Capítulo 9

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Cerró el portón para luego, comenzar a caminar sobre la acera. Agradeció con todo su corazón que los amigos de Harry, y especialmente Harry no estuvieran por allí. Sin embargo un auto, la cual iba junto a él, bajó la ventanilla dejando ver una mujer.

—¡Louis! —llamó. Y él volteó—. ¿Quieres qué te lleve?

Negó con la cabeza. Sería un poco... absurdo.

—No... gracias, Anne —sonrió—. La preparatoria sólo queda a dos cuadras de aquí.

Ella asintió con una mueca.

—¡Ah! —recordó algo—. Gracias por lo de anoche. Fue muy amable de tu parte.

Anne frunció el ceño. Se la veía confundida.

—¿De qué hablas, cariño? 

—De... —frunció las cejas—. Harry ha traído una bandeja con comida ayer en la anoche de parte de...

—¿Mía?

—Claro —asintió—. Me ha dicho que era de tu parte, por eso quería agrad-

—No... quiero decir, anoche no he estado en mi casa. Estuve trabajando hasta tarde... y Harry ha quedado solo en casa —dijo—. Él suele preparar su propia comida. Lo siento, pero no te mandado nada.

Louis se desconcertó.

—Oh... bueno, Harry...

Anne sonrió.

—Habrá sido de parte de Harry, entonces.

¿Por qué?

¿Por qué no sólo dijo qué era de parte de él, y ya? ¿Cuál era el problema?

Estaba bastante confundido, y desconcertado por causa de aquél motivo. El rizado mintió con respecto a que la bandeja de comida no era de parte de su mamá, sino de él.

Harry cocinó para darle a Louis, y a su mamá.

—¿Louis?

Levantó su rostro, y la miró.

—¿Qué...?

—Es buen chico, cuando quiere —le dijo Anne, refiriéndose a Harry. Que al parecer pareció haberse dado cuenta de la confusión de Louis por la situación.—. Sólo está... muy mal por dentro. Me matará si me oye hablando de él de esta forma, pero me gustaría que vieras cómo realmente es Harry. Sé que hace comentarios ofensivos respecto a tu vida, y lo siento. No es porque quiere, sino... por lo que se ha transformado a través de los años —le habló, de una manera tranquila.

Louis pareció un poco conmovido, y asintió.

—De acuerdo... está bien —dijo—. Me... me debo ir.

Ella asintió.

Y Louis comenzó a caminar lejos del auto. No obstante, Anne llamó nuevamente.

—¡Louis!

Él volteó alzando sus cejas, esperando que la mujer hablara.

—No me des las gracias a mí. Dale las gracias a Harry que ha cocinado para ti —dijo, y sonrió.

El castaño asintió.

Sí... eso iba a hacer. Aunque no quería dirigirle ninguna que otra palabra a Harry, jamás. Pero por esto iba a hacerlo, debía en realidad. Aquél día estaba muriendo de hambre, y la verdad que el rizado lo había salvado de aquél momento.

La parte horrible era que, iba a hacerlo en la preparatoria.

No podría ir hasta la casa, no de nuevo.

THE HOUSE OF LOUIS | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora