.

Genial. Volvimos atrás a la relación de golpear mi cola de caballo. Esta era la base perfecta para otra semana de práctica.

Pero cuando levanté el balón, comencé a dudar seriamente de si podría tener otra semana de práctica junto a él, aún si era por el universitario.

Porque yo no podría seguir con aquel beso en mi mente.

The boyfriend gameOnde as histórias ganham vida. Descobre agora