Como Cuando Sueñas Con Elefantes

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Aún no es verano,pero falta poco, aunque eso no es de suma importancia para mi, pues de todos modos, esté donde esté, todo el año me parece verano, un caluroso y desértico verano.
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-Estoy terminando bachiller, y tengo claro que voy a estudiar en la universidad. Sabes que, digas lo que digas, no voy a cambiar de opinión.
- Y no quiero que cambies de opinión, conocer a personas de otros sitios, sus culturas... Está bien, pero, irte tan lejos...
-Fran, no pasa nada.
-Ya. ¿Te has despedido de tus padres?
- Claro. En fin, te echare de menos, no lo olvides, ¿vale?
El asintió tristemente, mirando el suelo.

Esa fué una de mis despedidas más tristes. Fran, mi mejor amigo, con el que pasé toda mi infancia, con el que casi rompo nuestra amistad por incultos que no saben apreciarla, con el, que me enseñó casi más que mis propios padres, a ser una mujer fuerte y valiente y a ser como soy. Pero ya tomé una decisión y no pienso desperdiciarla.

- ¿Estás bien, cariño?- Dice mi padre mientras me subo al coche.
- ¿Tú lo estás?
- Hombre, te vas, te vas lejos. No, no mucho, pero, me alegro por ti y...
- Pues si tú no lo estás, imagínate yo, yo me voy lejos, pero vosotros os quedáis cerca.

Pasamos el resto del camino en silencio, hasta llegar al aeropuerto.
- Adiós.
- Adiós.
Su mirada era triste, y la mía también. Miro la hora y me doy cuenta de que faltan 30 minutos para que despegue el avión.
- Te quiero papá.- Le digo abrazándole fuerte.
- Yo también me quiero. - Dice soltando una carcajada.- Pero más a ti, Clara.

Me voy corriendo, saludándole con la mano que no esta ocupada por mi maleta, corro hasta dejar de verle la sombra.
Hasta dejar de sentir su presencia.