Capitulo 3- La tempestad

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CAPITULO 3

La Tempestad

Pero volvamos al barco y al momento en que caí sobre el portón que servía de rejilla de ventilación a los esclavos negros, allí estaba yo desangrándome y moribundo, cuando desde abajo una mano me asió con fuerza pero con delicadeza sin dejarme proseguir en la huida de mis asesinos. Era Nou que a través de las rejillas de su encierro había presenciado toda la escena, y ahora me sujetaba con fuerza mientras sus compañeros intentaban romper el entramado de madera sobre el que me encontraba.

En la cubierta todo era confuso y caótico, pues a la borrachera de mi familia y del resto de la tripulación que se había apuntado a la improvisada fiesta, había que añadir una tremenda tormenta que se había desencadenado de improviso como suele ocurrir en esas latitudes. 

Mientras los compañeros de Nou habían conseguido abrir una brecha en la rejilla de madera por la que me bajaron e inmediatamente fui atendido por uno de los negros que tenía fama entre los suyos de curandero, y tenía y llevaba con él una serie de pócimas y ungüentos para paliar o mejorar a sus compañeros cuando estos caían enfermos. Dentro de mi aturdimiento y desconcierto, noté que el tratamiento que sin duda me estaba aplicando, estaba produciendo un efecto cuando menos, si no curativo, si beneficioso sobre mi estado general, prueba de ello es que empezaba a sentir dolor, cosa que hasta entonces no había ocurrido, y también sensaciones de náuseas y pérdida de mis sentidos, que antes quizás por ese sentido de supervivencia mencionado anteriormente, no me había ocurrido. Finalmente me desmayé y desperté después de un tiempo indeterminado en una playa, tumbado en la arena y arropado por unos trozos de velas. A mi alrededor estaban esparcidos muchos restos del bergantín donde habíamos convivido y navegado hacia Cuba, también se divisaban una serie de cuerpos inertes flotando en las aguas próximas a la orilla. 

Me encontraba intentando recordar como había llegado a esa situación cuando vi. llegar a Nou cargado con una serie de artículos que parecía haber estado recogiendo de los alrededores.

Me saludó con afecto y después de descargar todo lo que llevaba junto a nosotros, me empezó a contar lo que había sucedido. 

-Durante la tormenta y mientras la tripulación y su familia estaban medio inconscientes debido a la enorme borrachera que tenían todos, Ud. fue atendido y curado por mi compañero el hechicero de la tribu. Mientras el resto de mis compañeros, trataban desesperadamente de liberarse de las cadenas que los tenían sujetos por los tobillos a un cable que recorría el fondo de la estancia donde les tenían prisioneros. - 

-La tormenta arreciaba y el barco casi sin gobierno daba saltos de un lado a otro, hasta que en uno de los pantocazos fue desarbolado, cayendo sobre su casco el palo mayor, y siendo dañado de forma considerable el trinquete, que gracias a que no llevaba desplegado todo su velamen, resistió algo más de tiempo, rompiéndose a dos tercios de su altura y cayendo también sobre la cubierta. Mientras los pocos marineros que permanecían más o menos serenos, intentaban mantener el barco aprobado a las olas, y descargar de la nave a hachazos los restos del aparejo caído.-  

-La tormenta desapareció tan rápidamente como había llegado, dando paso a una mar relativamente normal, aunque con grandes olas debidas "al mar de fondo" dejado por la tempestad, esto mantenía ocupada a la tripulación que aún no había caído al mar, lo que permitió que nadie se ocupará de nosotros, que al final habíamos conseguido soltar el cable que nos mantenía unidos, aunque seguíamos con los grilletes de los pies.- 

-Su familia y el resto de los marineros, cuando despertaron de su letargo, empezaron a buscarle a Ud. por cubierta y entendieron que debió de caer al mar con la tormenta, por lo que se dedicaron a intentar salvar lo que quedaba del bergantín. Al no conseguirlo decidieron buscar ayuda en la costa cercana, que según decía el capitán estaba a menos de 60 millas de nosotros. Para ello lanzaron al mar un pequeño bote auxiliar con capacidad para 8 personas, que ocuparon sus tres familiares, el capitán, el segundo oficial y tres marineros, el bote disponía de un pequeño mástil y una vela, con la que se proponían llegar en menos de dos días a la costa, y según dijeron traerían rápidamente ayuda a nuestro barco.

-La tripulación quedó al mando de un joven primer oficial vasco, que se afanó en conseguir un "aparejo de fortuna", que permitiera a los restos de la nave, aguantar durante ese tiempo. Bajaron a hacer una comprobación rutinaria a la bodega donde nos encontrábamos, y como estábamos preparados para ello no descubrieron nada que les hiciese sospechar que habíamos conseguido soltarnos del cable. 

-Pasaron tres días y cuando los prisioneros ya estábamos preparados para salir y luchar por nuestra libertad contra los marineros que habían quedado en la nave, volvió a desencadenarse una nueva tormenta, más fuerte si cabe que la anterior. El bergantín luchaba con su aparejo de fortuna contra ella, pero no conseguía mantener el rumbo y se cruzaba a la mar, por lo que cuando la quilla de la nave chocó con estruendo sobre unos bajos, la mayor parte de la marinería y de mis compañeros saltaron al agua, esta fue una decisión muy equivocada puesto que las olas destrozaron a la mayoría contra el propio casco ó las rocas. 

-Yo permanecí en el barco con Ud. ,el hechicero y cinco hombres más y esto nos salvó, pues aunque el casco estaba casi destrozado, aguantó lo suficiente como para esperar a que el mar calmara y pudiésemos con trozos del barco construir una balsa en la que montamos nosotros y le colocamos a Ud. consiguiendo de esta forma y no sin dificultad, llegar hasta el lugar donde nos encontramos. Tuve la precaución de recoger de la nave, algunos víveres, agua, herramientas y todo lo que consideré podía sernos de utilidad. Ud. aunque seguía inconsciente, se notaba que estaba respondiendo perfectamente al tratamiento que le aplicaba mi hechicero, pues su color y aspecto fue mejorando por momentos, hasta que ahora por fin, le he encontrado despierto.

Mensaje en una BotellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora