00 - Gwendolyn Harris

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| Gwendolyn | New York City, 00:32 horas.

—Ya sabes, el mundo es una mierda.

Una risa se escapa de mi boca, mi mano rápidamente la cubre. Fue un accidente, no me esperaba esa respuesta por su parte por mi pregunta. Mi risa sonó reprimida pero eso no evitó que Alex se le contagiara y soltara una pequeña, pero adorable, risa. Mi sonrisa se queda detrás de los huecos que mi mano hace entre mis dedos. Bajo mi mano devuelta a su lugar.

—Nuestro mundo es una mierda, Alex — Replico, haciendo referencia a nosotros dos. El bufa, captando mi mensaje. Pateo una piedra del suelo, y giramos en una esquina. La esquina que da con su departamento al final de la calle. La brisa nos cubre, haciendo que mi cabello suelto vuele hacía atrás, y mis brazos sientan una onda de frío. A pesar de que traía una sudadera grande, parecía no ser suficiente.

Son al menos las doce de la madrugada, la ciudad está desolada a estas altas horas de la noche. Escapé de casa, ya llevaba un tiempo haciéndolo. Mis padres jamás se dieron cuenta, pero claro, no es como si se dieran cuenta de lo que me pasa diariamente, de todas maneras. Abrir ventana, saltar al árbol que da con el tejado, bajar escalando y adiós Gwen de su casita querida.

Al principio, claro, me atemorizaba hacer. No me preocupaba por escapar de casa, me preocupaba lo que haría al hacerlo. Sentía que mis padres se darían cuenta, que llamarían a la policía,..no sé, algo.

A la tercera vez, supe que nada de eso pasaría. Por eso, ahora escapo, de cierto modo, con cinismo. Sin miedo, pudor,...nada. Gracias a arriesgarme, supe que mis padres no se preocupaban tanto por mi, como yo pensaba. Alex me desvendó los ojos, Alex me hizo darme cuenta, que ni el apoyo de mis padres contaba. No con el suficiente, al menos.

Caminamos por la acera, los faroles de luz naranja que nos alumbran el camino, luce tenebroso. La escena de esta ciudad en la noche, desolada y con esos estúpidos faroles de mierda, era aterradora.

—Te equivocas, Gwen: El mundo en general, es una mierda. No importa si es mi mundo, el tuyo, el de Dios, el del diablo o hasta el de ese Peter Pan; El mundo es una mierda. Siempre hay algo que se arruina, que se desmorona o que se destruye.

Me quedo callada, sin saber qué responder. Reflexiono sus palabras, y una parte de mi sabe que tiene razón. Una grande parte, en realidad. La vida te golpea, te ofrece una mano, en el transcurso de levantarse todo parece estar bien, hay esperanza, pero al terminar de levantarte, la vida de nuevo te sorprende con una patada en el estómago que te tira, otra vez. Y para el colmo, te noquea con una patada en la cabeza.

—Ó, siempre hay alguien que la arruina, Alex. Todo pasa por alguien; nuestros problemas, nuestra felicidad, las buenas noticias,...siempre hay alguien que se encarga de que esas cosas se hagan posibles,...directamente, o no.

Pero, de todas formas...

Sí, la vida es una mierda. Al menos la mía. No sufro de pobreza, ni de baja autoestima (ya no), ni de bullying, ni depresión. Solo sufro del rechazo de las personas. Al parecer, no soy suficiente. No soy tomada en cuenta, no soy tomada en serio, soy un chiste, no soy alguien. Pero, a mi me importa lo que a ti te importa que una manzana caiga de un árbol. Exactamente, nada.

Con el transcurso de los años, aprendí que yo solo me necesito. Yo, yo y yo. Yo primero, tu segundo, yo al principio, tu al final, yo antes, tu después. Primero soy yo, antes que alguien más. Debo admitir, que eso me ha convertido en egoísta y altanera. Me siento segura de mi misma, por mis propios méritos. No necesité de terapias, abrazos o palabras de ánimo. Yo misma creé mi propia fortaleza, y mi debilidad, no existe.

My World | Peter Pan | Robbie Kay CANCELADAWhere stories live. Discover now