Porque, a ver... Mi primer beso no era – Comienzo a enumerar posibles hipótesis – Tampoco es la primera vez, obviamente que un chico que llevo apenas semanas conociéndolo, me besa y por último no siento nada por él, además del afecto que le he cogido desde que somos amigos.

Llego a mi casa con mi mente revuelta pensando en todo lo que no paso y podría haber pasado o no sé.

***

- ¿¡Pueden dejar de ser tan empalagosos!? – Exclamo alterada – Creo que los prefería cuando estaban peleados, discutiendo o lo que sea

Fin de semana, lindo fin de semana para pasarlo relajada en tu casa mientras me actualizo con mis series favoritas que había dejado en el abandono desde hace varias semanas ya. Todo era lindo hasta que mi prima y mejor amigo tomaron la decisión de irrumpir mi tranquilidad, viniéndome a visitar; por lo tanto, la hora que ha pasado he escuchado nada más susurros, besos, risitas y por demás... En serio, es molesto.

¿La salida? Se canceló debido que a Carlos le dio una intoxicación estomacal. Tarde o temprano iba a pasar, ese chico come hasta piedras con salsa de tomate.

- Deja los celos, primita – Lanza un beso al aire – Muy bien te gustaría estar como estamos nosotros ¿Verdad, osito?

- ¿Osito? – Rompo en una carcajada estruendosa – Antes odiabas hasta que mencionara tu nombre y ahora dejas que te diga osito – Seco una lagrima falsa que salía por mi ojo.

- Amargada. Ya mejor dime que sucedió contigo y Daniel, desde ayer estas extrañas – Mi risa se corta de inmediato - ¡Aja! ¿Qué paso?

- Nada ¿Por qué debería ocurrir algo?

- Mhm, tu mirada te delata, Annie. Y además, estuviste evitándolo todo el día de ayer

- El pobre chico estuvo preocupado en toda la clase de biología, sumido en sus pensamientos – Interviene Tomás, masajeando la nuca de mi prima

- Yo... Solo – Balbuceo, evitando mirarlos a la cara ¿Por qué me da pena comentar esto?

- ¡Buenas! Llego la que extrañaban – Salvada por la campana, giro mi cabeza para encontrarme con mi tía Carmen, entrando eufórica a la casa – Hola Annie – Besa mi mejilla y las de la parejita – Chicos ¿Qué hacen en casa un sábado?

- Sabes cómo es tu sobrina, Carmen. Llegaste en el momento justo, tu preciada Annie tiene algo que contarnos – Me observa inquisidora.

- ¿No puedes simplemente dejarlo pasar y ya? – Resoplo mientras me hundo en el sofá.

- Oh no, señorita. Tu actitud solo me hace pensar en una cosa

- ¡Carmen! ¿Qué haces acá? – Pregunta mi mamá al entrar a la sala.

- Vine por mi sobrina y ahora sus amigos. Necesitamos un día de chicas y así me cuenta que es lo que le sucede últimamente – No otra vez, por favor. Al parecer papá fue diciendo a voz populi que yo, según él, estaba mal. Suele ser muy exagerado el hombre, peor que mi madre en ocasiones.

- No creas que te llevaras a mi hija, no otra vez – Ríe cínica – Sus salidas quedaron limitadas a estar vigiladas por mi presencia o la de Ignacio

- ¿Aún no lo superas, cuñada? Es hora de dejar ir el pasado

- Marcaste a mi hija de por vida ¿Crees que se me va a olvidar?

- Solo cumplí los deseos de la niña, además le quedo bonito – Me dedica una mirada cómplice mientras le sonrío divertida.

- Le quejo justo a la medida – Dice Tomás, sonriendo pícaramente.

Esta soy yoWhere stories live. Discover now