A JUAN

12 1 0
                                    

Toda mi vida me había sentido una ambulante entre el mar de caras falsas que siempre me rodearon; sonriendo, actuando, comportándome como se supone que debe ser, una veces por costumbre, otras por hacer feliz a alguien y otras simplemente para probar de esa felicidad que muchos describen, escondiendo mi yo, escondiendo esa chica medio tonta y vivaz, escondiendo la oscuridad en la que tanto adoré estar.

No negaré que sentí amar a alguien, no negaré que fui feliz en brazos de alguien, pero tampoco puedo negar que a la final solo eran sombras que danzaron conmigo en medio de mi oscuridad, algunas de esas sombras se fueron por su propia cuenta y otras simplemente las saqué de mi oscuridad por su propio bien. Me acostumbre a simplemente bagar entre la nada del todo que siempre te dice que si demuestras ser diferente serás tachada de subversiva de la vida, pero esa nada se encarga de asfixiarte lenta y dolorosamente.

Aparentar ser quien no eres termina por agotarte física y mental mente  y en uno de mis arranques por huir y estar conmigo decidí no encajar más, me revelé y pagué las consecuencias, y fue más cruel de lo que jamás creí, fue como el águila que arranca sus propias alas y destroza su pico para renovarse y volar más alto; de repente me encontraba sola, solo unos amigos quedaron y decidí que si alguien entraría en mi vida sería para quedarse, decidí que no me dejaría deslumbrar por una linda sonrisa o por las tonterías que las mujeres comunes siempre quieren, quería alguien único, quería alguien que al fin me viera a mi y no a lo que mi cuerpo pudiera brindarle, quería a alguien que me distinguiera en cualquier lugar.

Fueron muchas las veces que escribí a ese hombre imaginario imperfectamente perfecto para mi, le escribí sin saber si siquiera había nacido, le escribí a ese hombre rogándole que me encontrara de la manera más estúpida pero que lo hiciera, le escribí suplicándole que me encontrara. De alguna manera sabía que existía, de alguna manera podía sentirlo respirar, de alguna manera sabía que me encontraría, de alguna manera fantástica mi corazón le reconocería y sabía que el precio que pagaría al encontrarle sería ese mismo corazón que, sin saber cómo, lo reconocería.

Y entonces un día cualquiera, sin esperarlo al menos (tal como creí), ahí estabas. Sólo me bastó un instante para saber que me cambiarías la vida, bastó un instante para que algo en mi hiciera ¡clic!, bastó un solo instante para saber que querría tenerte de alguna manera en mi vida.

Eres la imperfección más perfecta para mi, me has hecho sentir el amor más puro y la rabia más irracional, me has hecho la mujer más triste y más feliz de todas, pero eres el único capaz de hacer que mi corazón lata con tanta velocidad, eres el único capaz de hacerme reír aún en los momentos más agrios,  eres el único con quien puedo ser yo sin temor a no ser suficiente, eres el único que con solo mirarme a los ojos me hace saber que todo estará bien y que sin importar qué pase no me soltará, eres mi amigo, mi confidente, mi amante, mi refugio, mi casa, mi mejor opción, mi amor y aún cuando no tengo la certeza de cuanto tiempo tengamos, no me arrepentiré de ninguno de los instantes que le has regalado a mis días contados.

Gracias por amarme... 


LECTURAS RÁPIDAS SENTIMIENTOS CLAROSWhere stories live. Discover now