Capítulo 5

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Capítulo 5

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Capítulo 5


Observaste la lápida que se encontraba frente a ti, justo a tus pies  y no pudiste creer lo que tus ojos leían. Aún sentías el sabor amargo del café en tu paladar, el sueño pensando en tu cansada espalda, pero sabías que esas eran sensaciones pasajeras, el sabor del café sería sustituido por el almuerzo del día siguiente, y tu espalda estaría mejor luego de un largo descansado, pero el nudo en tu estómago, el vacío en tu pecho no sería cambiado por nada.

La noticia había sido bastante abrupta, y si no fuera por haber ido a ese viejo restaurante nunca te hubieras enterado. Era increíble cuanto tiempo había pasado, casi 25 años desde la última vez que viste a tu...a esa mujer orgullosa, esa mujer que te hizo perder la cabeza en más de una ocasión, esa que te hizo perder tu orgullo, esa que amaste con tanta intensidad, endureciste la mandíbula y pasaste tu mano por tu corto cabello, peinándolo.

Había sido casualidad llegar a ese lugar, a ese viejo restaurante italiano que había sido el lugar de vuestra primera cita, te habías detenido casi por instinto al oler la irreconocible pasta de María, la anciana proveniente de Nápoles, que les había cogido cariño a ambos, y esa señora estaba entre los recuerdos más especiales que guardabas de esa mujer orgullosa, había sido la primera vez que la veías tan relajada, incluso ese día se veía más joven. 

Pensaste en comerte esa pasta de nuevo, esa pasta boloñesa que tanto ella amaba, cuando entraste y pediste ver a María, ella te reconoció, te saludo con un efusivo abrazo y te cogió de los cachetes, los años habían hecho mella en ella, al igual que en ti, pero seguía manteniendo su espíritu y eso lo comprobaste en todo el almuerzo, ella te había preguntado sobre tu esposa y si tenías hijos, le contestaste feliz y dijiste que sí, que si tenías tres hermosos hijos ya mayores, y tu esposa andaba muy bien, pero te detuviste al comprobar algo.

Tenías muchos años que no veías a María, y ella te había preguntado por tu boda como si ya lo supiera todo. No pudiste aguantar a preguntarle lo que en tu cabeza había empezado a martillar.

—María, ¿Cómo sabes que me case? —Ella te sonrió, pero esta vez sus ojos castaños fueron perdiendo su brillo y su sonrisa se había tornado triste de improvisto.

—Esa chica, la tua bella, vino hace algunos años, le pregunté por ti, si por fin ella había bajado esas defensas que tenía, pero dijo que no, que los vuestro nunca tuvo un futuro. Me dijo que te habías casado, y formado una familia. Me alegré mucho por ti, caro fligio, eres molto bello —Algo dentro de ti palpito con furia al tener esa noticia de la mujer orgullosa, hacía muchos años que no sabías de ella.

—Ella... ¿Cómo la viste, María? ¿Rehízo su vida? —La mirada que te dio María no te gusto en nada y sentiste un mal presentimiento al verla esquivar tu mirada.

Mujer Orgullosa©Where stories live. Discover now