2. Quizás tengas razón.

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Lea bajó la cabeza, triste y cansada de todo aquello. Deseó poder traerlo de vuelta, a él y a cada uno que hubiera muerto en la tierra, pero eso era imposible para ella y para el Universo que tanto había odiado que ella volviera.

—el quería ser diferente, creo. No lo sabemos porque le tiramos un edificio encima mientras peleábamos.

—no es exactamente la culpa de ustedes...— Lea se atrevió a hablar, pero Tony saltó.

—claro que lo es, nosotros provocamos aquella batalla, hicimos que Sokovia fuera una zona de guerra.— Tony elevó el tono de voz.

—nada de eso hubiera sucedido sino fuera por tu obsesión de crear a Ultron— susurró ella con lágrimas en los ojos —, y hasta el Universo me advirtió— miró levemente a Steve antes de seguir —. No sé si estos Acuerdos son lo mejor para el mundo, pero estoy segura de que todos tenemos que redimirnos por lo que alguna vez hicimos.

Todos guardaron silencio por varios segundos, hasta que Tony volvió a interrumpirlo, un poco molesto por el comentario de la joven.

—de cualquier forma, acepto— dijo de brazos cruzados —. Si no podemos aceptar limitaciones, si no tenemos fronteras, no somos mejores que los malos.— continuó hablando hacia el resto.

—Tony, si alguien muere cuando estás a cargo, no hay que rendirse.— Steve argumentó.

—¿quién dijo rendirnos?— el morocho levantó los hombros.

—lo hacemos si asumimos la responsabilidad de nuestros actos. Este documento sólo transfiere la culpa.

—lo siento, Steve— Rhodey comenzó, sentado cerca de él ahora —. Eso es peligrosamente arrogante, estamos hablando de las Naciones Unidas. No es el concejal, ni Shield, ni Hydra...

—está dirigida por gente con prioridades y esas prioridades cambian.

—ahí está el problema, ellos mismos podrían querernos muertos durante la mañana, y nosotros no podríamos decir nada.— Lea casi gritó.

—eso no va a ocurrir. Estoy acá para aclarar las cosas.— Stark respondió.

—Tony, si firmamos esto, renunciamos a nuestro derecho de elección— Natasha lo observó a Steve hablar —¿qué pasa si nos mandan a un lugar donde pensábamos que no deberíamos ir? ¿y si hay un lugar donde necesitamos ir y no nos dejan? Quizás no seamos perfectos, pero es más seguro decidir nosotros.

—sino lo hacemos ahora después nos lo van a imponer. Es la realidad, no va a ser agradable.

—van a venir por mi.— Wanda comentó, un poco deprimida.

—vamos a protegerte.— Visión susurró mirándola fijamente.

—quizás Tony tiene razón— Natasha habló, y todos la observaron —. Si tenemos una mano en el volante podemos manejar, si nos la sacan...

—¿esta es la misma Natasha que mandó al diablo al gobernador hace unos años?— Sam habló incrédulo.

—sólo estoy tanteando el terreno— volvió su vista a Steve —. Cometimos algunos errores muy públicos, necesitamos volver a ganar su confianza.

—espera, perdón, ¿te escuché mal? ¿o estás de acuerdo conmigo?— Stark se acercó a ella.

—ahora quiero retractarme.— Lea bajó los pies del sillón mientras Steve recibía un mensaje.

—no, no podes retractarte.

—gracias, sin precedentes.— él comenzó a leerlo, cambiando levemente la expresión en su cara.

—bueno, caso cerrado. Gané.

—me tengo que ir.— dijo Steve tirando los Acuerdos contra la mesa y levantándose precipitadamente.

Caminó fuera del lugar mientras todos lo observaban irse. Lea inspiró fuertemente antes de levantarse de la silla y acercarse a Tony Stark.

—Tony, quizás tengas razón, quizás sea la única manera de detener las guerras, pero ahora sólo lo estás empeorando.

—creí que ibas a estar de mi lado, no que ibas a hacer comentarios fuera de lugar.

—eso intento, pero tengo mis argumentos, y no es tan simple elegir cuando Steve me necesita.— Tony rió irónicamente.

—lo único que él necesita es darse cuenta de la realidad. Lo sabes perfectamente, el Universo te envío para esto, para detenernos, ahora es el momento, Lea. Vas a cumplir lo que estabas esperando.

Lea lo miró a los ojos unos segundos, un poco molesta.

—pero ya no soy su Hija, ya no le obedezco más.

—necesito que estés de algún lado.— casi gritó.

—es difícil seguirte cuando mi corazón quiere ayudar a Steve.

Comenzó a caminar fuera del lugar, siguiendo el camino que había hecho Steve Rogers hasta las escaleras.

Lo encontró al final de ésta, con una mano en la cabeza. Se acercó y lo abrazó desde atrás, sintiendo como lloraba despacio.

—¿podrías... podrías venir conmigo?— preguntó, tomando el rostro de la joven entre sus manos.

—¿a dónde?

—Londres.— Lea juntó levemente sus cejas.

—no quiero verte llorar...— susurró.

—lo sé, perdón. Pero necesito que me acompañes. 

—claro.— susurró para luego presionar sus labios levemente.

Él la abrazó, Lea podía notar como él había parecido perder sus ganas de seguir defendiendo su postura.

Y en parte se tranquilizó, porque sabía que así, Steve todavía no sabría lo que ella realmente pensaba.

Daughter Of The War. [Steve Rogers]Where stories live. Discover now