El chape

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     Durante esos veintiún días, sentí el ensimismamiento, concentrándome en mis pensamientos, aislandome del mundo exterior. Sentía ansiedad y la epinefrina por volver a ver a Singin.

Sin embargo el cariño por Antoine y el ojiverde era equiparable. Pero al parecer a los dos le gusta el teatro dramático. Son incapaces de doblarse o torcerse para evitar el melodrama.

Y aquí estaba en un punto de inflexión, tratandome la voz con una infusión de hiervas y miel, quería estar lista para mi próximo programa radial.

Después de unas horas llegué a la estación de radio. Colgué la chaqueta de cuero en el perchero del baño y me quité mis tacones altos para estar mas cómoda. Me sentí mucho mas nerviosa que lo habitual.

Esperé media hora hasta que el sonidista me diga que el programa ya estaba por empezar. De pronto apareció Antoine y me hizo señas a través del cristal. Se sentó del otro lado y lanzó un suspiro de incertidumbre.

Sabía que quería explicarme cosas, pero su vergüenza era evidente. Pero optó por la distancia. Aparté la vista del vidrio y me acomodé mi pollera de lanilla gris. El sonidista levanta un dedo y me indica que pronto estaré al aire.

(Suena la música de introducción)

—¡Muy buenas noches mis queridos oyentes! Esto es «Dímelo a la cara», 106.6 FM Radio del mar. Soy Kim y estoy aquí para escucharlos.

Hoy es una noche fría, la temperatura es de 5 grados celsius y hay un cinco por ciento de humedad.

Amores míos, quiero que marquen al 4611-7373. Esta noche esta helada, pero quiero calor y necesito fuego.

Quiero que la noche se encienda, estoy caliente esperando oir sus sensuales voces. Necesito que usted que está del otro lado, seas valiente y me llames.

¡Hola! Estás en el aire.

Buenas noches Kim, soy la famosa Etelvina y vengo a denunciar a Helenita, la dueña de Foto studio Lafayette...

Eres bienvenida mi querida Etelvina.

Muchas gracias Kim.

Voy a hacer un pequeño resumen para mis oyentes: Hace unas semanas llamó una señora llamada Helenita, diciendo que el marido había sido contratado como fotógrafo, para la fiesta de divorcio de Etelvina y la cosa es que... Copita va, copita viene, la reunión tuvo resultados sexuales.

Qué cosa, pero no estoy aquí para juzgar a nadie —respondí.

Perdón, ¿estás bien? agregó con ironía.

Bueno, es lo que dijo Helena... Pero siéntete cómoda para contarnos tu versión de los hechos.

Primero tengo que decir que no tengo sesenta y cinco años —dijo con la voz entrecortada.

¡Relájate mujer! ¿Cuál es tu verdadera edad?

Yo tengo cincuenta y nueve —respondió con una risita malévola.

Perfecto Etelvina, sigue contando que te oigo fuerte y claro.

Esta mujer es una pobrecita, mentalmente inacabada. No se dá cuenta de que se casó con un hombre que todavía no me pudo olvidar...

¿Por qué Etelvina? ¿Por qué te agregó edad? ¿Por qué sos inolvidable?

Porque esa vieja es una atrevida — masculló —. Ella es una A- tre- vi- da.

𝙎𝙤𝙮 𝙡𝙖 𝙫𝙤𝙯Where stories live. Discover now